Capítulo veinticinco.

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''Me fallé mil veces a mí, por no fallarte a ti...''

(Punto de vista de Sebastián)

Jalé de mi cabello desesperadamente, necesitaba saber si se encontraba bien. Algunos decían que se desmayó, y otros decían que simplemente no había llegado a clases.

Juan perdía su tiempo hablándome, simplemente no lo escuchaba, pensaba en ______, solamente en ella. Parecía un completo idiota tratando de ocultar mis sentimientos hacia ella, tratándola mal, como un estorbo. Simplemente, no quería perder mi popularidad, y sé que pronto me arrepentiré de todo lo que le he hecho, incluso, actualmente lo hago.

—Man, ¿me escuchas? —Preguntó Juan, reaccioné e inmediatamente hice una mueca.

—Lo siento, no estoy muy al pendiente de la realidad. —Respondí y extrañamente bostecé.

—Sé que piensas en ________, ella está bien. —Asentí, él tenía razón. Negó con su cabeza y suspiró con frustración. —Aún la amas.

—No jodas, es otra más del montón. —Mentí y rodé mis ojos. —Es sólo una maldita chica que no sale de mi cabeza, ni yo sé porqué.

—Me jode tanto que escondas tus sentimientos hacia ella. —Murmuró con enfado. —Tan solo te encanta tenerla tan indefensa frente a ti, sabiendo que ella está enamorada de ti, buscando cualquier excusa para intentar arreglar las cosas y tú la ignoras. ¿Sabes qué? Das lástima, porque sabes que es una chica excelente, inteligente y simpática.

—Juan... —Advertí pero el seguiría hablando sin importar.

—No será perfecta, pero todo lo que hace, lo hace por ti. La vas a perder por idiota, no te das cuenta que se te está yendo y no va a volver, se está cansando de que la ignores y la trates como una basura. Y cuando se vaya, ¿sabes que pasará?

—¿Qué...? ¿Qué diablos estás hablando, Juan?

—Pasará que la verás feliz con otra persona, en este caso Mario, y eso te va a doler. Y cuando llegue ese momento, la vas a tener teniendo miles de opciones, pero no, no querrá estar ahora contigo. Y cada vez vas a pensar en tal chica, o mejor dicho la excelente oportunidad que te perdiste.

—Jaramillo, para de hablar. ¡No quiero escucharte! —Grité con enfado.

—No te la vas a poder sacar de la cabeza; te vas a empezar a desesperar, y, ¿por qué? ¡Porque sabes que no va a volver! Así que un consejo, no seas tan pesado, ¿sí?, aprovecha que la tienes y no la dejes ir, porque lo qué se va no vuelve. —Hizo una pausa, tomando aire. —Bájate el ego, hermano, y más si es una chica como ella, que hace de todo para estar a tu lado, pero hay cosas que no va a olvidar.

—¿Algo más...?

—¿Sientes que se está alejando? —Asentí. —Sólo por el hecho de que hizo algo que a ti no te gustó, y ahora tú la estás lastimando, pero sigue ahí para ti, a pesar de tus respuestas cortantes y tus malos tratos. La próxima vez que la veas, háblale, porque no sabes a la chica que te estás perdiendo. Todavía estás a tiempo, sólo... trata de no herirla con tus estupideces. —Finalizó, dando unas leves palmadas en mi hombro, yéndose a clases.

Quedé pensativo en medio del solitario pasillo, todo estos años me había comportado como un completo idiota, no sólo comportado, ¡lo era, lo soy! maldición. Corrí rápidamente a la enfermería y la vi tirada allí en la camilla tan indefensa y pálida, sus ojos contenían lágrimas y se notaba cansada. Entré apresurado e intenté controlarme de no lanzarme a besar-la apasionadamente.

Abrió los ojos con impresión al verme ahí dentro, suspiró y cerró sus ojos otra vez.

—¿Estás bien? —Pregunté, colocando mis manos en mis bolsillos con nerviosismo. Relamí mis labios y me acerqué disimuladamente a ella.

—¿Y eso a ti... qué te importa? —Intentó aparentar que no le importaba, pero en sus facciones se le notaba la impresión de mi comportamiento.

—Maldita sea, sólo me preocupé por ti, deja de comportarte tan frívola-mente. —Gruñí fastidiado.

—Antes de criticarme, ponte a pensar que por personas como tú es que tengo esta actitud. —Susurró y tomó agua de su vaso, tenía los labios resecos.

—Lo siento.

—¿Desde cuándo esa actitud tan simpática, Villalobos? —Preguntó con cinismo, y refregó sus ojos con cansancio.

—Eso no importa, ahora. Sólo quiero que sepas que... necesito hablar contigo cuánto antes. Por favor, es un tema serio. —Respondí.

—Uhm, ok.

—Y no te preocupes por la tarea de química, ya la hice. —Avisé y ella abrió los ojos sorprendida.

—¡Oh Dios mío! —Exclamó. —Muchísimas gracias, de verdad se me había olvidado, he tenido muchos problemas últimamente. —Murmuró e inmediatamente me acordé de los mensajes que nunca debí haberle enviado, fue un completo idiota al espiarla. Aunque debo admitir, que los celos me comían por pensar que ella había perdido su virginidad con otro tipo que no era yo.

—No te preocupes. —Susurré y sonreí a medias.

Sin poder aguantar las ganas, me acerqué a ella y la abracé delicadamente. Ella no reaccionó completamente pero igual me devolvió el abrazo extrañada. Sonreí y me separé.

—Espero que te recuperes, yo... yo me tengo que ir. Adiós, ______. —Murmuré y me separé de ella, para abrir la puerta.

—Adiós Villawolf. —Se despidió y cerré la puerta.

''Villawolf'', ese sobrenombre me traía muchísimos recuerdos, recuerdos que formaban una historia entre nosotros dos.

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Hola de nuevo!

Aquí el cap 25 espero y lo disfruten <3

Saludos a todas, las quiero mucho! Que tengan un buen fin de semana:)

No olviden votar y comentar que les parece :3

Nos leemos el miércoles *-*/ y olviden hacer su tarea ;)

¡DIGAN NO A LAS LECTORAS FANTASMAS!

&quot;Depression&quot; Sebastián Villalobos y tu-1° TemporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora