La Danza del Dragón

Amistades Insólitas

Lamento si este capítulo tardó un poco más, pero como siempre digo, me gusta traerles buena calidad así que le pongo mucha dedicación a mis historias uwu <3

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Aphelios sentía estar en alguna clase de sueño muy raro. En cualquier momento despertaría allá en Targón, quejándose por tener que dejar la cama y desayunando algún pastel lunar escuchando los regaños de Alune por no comer algo más prudente mientras se preparaba para sus deberes como parte del escuadrón Ox.

Por desgracia, seguía afuera de aquella cueva, el tipo gigante de negros cabellos con cuernos aún permanecía muy real enfrente suyo. Alune parecía querer decir algo para romper el silencio, pero no encontraba nada que hiciera sentido a lo que había sucedido. Hace un momento estaban peleando con un dragón y al siguiente este mismo con forma humana chocaba sus cuernos con los de Aphelios.

El guerrero Lunari estaba en un dilema interno. Se supone que había ido a detener al dragón para evitar que saqueara más templos, en pocas palabras, asesinarlo. Ahora resulta que esta misma bestia podía transformarse en humano, más aún, parecía querer hacerse amigo suyo y no lucía como una criatura despiadada. Seguía desconfiando de él, pero estaba confundido sobre qué hacer.

—¿No me dirás tu nombre?—. Salió de sus pensamientos al escuchar aquella pregunta. Miro receloso su enorme sonrisa colmilluda.— Vamos, yo me presenté, es justo que hagas lo mismo—. Se cruzó de brazos aún muy sonriente, como si le entusiasmara la situación.

—... Aphelios—. Murmuró bajo. Se sobresaltó cuando Sett inclinó el rostro cerca suyo invadiendo su espacio personal.

—Lo siento, no te escuché chico luna.

—¿Chico luna?—. Enarcó una ceja echándose para atrás.

—Esa marca en tu rostro y en el de tu hermana se ve como una luna, además...—. Tomó la perla de sus manos en un rápido movimiento.

—¡Oye!

—Esto lo saqué de un templo Lunari. Tienes una marca de luna, eres un Lunari, ¡boom! Chico luna—. Sonrió jocoso alzando el brazo cuando intentó quitársela.

—Qué original—. Respondió sarcástico logrando quitarle la perla apegándola a su pecho con fuerza.— Me llamo Aphelios, ¿feliz?

—Aphelios—. Repitió el dragón volviendo a lucir contento confundiendo otra vez al Lunari, ¿por qué saber su nombre le hacía feliz?

No comprendía su situación actual, pareciera que aquel tipo quería entablar una especie de amistad con él, con el chico que entró a su cueva a recuperar un tesoro robado, el chico con quien peleó a muerte y logró derrotarlo. Encima aquello que hizo con sus cuernos seguía rondando su cabeza, debía buscar libros o algún pergamino sobre dragones para entender sus extraños comportamientos.

—Phel—. Giró hacia su hermana quien apuntó el atardecer.— Si no nos vamos pronto oscurecerá demasiado rápido y enviarán gente a buscarnos.

—Cierto, avisaré que...—. Se fijó en su brazalete de jade indeciso aún sobre revelar lo que había descubierto, aunque se fijó en un detalle. Una mano se posó sobre su muñeca.

—No puedes decirles sobre mi—. Toda sonrisa se borró del rostro de Sett, ahora lucía muy serio. Aphelios volvió a estremecerse zafándose de su agarre.

—De cualquier forma no tengo como—. Alzó el brazo para que él y su hermana lo vieran.— Al parecer durante nuestra pelea se rompió, estoy incomunicado.