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El interior del camión era cálido y cómodo. Ushijima agradeció esto con toda su alma al momento que sus cansados huesos fueron a dar contra el mullido asiento del pasajero.

—¿En serio estás bien? Nos podemos desviar hacia algún hospital o algo.

—No, no hace falta.- Ushijima se giró para mirar mejor a su salvador. Realmente era completamente distinto a lo que hubiera esperado. Ni siquiera vestía como un camionero, llevaba unas botas Timberland, unos jeans apretados y una camiseta blanca con diseños urbanos. La gorra iba al revés sobre su cabeza, asegurándose de que sus cabellos, para nada cortos, no le cayeran en la frente. Conducía bien, con seguridad, como si llevara toda su vida frente al volante de aquel vehículo, sin embargo lucía fuera de lugar, como si aquel chico perteneciera a otras esferas completamente distintas.

El silencio se volvió incomodo rápidamente. Al menos para Ushijima, que no sabía qué hacer. Su mente era un desastre, había pasado por demasiadas emociones fuertes en menos de cinco horas. Su cuerpo estaba cansado y adolorido, pero la sensación de aventura que se iba instalando lentamente en él, le impedía dormirse.

Agarró su teléfono solo para constatar, frustrado, que ya no tenía batería. Algo lógico, cuando se había pasado estúpidamente las últimas dos horas jugando y escuchando música al darse cuenta de que no tenía señal.

—Rayos...

El chico a su lado se giró brevemente a mirarlo.

—¿Está muerto? ¿Necesitas llamar a alguien?

—Sí, pero está bien, cuando hagas alguna parada buscaré un teléfono público para llamar.

—Solo toma el mío.- se sacó el móvil del bolsillo y se lo extendió. Ushijima lo tomó, incluso antes de pensar bien lo que hacía. Aquel era el último modelo de iPhone. A Ushijima le encantaría tener uno, pero no era algo que él, en su humilde condición de estudiante universitario extranjero autofinanciado, se pudiera permitir.

—Ah...sí. Gracias.- Ushijima desbloqueó el teléfono descubriendo un fondo de pantalla que le llamó mucho la atención. Era aquel chico, sí, el que estaba junto a él conduciendo un camión en el medio de la nada. Pero en aquella foto lucía muy distinto, su cabello perfectamente peinado hacia tras, llevaba un traje, a pesar de no tener puesta la chaqueta, una copa en la mano y estaba abrazando a un chico que sonreía sensualmente junto a él, también vestido elegantemente, tal vez demasiado.

—Ese es mi mejor amigo.- sintió su voz y se giró solo para encontrarse con aquellos grandes ojos mirándolo fijamente. —Es bastante pegajoso pero es un buen chico.- retiró una de sus manos del volante y rozó el icono del marcador para dejar a Ushijima frente a la pantalla de números. —Haz tu llamada.

—Claro...- Ushijima se sintió algo nervioso al ver que el chico se percató de que miraba insistentemente la imagen. Así que no dijo nada más y marcó un número que conocía de memoria. Se puso el teléfono al oído.

—Sí... ¿Quién es?- escuchó una voz somnolienta del otro lado de la línea.

—Semi, soy yo.

—¿Ushijima-san?... no... no vi tu número. ¿Qué sucede?

—No estoy usando mi teléfono. Solo quería saber si estabas en casa. Quiero decir, si no estás de viaje o algo así.

—No, estoy en casa, si estuviera de viaje hubiera puesto algo en Instagram o Twitter.

—Oh, es cierto. -Ushijima rió nerviosamente. No estaba seguro de si debería contarle a Semi lo que había sucedido. —Era para pasar a visitarte. Resulta que estoy cerca.

—¿De Seattle?

—Sí. ¿Puedo?

-—supuesto que pueden venir. Hace tiempo que no nos vemos.

—No, Semi-kun, solo voy yo. Oikawa...- le resultaba un poco amargo pronunciar su nombre.-... Oikawa no está conmigo.

—Ah...- Semi se quedó momentáneamente sin habla.- Entiendo. ¿Cuándo pasarás por aquí?

—Supongo que mañana, bien tarde. Yo te aviso.

—Okay.

—Entonces te dejo para que sigas durmiendo.

—Está bien.

Ushijima colgó y se quedó mirando de nuevo el fondo de pantalla.

Para ser su mejor amigo lo abrazaba con bastante posesividad.

—¿Ya?- sintió de nuevo la voz del chico. Era una voz profunda pero cálida, amable. Aunque su rostro aun fuera un poco inexpresivo.

—Sí, ya. Muchas gracias.

El chico tomó el teléfono y lo volvió a guardar, con esfuerzo, en su bolsillo. Ushijima no sabía si la estrechez era por exceso de muslos o falta de pantalón.

—¿Eres japonés?- sintió que le preguntaba de repente.

¿Eso era con él?

Bueno, no podía ser con nadie más.

—Sí.- contestó Ushijima.- Aunque ya llevo varios años aquí.

—¿Viniste a estudiar, a trabajar...?

—Vine a estudiar con mi... mi amigo.

—Ya veo... mi nombre es Tendo, por cierto.- Ushijima no pudo evitar alegrarse. Había conseguido su nombre y sin hacer ningún esfuerzo.

-Yo soy Wakatoshi Ushijima. Pero me puedes llamarme como quieras. Aquí la gente se enreda un poco con mi nombre.

—De acuerdo, eres Wakatoshi-kun entonces.

—¿Cómo sabes lo del kun? Además ni siquiera sabes si soy menor que tú.

—Primero, mírame, soy asiático, puedo saber lo de kun perfectamente, aunque no soy japonés del todo, ya que nací aquí, mis padres si lo son. Y segundo, luces menor que yo. ¿Cuántos años tienes?

—Veintidós ¿Y tú?

—Yo también.- el chico sonrió. Ushijima se fijó muy bien en aquella sonrisa. Era amplia y linda. El hecho de haber sonreído con tanta facilidad le decía que aquel chico era alguien a quien le gustaba reír. Eso era tierno.- ¿Cuándo es tu cumpleaños?

—No tienes que llegar a esos extremos. Si tenemos la misma edad simplemente nos podemos tratar informalmente.

—No. Dime cuando es tu cumpleaños. Quiero saberlo.

Ushijima no pudo evitar sonreír también.

—Es el trece de agosto.

—Pues ahí lo tienes. Te declaro Wakatoshi-kun por el resto de este viaje.

—Si insistes.

Y de nuevo aquel silencio. ¿Por qué a veces era tan fácil y luego tan difícil hablar con él? Con el paso de los kilómetros, Ushijima comenzó a extrañar aquella voz, a querer saber más. Solo sabía su nombre y su edad, eso era un buen comienzo, si eres un detective privado. Pero él quería conocer otras cosas.

𝗛𝗶𝗴𝗵𝘄𝗮𝘆; 𝘂𝘀𝗵𝗶𝘁𝗲𝗻.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora