Capítulo cuarenta y uno.

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''Cuando te digan "yo nunca te haría daño", prepárate para ser dañado, mutilado, decepcionado y desechado a la basura.''

(Punto de vista de _______)


Mi vista se nublaba a causa de las lágrimas que amenazaban con salir, era terrible. Ver mi cuerpo destrozado, mi piel pálida y rasguñada, junto con moretones por todas partes. Aquello sólo se veía en mi realidad, una realidad que no soportaba. 

La puerta del baño se abrió y me quedé congelada al ver a una auxiliar de aseo del establecimiento entrando por ésta, mientras rebuscaba alguna que otra cosa en los bolsillos de su delantal. Maldijo por lo bajo al no encontrarlo y movió el carro en el cual llevaba el trapero con un tarro que tenía agua y otros que útiles de aseo. Abrió la puerta para ventilar el lugar y luego se adentró en éste.

Al verme ahogó un grito y se quedó paralizada, no se movía ni hablaba aunque lo intentara. Hice una mueca de dolor al sentir unas punzadas en mi cabeza y ella reaccionó acercándose a mí, colocando dos de sus dedos en el pulso de mi cuello para ver que mi pulso decaía cada vez más.

—Y-yo iré en busca de ayuda, ¿s-sí? 

Asentí y me quedé allí observando el baño que no tenía nada de especial, no podía descifrar como seguía viva después de los fuertes golpes que me dieron. Pero era lógico, podía soportar de todo, ¿no era así? Por ejemplo, no como casi nada, con suerte tomo agua. Después siguen los cortes, los insultos, todo junto en un mismo grupo. Incluyendo todo el peso que llevo encima de mí con el colegio, mis padres, mis fallidos amoríos y todas las mentiras de Mario. Aquello me destruía cada vez más y los demás no se daban cuenta, era invisible respecto a eso.

Me sorprendió ver a la señorita Smith entrando asustada por la puerta. Se acercó a mí y sacó de su cartera —que traía en estos momentos— un pequeño pañuelo con el cual limpió la sangre que brotaba de mi nariz, la cual no me dejaba respirar bien. Y luego, con la parte trasera del pañuelo, limpió otras partes de mi cara, como por ejemplo mi labio roto y los rasguños que me habían dejado las uñas de Miranda. 

—La ambulancia ya llegó. 

Y era cierto, de afuera se escuchaban los ruidosos ruidos que emitía la ambulancia, dando a informar de su presencia. Asentí sin importancia y cerré los ojos otra vez, queriendo dormir para siempre.


Los para-médicos me subieron a ésta y conectaron algunos cables para ver los latidos de mi corazón y también mi pulso. Limpiaban mis heridas —menos graves— y las desinfectaban. No me di cuenta que me habían conectado un tanque de oxígeno y este me permitía respirar mejor.

Suspiré viendo como cerraban las puertas, pero algo me llamó la atención.

Sebastián salía del establecimiento, desobedeciendo de los gritos de la supervisora. Buscó en su pantalón las llaves de su auto pero no estaban. Alarmado las buscó también en su chaqueta de cuero negra. Maldijo por lo bajo cuando vio como cerraban las puertas de la ambulancia y lo dejaban atrás, pero de igual forma encontró las llaves y encendió el motor de su auto, haciéndolo andar.
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Holaaaa♥
bueno como este cap esta corto alrato les subire otro, bien? solo tiene que llegar a mas de 5 votos *.*

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"Depression" Sebastián Villalobos y tu-1° TemporadaWhere stories live. Discover now