Capitulo 1

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Los Everdeen son, de lejos, la familia más prolífica de las de altas esferas sociales de Londres.
Tanta productividad por parte de la vizcondesa y el difunto vizconde es de agradecer, a pesar de que la elección de los nombres sólo puede de calificarse de banal. Finnick, Marvel, Gale, Katniss, Rue, Willow, Rory y Prim; uno podría creer que los padres deberían ser lo suficientemente inteligentes como para reconocer a sus hijos sin necesidad de esos nombres.
Cuando uno se encuentra con la vizcondesa y sus ocho hijos en una sala, teme que esté viendo doble, triple o peor. Esta autora nunca ha visto una colección de hermanos con tanto parecido físico entre ellos.
Los ocho tienen una estructura ósea similar y el mismo cabello grueso y castaño. Cuando la vizcondesa empiece a buscar partidos para casar a sus hijas le dará mucha lástima por no haber tenido ni un solo hijo con un color de pelo más extraordinario. Sin embargo, tanto parecido tiene sus ventajas, no hay ninguna duda que los ocho son hijos legítimos.
Ah, querido lector, tu devota autora ya querría que en todas las grandes familias fuera igual.

REVISTA DE SOCIEDAD DE LADY WHISTLEDOWN,
26 de abril de 1813

—¡Ooooohhh! —Effie Everdeen, hizo una bola con la hoja de periódico y la tiró al otro lado del elegante salón.
Inteligentemente, su hija Katniss no hizo ningún comentario e hizo ver que estaba concentrada en el bordado.
—¿Has leído lo que ha escrito?
¿Lo has leído?
Katniss miró la bola de papel, que estaba debajo de una mesita.
—No he podido hacerlo antes que la destrozaras.
—Pues léelo. Lee las calumnias que esa mujer ha escrito sobre nosotros.
  Katniss fue hasta la mesita. Extendió la hoja y leyó el párrafo que hablaba de su familia.
--No es tan malo, madre. Teniendo en cuenta lo que escribió la semana pasada de los Undersee, esto es una bendición.
-¿Cómo se supone que voy a encontrarte marido si esa mujer va difamando tu nombre?
Katniss suspiró. Después de dos temporadas en los bailes de Londres, la palabra «marido» bastaba para ponerla de los nervios. Quería casarse, claro, y ni siquiera albergaba esperanzas de casarse por amor. Pero ¿era mucho pedir casarse con alguien por quien sintiera un mínimo afecto?
Hasta ese momento, cuatro hombres habían pedido su mano, pero cuando Katniss se planteaba pasar el resto de su vida al lado de ellos, sencillamente no podía. Había hombres a los que ella consideraba aceptables como maridos, pero había un problema: ninguno de ellos parecía interesado.
—Estoy segura de que la columna de lady Whistledown no va arruinar mis posibilidades de matrimonio.
—¡Katniss, ya han pasado dos años!
—Y lady Whistledown sólo publica esta ridícula columna desde hace tres meses, no podamos culparla a ella.
—Le echaré la culpa a quien quiera —dijo Effie. —Pone en entredicho tu origen noble.
—No. En realidad, lo que ha dicho es que no cabe ninguna duda de que todos somos hijos legítimos. Y eso mucho más de lo que pude decirse de las demás familias de la alta sociedad.
—Ni siquiera debería haber sacado el tema —lloriqueó Effie.
—Madre, escribe una columna de cotilleos. Su trabajo es sacar temas como éste.
—Ni siquiera es una persona real añadió Effie, muy enfadada—. Nunca he oído hablar de ningún Whistledown.
Sea quien sea esta mujer, dudo mucho que sea uno de los nuestros. Nadie con un mínimo de educación escribiría semejantes mentiras.
—Claro que es de la alta sociedad, si sería imposible que supiera todo lo que sabe. ¿Pensabas que era alguna impostora que se dedicaba a espiar por las ventanas?
—No me gusta ese tono, Katniss Everdeen —dijo Effie, entrecerrado no, los ojos.
