🌻Capítulo 10🌻

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Las bodas

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Las bodas.

Las bodas son la parte favorita de mi trabajo. Cuando una pareja llega a nuestra tienda buscando asesoría, contándonos sus planes y deseos, no podemos más que emocionarnos con ellos, procurando hacer todo lo que esté en nuestra mano para cumplir realidad sus sueños.

Pero trabajar en la decoración de una boda no es tarea sencilla. Por una lado podemos tener a una pareja, o una novia, con planes muy bien definidos sobre lo que desea: tipo de flores, colores, tamaños y cantidades, pero por otro podemos encontrarnos con aquellos que no saben qué quieren, y es nuestra labor ayudarlos a elegir lo que más los represente. Después de todo, la boda es el comienzo de una nueva vida juntos.

Y aunque el trabajo principal de Sakurasou Flowers no es la de decorar el local del evento sino la realización del bouquet de la novia, los ramos de las damas y los botoniers del novio y los padrinos, nos esforzamos para que todo esté en perfecta armonía.

Ya han pasado unos años desde que abrimos la floristería, pero recuerdo la primera boda que atendimos Andrea y yo. Teníamos poco tiempo de haber inaugurado la tienda, estábamos muy nuevas en el negocio, casi no conocíamos nada más allá de las flores más comunes, y un día llegó una novia con un pedido muy particular:

—¿Magnolias? —pregunté algo aterrorizada de no saber cuáles eran esas flores. Miré a Andrea buscando su ayuda, pero ella tenía la misma cara de susto que tenía yo—. ¿Está segura? ¿No quisiera algo más clásico, como rosas?

En mi interior tenía la esperanza de que Ximena, la novia, cambiara de opinión.

—Sí, estoy segura —Ximena, que mostraba una gran sonrisa, iba acompañada de su madre, una señora ya entrada años, tomando su mano nos dijo—: Es que es la flor que usaron en el pueblo para decorar la boda de mis padres. Además, será una manera de tener a mi padre conmigo ese día.

—Es mi flor favorita —intervino la madre de Ximena—. De hecho, aunque aquí en Venezuela todos me llaman Yolanda, mi verdadero nombre es Yoloxochitl, que en náhuatl significa "Flor del corazón", y es otro nombre por el que se le conoce a las magnolias mexicanas. En la casa de mis padres teníamos un jardín lleno de árboles de magnolias blancas que podía verse desde el balcón de mi habitación, y durante los meses de junio y julio el aire nocturno se impregnaba con el dulce aroma de estas flores —La señora Guerrero sonrió con nostalgia al recordar el pasado, y añadió—: Fue una de las cosas que más extrañé al casarme.

Mi gran defecto, o bendición, depende de cómo se vea, es que soy curiosa, por eso no pude evitar pedirle más detalles de su vida. Al fin y al cabo, toda esta información nos sería útil a Andrea y a mí para darle a Ximena lo que ella buscaba.

—Por cuestiones del trabajo de mi esposo tuvimos que mudarnos al norte del país —continuó la señora Yolanda—. Allí las magnolias no eran fáciles de conseguir, aún así, al poco tiempo, mi Antonio me dio un regaló especial. ¿Adivinan qué hizo? —nos preguntó a Andrea y a mí.

—¿Le consiguió una plantita para sembrarla en su casa? —se aventuró a decir Andrea. La señora Guerrero negó y me dio la palabra.

—Eh, no sé. ¿Consiguió un dibujo de la flor o algo así? —dudé.

—Hizo más que solo conseguirlo: me pintó un cuadro enorme lleno de magnolias —La señora Yolanda abrió sus brazos para demostrarnos el tamaño de la pintura—. Me sorprendió que alguien en apariencia tan rudo como mi esposo me dedicara un detalle tan tierno. Yo no sabía que él pintaba, duró muchos días trabajando en el cuadro a ratos, para que yo no lo descubriera. Y el día de nuestro primer aniversario me lo dio.

