One Shot 10: Loco (P2)

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     Habían pasado cuatro años desde que Joel y su padre se habían mudado a Mississippi. Y Joel odiaba Mississipi por haberlo alejado de Erick; odiaba ese estado por haberle robado la oportunidad al ojiverde de explicarle lo que había ocurrido en su antigua casa, en aquél cuarto, en dónde una tarde su padre le dijo que Erick estaba "Loco".

Era inevitable pensar en sus ojos, en su sonrisa, su voz, su presencia, la que sólo tuvo conscientemente pocos minutos.

Deseaba verlo, que le explicara, que si había estado loco por él que no le importaba, porque como él, Joel también lo estaba; sin embargo, no dejaba de pensar en algo realmente importante: ¿ese día... Quería matarlo? ¿Erick había asesinado a alguien?

Las mismas preguntas, los mismos sueños, las mismas voces en su cabeza y aquél latido a verlo en uno de los miles de retratos que había ya dibujado él mismo.

Si lo que su padre había dicho era verdad, ahora era su cuarto el que estaba lleno de ilustraciones de Erick; en el esmeralda del arco iris, en el sonrojo de un atardecer, en los gemidos producidos por las olas, en un sol que se convierte en llamas, y en un corazón ardiente faltante de sus venas principales.

En todos lados estaba Erick, y se había encargado, después de darle tantos rodeos, a finalmente mostrarse al mundo como artista, y no como pintor, si no como poeta.

Sí, poeta, poeta con psicosis prolongada, como había mencionado Richard su ex mejor amigo.

Era narcótico también al solo imaginar su presencia adorada.

Y fue una tarde, en donde se encontraba en camino a aquella conferencia para promover la literatura en aquella ciudad de Mississipi, que había tomado otra importante decisión.

—Voy a volver a Los Ángeles.

Estaba decidido a entrar a la casa, que según el padre de Joel, hace mucho tiempo Erick no vivía, para sacarle información a su madre.

Ya en el camino pensaría qué excusa darle para entrar a su cuarto, buscar algún indicio que le dijera en dónde se encontraba el ojiverde.

Joel se sentía decepcionado también; ¿Tan poco importante habría sido él en la vida de Erick como para que lo abandonara como lo hizo?

Para que no lo buscara más.

Se sentía como un fracasado, como un loco fracasado.

—Faltan dos minutos para salir, Pimentel —Le indicó su asesora, Clara, con una sonrisa —Puedes hacerlo ¿okay? Respira profundo.

Joel hizo inconscientemente caso a aquellas últimas palabras dichas por la mujer.

No sabía porqué, pero estaba muy nervioso, abrumado, con una presión en su pecho y el corazón palpitaba como si le hubieran inyectado Redbull.

No era la primera vez que asistía a ese tipo de conferencias, había mucha mucha gente, de diferentes partes de la ciudad, del estado, del país y quizás hasta del mundo.

Había sido el estudiante con mayor calificación en la universidad técnica de arte de la generación número 10, tenía gran peso en los hombros, todo debía salir perfecto.

—Buenas tardes a todos —Comenzó, sonriendo, para carraspear su garganta —De antemano, quiero darle las gracias a la universidad central de arte en la hermosa ciudad de Mississipi.

Había mentido ante el afecto por la ciudad.

...—Estoy muy contento por ser parte de éste gran proyecto, expuesto por mi gran profesor, y ahora colega, Yoandri Cabrera —Miró al chico quién sonreía con un brillo en sus ojos —gracias amigo, por dejar que yo liderara lo que les expondré a continuación...

Así Es Lo Nuestro -One Shots (JOERICK)Where stories live. Discover now