·VII·

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Afortunadamente el humano se encontraba en frente del de colmillos filozos. Y no, no hablo del gatito, sino del azabache.

- ¿Qué es eso? - Cuestionó mientras apuntaba el vaso transparente que dejaba ver un líquido rojo fuerte y abrumador, sostenido por las manos contrarias.

- El vodka más fuerte que tenemos. - Respondio, distraído, fichando a cualquier individuo en la casa, teniendo el eje de su la cabeza rotando a cada lado, en alerta. Dandole una mirada de reojo al menor. - ¿Porqué preguntas?

- ¿Puedo tomar un poco? - Preguntó terminando con una sonrisa y mirada inocente.

- Claro. - Afirmó el pelinegro junto a una sonrisa burlona, Seokjin mirandole desde su izquierda con una mirada preocupada a las posibles reacciones del rubio a la bebida alcohólica. Ya que estas fueron echas por los mismos chupa sangre. Éste tenía el triple del por ciento de alcohol que la habitual, el color rojo abrumador sólo era tinte comestible con un tintineo de sabor metálico, simulando sangre.

Aunque a Jungkook no le hacía mucho efecto, era uno de los pocos en Corea del Sur que lo soportaba. Ni siquiera su rostro insinuaba algún destello de ebriedad o poca tolerancia.

Jin temía por la, muy probable, poca tolerancia de Taehyung. Los humanos que habían sido retados Inútilmente y sin pensar en las consecuencias o si quiera negarse para mantener su reputación, orgullo y ego intactos, nadie los había vuelto a ver. Tan sólo uno de cientos sobrevivió.

Y Jungkook estaba consiente de eso, sin embargo, tenía una corazonada sobre el de hilos de oro.

Por eso, no se sorprendió - como todos los que estaban en esa mesa, boquiabiertos - cuando el de ojos azules como zafiros y tan profundos como el océano se mantuvieron fijos en su mirar mientras giraba y se tomaba casi todo el líquido del recipiente, justo donde el había apoyado sus labios para cometer la misma acción, anteriormente.

Quedando tan sólo una gota, Taehyung elevó el vaso hasta que el borde de este quede a unos centímetros arriba de la punta de su lengua extendida, asomándose a través de su boca. La gota calló justo en el lugar indicado, el humano saboreándola con ayuda de su paladar, emitiendo un sonido tópico de degustacion. Sin darse cuenta de la micro gota rebelde tomando el camino erróneo hacia su mentón, eso hasta que el pulgar de la mano fornida ajena hizo el mismo sendero en reversa hasta llevarse la punta de su falange hacia su boca.

Dejando a todos los demás más atónitos aún, si es que eso era posible.

- Tiene potencial. - El azabache dirigió su mirada hacia Jin, el cual estaba pálido. Como si hubiera visto a un fantasma. Que irónico.

- Gracias. - Sonrió triunfante el menor de todos.

- No te dirigí la palabra a ti, bolsa de carne, así que cierra la boca y buscame mi bebida. - Notando el fastidio en su mirada desde la primera palabra pronunciada por el de los colmillos.

- Ahg, como sea. - Se levantó de su asiento, dirigiendose hacia la barra rentada sólo para la fiesta.

·•·

- Chicos, y-yo voy al b-baño un segundo. - Farfulló el híbrido, su mirada llendo principal, especial y únicamente hacia el mayor de todos, Jin. Ya que su menor se había marchado hace unos minutos con Taehyung a la azotea.

Seokjin entendio el mensaje, mirando disimuladamente su reloj.

Si no vuelvo en menos de veinte minutos, contados uno por uno, buscame, más en estos días.

Basicamente era una ley no escrita
entre ellos tres, pero en este caso eran solo dos, entre ellos sabían que el rubio junto con el azabache iban a tardar.

Haciendo quien sabe que.

- Bien, aquí mismo te espero, pequeño, tranquilo.

- Gracias, Hyung.

·•·

Yoongi se estaba empezando a preocupar, habían pasado casi diecisiete minutos y el peliblanco no llegaba aún, pero tenía en cuenta que el único mayor a él se fijaba cada tanto los minutos pasados.

Relojeó disiuladamente un poco el area, nada fuera de lo normal. Pero cuando, finalmente, vio que habían pasado veintiún minutos, se levantó inmediatamente de su lugar, fijando su vista el pelinegro mayor.

- Voy a ir a buscarlo, tranquilo, este perro se altera cuando te alejas demasiado. - Justificó Min, recibiendo un gruñido del canino.

- Esta bien, ve. - Asintió con una leve sonrisa bailándole en sus labios de corazón, frotando los cabellos azabaches del que estaba acomodado en su codo, quien ronroneo sacándole una risa al castaño, Hoseok, mirando la escena.

Yoongi se dirigió al pasillo central, para luego doblar en otro más pequeño que llevaba a los baños.

Ya a unos siete metros de la puerta que lo lleva a los baños, llegaba a escuchar un sonido que no podía identificar pero si era realmente molesto.

Aunque cuando abrió la puerta todos esos pensamientos de molestia se convirtió en unos de preocupación y tristeza.

Todo lo que se podría llamar inusual en ese lugar, estaba justo en el lado contrario de donde se encontraba el jabón del lavabo de en medio. Había un pequeño erizo blanco con dos esferitas chiquititas como ojitos. Lo que Min escuchaba y llegó a encontrar e identificar como molesto, eran leves y suaves aunque constantes chillidos como sollozos que resonaban en la habitación, acompañados de los ruiditos que emitía cuando, de vez en cuando, sorbía su naricita.

Yoongi reaccionó cuando una gota hizo eco en los oídos, tanto a él, como al mamífero.

- Hey, pequeño. - Susurro el pelimenta, tratando de no asustar al animal.

Pero el peliblanco no tardó en abrir sus ojitos por la sorpresa, y resbalarse ya que, supuestamente, ese mismo lavabo había sido usado. No pudo reaccionar a tiempo ya que sus patitas se encontraban desplomadas por todo el pequeños lugar donde se encontraba y no las podía controlar. Callendose así hacia el suelo, este estando a una gran cantidad de altura de distancia del lavabo, para el diminuto cuerpo animal.

Como si todo fuera una escena de una película en cámara lenta, Yoongi reaccionó como si su vida dependiera de ello.

Vaya que en un futuro realmente lo sería.

·•·

singularity - ktWhere stories live. Discover now