🌻Capítulo 27 - Final🌻

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"Nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde

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"Nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde."

¿Cuántas veces hemos oído esa expresión antes? ¿Cientos? ¿Miles?

Estoy segura de que han sido en una incontable cantidad de veces, incluso es probable que nosotros mismos lo hayamos repetido en algún momento para reprender a esa persona que tuvo todo en sus manos y lo dejó ir.

Pero, ¿de verdad somos tan tontos como para no reconocer que lo tenemos todo?

Sí, lo somos. Solemos dar las cosas por sentado creyendo que siempre permanecerán a nuestro lado. Sin embargo, a veces también tenemos un momento de lucidez que nos salva la vida, que nos da un golpe de realidad antes de que sea demasiado tarde, y... este viaje a Maracay fue el mío.

Yo no necesitaba que nadie me dijera que Marco era, y es, todo lo que siempre he querido. Eso es algo que yo sé muy bien, lo sé desde hace muchos años, cuando ambos crecimos lo suficiente como para interesarnos en el sexo opuesto. Lo supe desde la primera vez que el "¿Y sí...?" pasó por mi cabeza.

¿Que por qué no le hice caso entonces? Porque confiaba en que podría encontrar a otra persona como él, con su misma dulzura y ternura, y que él podría superar su enamoramiento infantil. Confiaba en que si hacía eso, nunca lo perdería porque siempre seríamos amigos.

Pero me equivoqué, por lo menos de mi parte nunca encontré a otra persona que fuera como él, porque como él no hay dos.

Qué terrible es besar a alguien y que al cerrar los ojos no imagines el rostro de la persona que toca tus labios con los suyos, sino que tu mente viaje a kilómetros de distancia para preguntarse si los besos de él sabrán igual.

Qué decepcionante es imaginar el futuro y preguntarte qué será de tu vida y darte cuenta que las decisiones que tomas te alejan de él porque al final encontrará a otra que sea una mejor opción que tú.

Y ni hablar de ese ardor que sientes en la boca del estómago cuando escuchas que alguien más está interesada en él, pero tener que sonreír y confirmarle que es la mejor persona que conoces.

Lo siento, creo que estoy desvariando. Apenas me faltan unos minutos para llegar a mi casa y ya siento que mi corazón quiere salirse del pecho para llegar antes que yo a su encuentro.

Subo las escaleras en un trote y, al abrir la puerta, me encuentro con un aroma familiar que tanto extrañaba y no lo sabía: el de mi madre cocinando. Dejo mi bolso en el suelo y corro a su lado.

-Mamá... -gimo y me uno a ella en un abrazo.

Mi madre apenas tiene tiempo de corresponderme mientras hundo mi rostro en su cuello.

-Ya, ya... -dice dándome palmadas en la espalda-. ¿Estás bien?

Asiento aún estado escondida en sus brazos, pero enseguida me doy cuenta de que ni yo misma lo sé.

Cartas de la chica girasol - COMPLETA ✅Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon