Capítulo treinta y tres.

3.9K 261 9
                                    

 ''Estoy cansada de fingir que todo esta bien y por dentro sentirme como una mierda.''


Y aquí me encontraba, parada en medio de la calle. Como una jodida estúpida, y eso era, eso soy. Limpié nuevamente debajo de mis ojos, sacando los rastros de rimel. Me armé de valor y toqué la puerta dos veces, a la tercera me abrieron.

Abrí los ojos como platos al ver a un hombre de unos treinta para arriba, buen físico, bonitos ojos. En fin, no lo conocía. 

—¿Familia Blair? —Pregunté desconcertada. El rió y asintió. —Uhm, ¿te conozco?

—Uhm, no. ¿Qué necesitas? —Respondió acomodándose en una pierna. Sonreí incomoda.

—Esta es mi casa, uhm yo... voy a pasar a mi habitación. —Avisé y lo empujé levemente.

—¿_______? —Preguntó extrañado.

—¿Me conoces?

—He escuchado hablar de ti. —Respondió riendo roncamente. 

Y en eso salió mi madre de la pieza, andaba desnuda, pero con una bata encima. El tipo andaba igual, pero en boxers. No se percató de mi presencia.

—Cariño, vuelve a la cama. ¿Quién era? —Habló y me sorprendí.

“Cariño” la palabra resonaba en mi cabeza. Abrí mis labios formando una 'o' y sentí que el aliento se me iba. Pestañeé volviendo a la realidad.

—¿Mamá?! —Pregunté exaltada. 

Ahogó un grito y me miró.

—¡Cariño! —Musito asustada. Me iba a abrazar pero la corrí bruscamente. La miré asesinamente.

—No me toques. ¡Le haz sido infiel a mi padre! ¡Dios, me voy un tiempo de la casa y todo se vuelve peor! —Exclamé molesta y subí a mi habitación. 

Cerré la puerta con pestillo y tiré —sin importar— las maletas al suelo. Mi madre peleaba con su amante.

—¡Pudiste haberme avisado quién era antes de abrir, Sammuel! —Gritaba mi madre.

—¡Lo siento, lo siento! —Se defendía el tipo.

Rodé los ojos y me tiré al suelo a llorar. Odiaba todo, odiaba esto. Odiaba no ser la misma niña feliz que era antes, ¿por qué todo tuvo que acabar? ¿por qué todo tuvo que cambiar?

Primero que nada, si Sebastián  no me hubiera hecho todo el daño que me hizo, Mario no se hubiera acercado a mí, porque seguramente Sebastián estaría protegiéndome de todos. Lo conozco, él es así. Segundo, mi padre, nunca debió haber abusado de mí. Y tercero, mi madre no debería tener un puto amante, aunque eso no me afecta tanto.

¡Seguiríamos siendo la familia feliz!

¡Yo no sufriría!

Pero no, el destino me tira toda la mierda a mí. Debería suicidarme, no sé que hago aquí, debería desaparecer de la faz de la tierra, de una jodida vez.

Suspiré y me paré del suelo. Tomé mi laptop de uno de los bolsos y la prendí. Al encenderse me dirigí a Twitter, había pasado mucho tiempo desde que lo actualicé por última vez. Revisé mis interacciones y respondí algunos tweets, di follow back a otras cuentas que me parecieron buenas y por último puse algunos tweets.

Revisé el perfil de Marcella, había puesto unos tweets recientes. Así que revisé mis mensajes directos y ahí había uno de ella, enviado hace dos minutos.

“¡______! me tenías muy preocupada. Hace casi un mes no te conectabas. ¡¿Qué mierda ha sido de ti?!”

“@depression: Tranquila, todo bien. Uhm, ¿te había hablado de Mario anteriormente?”

“Mh, sí.”

“@depression: Bien, el tipo ha sido un jodido dolor en el culo. ¡Estoy hecha mierda! ¡Le he entregado mi virginidad, joder! Y para él, bien, sólo ha sido+

(+) una jodida apuesta. ¡Mi padre ha abusado de mí, y pues, yo me he ido de casa! Y para que más, a la casa de Mario. (+)

(+) Su madre, pues un amor. Su hermana, una típica adolescente. Pero resumiendo todo, Mario me gustaba, y no puedo creer que esto esté pasando (+)

(+) ¡Pensaba que él me amaba! Ósea, hoy, volví a casa y antes de irme de su casa le dejé bien claro que no quiero volver a verlo más. Y ya (+)

(+) no sé que más hacer, joder. Mi madre tiene un amante, y yo sólo... sólo me odio más que nunca por haber confiado en Mario.

“¡Es un maricón! Joder, si estuviera ahí contigo, te juro que voy a su casa y le corto las pelotas. ¿Desde cuándo al generación de hombres (+)

(+) se convirtió en una mierda? Ahora todo los que les importa es el sexo. ¡Ni por su familia se interesan! Cariño, déjalo. No vale la pena.”

“@depression: ¡Tienes razón! te llamaría, pero tendré que ahorrar para un celular nuevo, porque realmente el mío a muerto, jajaj.”

“¡¿Tú padre ha abusado de ti?! ¿NO HAZ HECHO NADA RESPECTO A ESO? ¡______, MALDITA SEA!”

Mierda.

“@depression: ¡¿Estás loca?! ¡Estaría enterrada 1OO metros bajo tierra, Mar!”

“Mierda, mi madre ya me está jodiendo la existencia. ¡Es un jodido dolor en el culo! Bien, ______. Esto no se quedará así, ya hablaremos. Bye.”

“@depression: Adiós, cielo. Cuídate. Sí, como digas. (:”

Suspiré y cerré twitter. Abrí Ares y conecté los audífonos que tenía guardados en el pequeño cajón del velador. 

Tenía sueño, tenía ganas de dormir y no despertar nunca más. Sólo pido eso, Dios.

"Depression" Sebastián Villalobos y tu-1° TemporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora