Capítulo 43 - Como si no fuera real.

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Habían pasado varios días y sin duda alguna las cosas se sentían raras con Rodrigo. No habíamos pasado de intercambiar algunos mensajes algo secos, incluso ya no me habló para que lleváramos a Pau al aeropuerto y de salir ni hablemos.

Por un lado me sentía abrumada por el hecho y por otro me daba igual que hiciera Herrera. Ya no estaba dispuesta a volcar mis emociones por nada, mi estabilidad mental valía más.

Terminé de ponerme mi hoddie gris y un poco de gloss, era sábado por la noche. Zabanna me había invitado a una terraza con ella y Sandra, era una salidita casual.

Caminé al cuarto de Kiara para asegurarme que estuviera dormida, tal y como la dejé antes de arreglarme. La pequeña tenía el pelo rebuelto y podía notarse un hilo de baba en su mejilla. Sonreí.

Cuando bajé miré a Alexander con Mikel en brazos estaban en la sala, el pequeño estaba más que rendido y mi hermano sobaba su pequeña espalda.

-Hey.-Susurre llamando su atención.-Si quieres puedo subirlo a su recarmara en lo que pasan por mi.

-No.-negó mi hermano.-Este niño ya pesa lo suficiente como para que lo sigas cargando. Ya ni María debería cargarlo.

Me reí, era cierto, Mikel había crecido muchísimo últimamente.

Me senté a su lado y pase mi mano por el suave pelo del menor.

-Te digo algo.-Habló, asentí mientras seguía tocando el cabello de Mikel.-Mamá quiere verte, tal vez deberías darte una vuelta por la casa, me ha estado preguntando por ti.

Sonreí. Mi corazón se sintió feliz. Un claxon sonó y supe que era Zabanna.

-Lo haré. Nos vemos en un rato hermanito.-Hablé mientras removia su cabello.

Rodrigo POV.

Los últimos días había estado lleno de reuniones y trabajo, sin duda eso no me había ayudado mucho, no había salido con Lucía e incluso, no pude llevar a Pau al aeropuerto y la terminó llevando su mamá.

Además de ello, mi mente se había quedado algo movida después de aquella noche en casa de Giovanna. Todo ese ambiente tan familiar me abrumo un poco.

Me era imposible no sentirme mal por Lucía, ella siempre se veía tan entusiasmada con niños al rededor y si mal no recuerdo incluso estuvo cercana a comprometerse si yo no hubiera llegado a su vida.

Me apenaba un poco por ella, era consiente que era algo que yo no podía ofrecerle tan fácilmente y que además no estaba buscando yo. En mis planes el matrimonio ya no figuraba, me parecía algo ridículo a mi edad además que los recuerdos de mi primer matrimonio tampoco ayudaban a que me llamara la atención. Era imposible no sentirme egoísta con ella por mi forma de ver las cosas y eso también me hizo manter distancia.

Me bajé del automóvil, estaba dispuesto a verla, necesitaba verla, llevarla a cenar y tal vez tocar esos temas para ver a dónde ir con la relación.

Toque el timbre varias veces.

-Ya, ya, deja de tocar como loco.-Habló María con el seño fruncido.-Te recuerdo que tengo niños pequeños.

Estaba en pijama y se le veía cansada.

-Si, lo siento.-Mencioné sincero.-¿Está Lucía?

-No ella salió.-Frotó sus ojos mientras bostezaba.-¿qué no te dijo?

Negué.

-¿Y sabes a dónde fue?-pregunté.

Lucía POV.

-No quiero pasar ni un día más sin que seas mi esposa, ¿te casaría conmigo?

Mis ojos ya no podían con tantas lágrimas, me sentía tan feliz y mis manos temblaban.

Acababa de presenciar el discurso más bonito de amor, lleno de alma y corazón.

Zabanna tan solo asintió y se lanzó a besar a Sandra.

Los demás amigos empezaron a aplaudir y a gritar.

Yo no podía de la emoción, mi mejor amiga se iba a casar. Después de unos minutos de ellas susurrandose cosas me acerqué a ellas.

-Felicidades.-Hablé mientras le daba un fuerte abrazo a Sandra, esta estaba con una sonrisa enorme y estaba muy enérgica.

Después me acerqué a mi mejor amiga, estaba llorando y nos quedamos abrazas llorando juntas.

-¿Puedes creerlo?-Mencionó la morena mientras restregaba las lágrimas de sus ojos.

-¡Me voy a casar!-Grito mientras sacudía su mano en donde estaba el anillo.

-¡Te vas a casar!-Respondí con la misma energía que ella.

Era una piedrita rosa, un anillo muy bonito. Me sentía tan alegre. El brindis fue el más cursi, todos los que estábamos ahí estabamos felices.

Le pedí a Sandra que me tomara una foto con Zab y la subí a mi instagram. Era un momento que quería tener guardado, después de todo, una mejor amiga no de casa todos los días.

La fiesta de festejo continuó, la vista a la ciudad era preciosa y la música no faltó.

Me serví un poco más del vino, que había sido mi compañero durante mi estancia en la noche. Ya me sentía algo mareada y las luces de los edificios se veían aún más llamativas.

-Mi mejor amiga se va a casar.-Hablé mientras palmesba la pierna del chico a mi lado.

Este no me dijo nada y yo tampoco voltie a verle el rostro. En cambio me concentre a pasar mi dedo por la copa.

-¿Sabes? Yo también sueño con casarme.-Me reí.-Pero nunca pensé que ella lo haría primero.

Suspiré y bebí el resto de mi copa.

-Imaginame de blanco. Me vería bonita, ¿no?-Alcé mi vista a la del hombre a mi lado.

-Seguro que sí.-Afirmó con la cabeza y tomó mi mano.-Serias la novia más bonita de toda la ciudad.-Depósito un beso en la misma.

Abrí mis ojos y miré su rostro.

-Diego.-Me solté a abrazarlo, estsba feliz de que estuviera aquí.-¿Qué haces aquí?

-Zabanna me envío mensajes, segurmente se lo envío a mucha gente y uno de ellos me llegó tal vez por error, sé que no soy santo de su devoción, pero, sabía que estarías aquí y quería verte.-Tomó la copa de mis manos y la dejó en una mesita cerca a los sillones donde estábamos. Se acercó más a mi.

Me quedé mirando las estrellas, se veían tan bonitas, a veces me gustaría ser una de ellas. Me recargue en el hombro de Diego y aspire su aroma, se sentía familiar estar tan cerca de él y de algún modo me daba paz.


DREAM ON, LITTLE DREAMER. ( Rodrigo Herrera Aspra )Where stories live. Discover now