Capítulo 13

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—Hola.

No respondí. Levanté la mirada y allí estaba parado el rubio que se sentaba a mi lado en clase.

—Hola —repitió sonando a pregunta—. ¿Te molesta si me siento?

—No.

Lo hizo, confundiéndome aun más. Lo había observado un par de veces, y sabía que tenía muchos amigos. ¿Por qué no estaba con ellos?

—Nos sentamos juntos en clase y apenas hablamos. Vi de reojo los dibujos que haces y me parecieron asombrosos. También me gusta dibujar, aunque mi fuerte son los planos y figuras geométricas. —No sabía si responder o no. O qué decir—. ¿Eres de pocas palabras?

—Sí.

Entonces comprendió.

—¿Sólo hablas si la situación lo amerita?

—No comprendo.

—Sólo estás respondiendo a mis preguntas. Si hago un comentario, te quedas mudo. Como ahora. ¿Eres tímido o no te gusta hablar con la gente?

—No sé qué decir. Es todo.

—Oh, entonces... no se te da socializar. No soy un experto, pero al menos soy el que está hablando —rio—. ¿Te hago sentir incómodo?

—Un poco.

—Oh... Mmm... ¿Por qué?

—No estoy acostumbrado a la compañía.

—Pensé que no te había caído bien —suspiró y se pasó la mano por el cabello—. ¿Está bien que siga hablándote entonces?

—Sí.

Sonrió.

—Mi nombre es Barry. Tú... Steven, ¿cierto? ¿Riggan?

—Richards.

—Sí, disculpa.

Siguió hablando. Lo hacía mucho. Y como al sexto encuentro dejé de la incomodidad de lado y empecé a disfrutar el escucharlo.

Tenerlo cerca.

Era la primera vez en mucho tiempo que sentía algo, y por un instante olvidé pensar cosas suicidas.

Sólo hasta después del accidente en el lago los pensamientos volvieron, y el sentimiento de soledad y apatía se intensificaron. Incluso luego de reencontrarme con Barry seguían presentes, quizá en menor escala.

Demasiado perezoso para acabar con mi vida, pero también demasiado perezoso para vivirla.

Gracias a Jack me di cuenta de que mis ganas de estar con Barry son mayores que mis ganas de morir. No lo noté al principio, pero estaba vivo no por mi holgazanería, sino por permanecer junto a mi novio todo este tiempo. Él me mantenía encadenado a la vida. Barry y Norman son ese rayo de luz al final del oscuro túnel.

Debo hallar la manera de llegar a ellos. Con mi hermano reteniéndome como un grillete, lo veo casi imposible.

—¿Crees en el cielo o el infierno, Steve? Si es así, ¿adónde crees que irás? —dice Jack, tan agotado como yo. Bajo la mirada. Mi ropa está cubierta de sangre y siento una opresión en el pecho—. ¿Adónde crees que iré yo?

La sangre es de Jack y la opresión es porque se aferra con fuerza a mi pecho. Lo contemplo, horrorizado.

 Lo contemplo, horrorizado

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ABULIAWhere stories live. Discover now