Capítulo dieciocho.

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''Si la gente te rechaza por ser diferente, siéntete agradecido de no ser como ellos.''

Mi padre me había dejado sola, llorando. Necesitaba una salida, por unos segundos, por unos minutos, por unas horas, quizá por siempre. Me levanté débilmente de la cama, y saqué de mi lugar secreto un sacapuntas, con un pequeño lápiz de punta delgada destornillé el tornillo y saqué el filo que traía. Me dirigí al baño y despojé toda mi ropa, iba a bañarme. Incluso, me sentía totalmente sucia, que ni al espejo quería mirarme.

Nunca, pero joder, nunca más en mi vida, le hablaría a Will, mí jodido padre. Me da asco pronunciarlo. ¿Cómo se le ocurre hacerme eso? Sé que nunca le he importado, siempre se ha comportado contrariamente, como sí yo fuera su tesoro más querido. Pero ni mierda, no lo demuestra. Y todos, pero absolutamente todos, sabemos que nunca lo hará. ¿Por qué? porque sólo soy un jodido estorbo en sus vidas y pronto... todos serán felices cuando yo muera.

Al entrar a la ducha, el agua fría cayó en mí, no me importó su temperatura, me sentía limpia. La sangre seca de mí labio, piernas y---probablemente, tenía más sangre alrededor del cuerpo, se fue limpiando. Eché Shampoo en mí pelo, limpiándolo. Y luego hice lo mismo, con el bálsamo. Estrujé mi pelo en agua, haciendo que quedara suave. Tomé el jabón y lo pasé alrededor de mí vientre, extremidades, espalda y lo demás. Luego volví a meterme en el agua y rocé cada parte con jabón, quedando exquisitamente limpia.

Cerré la llave y enrollé una de las toallas en mí pelo, mientras que con la otra, secaba todo mi cuerpo. Quedando totalmente seca---sin colocarme la otra toalla, limpié el espejo, que estaba bañado en vapor. Se volvió a ver todo bien, y me fijé en mi cuerpo. Estaba más delgada que antes---seguramente, lo único bueno que me ha pasado en todo el día. Y lo malo---seguramente, no faltaría. Tenía morado un ojo, con tonos rojos y azules, y maldita sea, sí ardía. Tenía rojas y bien marcadas mis piernas, por causa de los correazos. Moretones en todas las partes donde mi padre me golpeó.

Me sentí mal, y recordé la navaja, la tomé delicadamente y susurré un ''Quiero acabar con mí dolor'', antes de cortar repetidas veces mí muñeca. Más cortes. Más sufrimiento. Volví a llorar, queriendo que Mario me abrazara, y me consolara. Pero no, el ahora estaba ocupado con algunos de sus asuntos.

Sentí mi respiración un poco agitada, así que paré. Metí mi muñeca en el agua y rápidamente la saqué, presionando la toalla contra esta. Apreté los ojos por el ardor.

Salí de allí, buscando una venda, la cual encontré y me la puse al rededor de mí muñeca. Coloqué mi pantalón de pijama, de color amarillo y una blusa blanca encima. Nada formal, sólo cómodo.

Me acordé de los moretones...

¿Cómo iba ir mañana así a la secundaria? Las burlas serían peor.

¿Por qué todo a mí?

"Depression" Sebastián Villalobos y tu-1° TemporadaWhere stories live. Discover now