—¡Que tierno! —exclamó Andrea, sorprendiéndome—. ¿Ves, Marisol? —me preguntó—. Eso es lo que yo llamo amor verdadero.

—Así es. Lo nuestro era verdadero amor —confirmó la señora Yolanda.

—Mamá, cuéntales de la carta que estaba con la pintura —insistió Ximena, visiblemente emocionada. Andrea y yo estamos igual.

—Oh, sí. Eso fue lo más bonito —continuó la señora Yolanda—. Me entregó una carta donde decía que yo ejemplificaba a la perfección el significado de las magnolias. Aunque estas flores tienen un significado diferente según su color, él me dijo que podía ver en mí a todos ellos: pureza, inocencia, feminidad, dulzura y amor. También que, al igual que ellas, yo adornaba con mi belleza cualquier espacio donde me encontrara —La señora Yolanda sonrió con orgullo al terminar su relato.

—Ese cuadro estuvo adornando la sala de la casa de mis padres por seis años, hasta que nos mudamos para acá —dijo Ximena, sin soltar la mano de su madre.

—¿Y qué hicieron? ¿Lograron traerlo a Venezuela? —preguntó Andrea. Yo tenía las mismas dudas.

—Al principio no porque no teníamos ni idea de cómo sería el lugar al que llegaríamos. Y cuando estás con una niña de cuatro años las prioridades son otras —dijo la señora Yolanda—. Pero dos años después pudimos mandarlo a traer. Luego de la muerte de mi esposo cambié el cuadro de la sala principal a mi estudio, así siento que el recuerdo de mi Antonio sigue conmigo.

Un par de lágrimas escaparon de los ojos de la señora Yolanda. Allí noté que yo también estaba llorando. Por lo que sabíamos, su esposo tenía siete meses de haber fallecido. Ximena quería cancelar la celebración, pero el señor Antonio le hizo prometerle que no lo haría sino que más bien disfrutaría su día especial junto a su prometido, y de eso nos encargaríamos nosotras.

Después de finiquitar los detalles, tanto Ximena como la señora Yolanda se marcharon del local. Enseguida, Andrea y yo pusimos manos a la obra y comenzamos buscando algunos proveedores de flores locales

Al ser nuevas en el negocio, nos pareció buena idea ir juntas a un vivero que queda a las afueras de Caracas. Allí nos atendió una pareja mayor. El señor era un hombre de rostro amable, alto y robusto al que los años habían encorvado un poco. Una sombra de cabello dorado adornaba su cabeza, y un par de anteojos descansaba sobre su nariz. La señora era algo rellenita y mucho más bajita que él. Nos recibió con un fuerte abrazo, como si nos conociéramos de toda la vida. Al separarme de ella pude observar mejor el contraste que hacían con su piel el color café de sus ojos y cómo se le arrugaba la piel debajo de los mismos.

—Bienvenidas, señoritas —nos saludó el señor—. Somos Víctor y Florencia, estamos a su servicio. Yo me tengo que retirar a terminar un trabajo, pero las dejo en buenas manos —se despidió, dándole un beso en la mejilla a su esposa.

—Nos comentaron que buscan magnolias, ¿no? —preguntó ella cuando quedamos a solas.

—Así es, señora Florencia. Son para una boda, y, para ser sinceras, no sabemos nada de las magnolias —me sinceré.

—Agradeceríamos mucho su ayuda, señora Florencia —rogó Andrea.

—Comencemos con que me digan Flor, nada de señora. ¿Les parece? —Andrea y yo asentimos—. De acuerdo, siganme que aquí aprenderán lo que necesiten —Flor nos sonrió, y nosotras nos fuimos detrás de ella, sin saber que a partir de ese día ellos dos se convertirían en nuestros mejores mentores.

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¡Holaaaa!

¿Qué les parece el inicio de Sakurasou? Déjenme leerlos.

Nos leemos pronto mis

amores ♥️♥️😘

Cartas de la chica girasol - COMPLETA ✅Where stories live. Discover now