Katniss reprimió una sonrisa. La frase
«No me gusta tu tono» era la respuesta de Effie cuando uno de sus hijos tenía razón en una discusión.
—Me gustaría descubrirla y dejarla sin trabajo.
—Si de verdad es lo que quieres, no deberías apoyarla comprando su revista.
—¿Y qué conseguiría con eso? Todo el mundo la compra. Mi insignificante boicot sólo serviría para hacerme quedar como una ignorante cuando los demás comentaran sus chismes.
En eso tenía razón, pensó Katniss. La alta sociedad de Londres estaba totalmente enganchada a la Revista de sociedad de lady Whistledown.
La misteriosa publicación había aparecido en la puerta de las mejores casas de Londres hacía tres meses.
Durante dos semanas, se entregó de manera gratuita. Y entonces, al tercer lunes, la revista se empezó a vender al desorbitado precio de cinco peniques.
Katniss sólo podía admirar la astucia de la ficticia lady Whistledown.. La publicación era una mezcla de comentarios, noticias sociales, mordaces insultos y algún que otro cumplido. Lo que la diferenciaba de otras revistas similares es que la autora daba los nombres completos de los protagonistas. No ocultaba a las personas detrás de abreviaturas como lord S o lady G. La gente puso el grito en el cielo pero, en el fondo, estaban fascinados por aquella mujer.
—La columna de hoy no está mal. Da bastante cuenta del baile de los Middlethorpe. Quién habló con quién, los vestidos que llevaban...
-Y supongo que sintió la necesidad de dar su opinión a ese respecto, ¿no es así?
Katniss esbozó una sonrisa maliciosa.
—Venga, mamá. Sabes tan bien como yo que a la señora Middlethorpe nunca le ha favorecido el púrpura.
Effie intentó mantenerse sería. Sin embargo, a los dos segundos estaba sonriendo y sentándose al lado de su hija.
-¿Pasó algo más? ¿Nos perdimos algo importante?
-Mamá, con una reportera como lady Whistledown, ya no hace falta acudir a las fiestas. Esto es casi como haber estado allí. Incluso mejor.
Effie se inclinó mientras Katniss leía:
—«El vividor antiguamente conocido como conde de Clyvedon ha decidido, al fin, honrar a Londres con su presencia.
Aunque todavía no se dignado a hacer su presentación oficial, han visto al nuevo duque de Hastings en White's y Tattersall's. El duque ha vivido en el extranjero los últimos seis años.
¿Será solo una coincidencia que haya regresado, justo después de la muerte de su padre?»
Katniss levantó la mirada.
—Este Clyvedon, ¿no es amigo de Finnick?
—Ahora se llama Hastings —dijo Effie, de manera automática—. Y sí, creo que él y Finnick eran amigos en Oxford. Si no recuerdo mal, era bastante revoltoso. Siempre estaba en desacuerdo con su padre, pero era un chico brillante. Finnick dijo que sacó nota de honor en matemáticas. Y eso es más de lo que puedo decir de ninguno de mis hijos.
Katniss, se rió y volvió a mirar el papel y releyendo una y otra vez el nombre del nuevo duque.
—Parece interesante.
—No es adecuado para una señorita de tu edad.
—Es curioso cómo soy tan mayor que te desesperas por casarme y, al mismo tiempo, soy demasiado joven para conocer a los amigos de Finnick.
—Katniss Everdeen, no me...
—gusta mi tono, lo sé —dijo Katniss, sonriendo.
—Sólo espero que algún día tengas...
—hijos como tú, lo sé -dijo Katniss, con una sonrisa melancólica, y apoyó la cabeza en el hombro de su madre.
Su madre podría ser demasiado curiosa y su padre quizás estuvo  más interesado en la caza que en las fiestas sociales, pero habían tenido un matrimonio amable y bien avenido, lleno de amor, risas e hijos.
-Seguiré tu ejemplo en lo que al matrimonio se refiere madre, siempre que no tenga que tener ocho hijos.

La Obsesión Del DuqueWhere stories live. Discover now