Capítulo 9

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Barry recibió una llamada y hace casi diez minutos que salió del restaurante para atender. Finalmente nuestros horarios coincidieron y decidimos almorzar juntos. Pero la llamada de su madre me inquieta, pues lo vislumbro desde aquí parado afuera con un semblante de angustia. Algo malo sucedió.

Debería pagar la cuenta y salir a hablar con él, pero cuando estoy a punto de levantarme guarda el celular y se adentra de nuevo al restaurante. Esto no pinta bien.

—¿Qué pasó? —pregunto apenas toma asiento.

—Papá tuvo un accidente —responde con pesar y agrando los ojos—. Chocó con alguien camino al trabajo.

—¿Cómo está él?

—En urgencias. Se fracturó el cráneo y van a operarlo esta misma noche. Debo ir a Louisiana.

—¿Cuándo?

—Lo más pronto posible, Steve. Debo cuidar de papá y mamá.

—¿Qué hay de Stephenie?

—Está en Canadá. Se fue de intercambio, ¿lo olvidas?

—Iré contigo.

—Sabes que no le agradas a papá... Además, son tus primeros días en tu nuevo empleo y Norman tiene escuela. Quédate con él. Estaré bien; sólo será una semana cuando mucho.

Una semana sin él.

—¿Heather ya lo sabe?

—Sí; mamá la llamó esta mañana.

—¿Por qué no va ella?

—En cualquier momento puede dar a luz.

—¿Eso qué?

—Steve.

—No quiero que te vayas... —bajo la mirada y él toma mi mano.

—Sólo será un par de días y estaré en contacto con ustedes en todo momento, ¿de acuerdo? Por favor, prométeme que no te la pasarás día y noche bajo la cama.

—No te prometo nada.

—Steve, quiero que cuides de Norman. Quiero que estés atento a él. No quiero que se deprima por mi ausencia. Y la tuya.

—Estará bien —respondo algo inseguro—. Tu padre también estará bien —pongo una mano en su mejilla. Aún luce muy angustiado.

Me ve sonreír y hace lo mismo.

—Eso espero —dice—. Me contabas sobre tu cita con el psicólogo.

—Le hablé del incidente con Jack. Fue difícil, pero me sentí mejor luego de hacerlo. Tuvimos una larga charla sobre eso, los traumas y cómo combatirlos.

—¿Cómo combates un trauma?

—Terapia cognitiva, control sobre mi cuerpo y emociones, resiliencia. Básicamente minimizar el problema hablando sobre él.

—Mañana es la siguiente cita. ¿De qué hablarán?

—Seguramente de cómo me siento respecto a tu partida —digo con sinceridad.

***

Despedirme de Barry en la terminal fue difícil. Sentí que iba a explotar al escuchar el incesante llanto de Norman por no querer dejarlo ir. Se calmó luego de un par de horas y pudo comprender mejor el porqué de su partida.

Ahora estoy sentado frente a Anderson, en su consultorio, dándole mi bitácora semanal.

—Es una verdadera lástima lo de su suegro —expresa.

—Estará bien —aseguro convencido.

—¿Cómo es su día a día sin Barry en casa?

—Lo extraño muchísimo. Estar a solas conmigo mismo me incomoda.

—¿Por qué razón se siente incómodo?

Tardo en responder.

—Desde que vengo a terapia pienso más. En las cosas que me rodean y en mí mismo. Mi vida. No he dormido correctamente los últimos días debido a ello.

—¿Oh, sí? —frunce el ceño al mismo tiempo que se endereza—. ¿En qué ha pensado últimamente?

—El incidente de la universidad. Sobre Jack. El porqué de todo. Por qué sigo vivo. Por qué... no puedo ser como la demás gente... —me llevo una mano al rostro—. Por qué me cuesta sentir cosas... Por qué prefiero dormir quince horas a salir a dar un paseo... Por qué no puedo iniciar una conversación con alguien. Por qué no siento interés por la vida de los demás o la vida en general. ¿Por qué tengo que forzarme a todo eso para encajar según los estándares? Nada importa ni tiene sentido si de todos modos vamos a morir. —Hago una larga pausa y desvío la mirada—. Norman también va a morir y aún no lo sabe ni comprende lo que es la muerte.

Me siento extraño. Siento un ligero arranque de energía. Me remuevo un poco sobre mi asiento. Anderson, como si hubiese sido un dictado, se mantuvo anotando todo el rato que hablé.

—¿Conoce el significado de la palabra «abulia»? —pregunta al finalizar.

—Sí.

—¿Puede decirlo en voz alta?

—Ausencia total de ganas de vivir o realizar cualquier actividad. Estoy parafraseando.

—Es uno de los síntomas típicos de la depresión. Ésta aparece frecuentemente junto con la anhedonia, que es la incapacidad por experimentar placer, que no es su caso, pues Barry es un factor importante.

»Es por eso que se siente de esa manera. Todos aquellos pensamientos nihilistas y esa falta de interés por la vida se debe a que está pasando por un cuadro depresivo ocasionado en gran parte por: el accidente —enumera con los dedos—; la carga culposa de éste; crecer sin figuras paternas u algún otro ser querido; el rechazo y agresiones de quienes lo rodeaban; y, finalmente, lo de la universidad. Todos estos eventos han forjado su peculiar carácter; en cada evento derramando un poco de su vida. E inconscientemente ha creado una barrera entre usted y el mundo de afuera para evitar más eventos desafortunados. Su modus operandi es aislarse de todo y evitar salir perjudicado llevando una vida lo más apagada posible para pasar desapercibido.

—Simplemente soy apático —repongo—. No hago ninguna barrera... al menos no a propósito... No quiero nada eso.

—Por supuesto que no lo hace a propósito; nuestro subconsciente obra por nosotros la mayoría de las veces sin darnos cuenta. Lo que podemos hacer ahora es explorar su desarrollo cognitivo reciente. Me dijo que comienza a pensar más que antes y eso me agrada. Las maneras en las que podemos tratar la abulia son las siguientes:

»1) Adoptar compromisos. Desde el primer momento en el que una persona decide salir de ese estado, ese ya es un progreso. Pero no servirá de nada si no se plasma en acciones. Lo primero es hacer lo contrario a lo que exige el cuerpo.

»2) Hacer ejercicio físico.

—Eso ya lo hago —menciono—. Porque me lo ordenó el doctor y Barry.

—¿Cómo te sientes al hacerlo?

—Un poco productivo, quizá.

—¿Te sientes bien al ser producto?

—Es breve el sentimiento, pero sí.

—Me alegra escuchar eso. Tratemos de que no sea breve. El paso número tres es relacionarte con la gente. De ese no me preocupo tanto, pues me contaste que hiciste amigos nuevos y uno de ellos te está ayudando con eso.

—Sí.

—El último paso es dividir tus proyectos en objetivos más cortos. La falta de motivación es un problema especialmente al principio; una vez se ha empezado a hacer algo, causa más placer seguir haciéndolo, y compensa más el esfuerzo que requiere.

»¡Por ejemplo! Norman. Ahora tienes que hacerte cargo de él más que antes por la ausencia de Barry. Toma como objetivos o compromisos el alimentarlo, llevarlo a la escuela, jugar con él, ir juntos a pasear, etcétera. Él es tu ancla al mundo real ahora mismo.

ABULIAWhere stories live. Discover now