One Shot 13: Niño despistado.

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Narra Joel.

En cuanto las luces de la habitación se apagaron, no dejándome ver nada, solté un exhalo.

Me removí en la cama y tape mi cuerpo con la cobija, hasta mi clavícula.

Mis manos se posaron en mi pecho y comencé a cantar en mi mente Shape Of You.

Casi cuatro minutos.

Lo mismo que Erick, mi compañero de cuarto, que se encontraba durmiendo en la misma litera pero en parte de arriba, se tardaba en quedarse dormido.

Lo supe un día que estaba escuchando la misma canción con un solo auricular. La coloqué justo cuando lo sentí removerse tras acostarse, y lo escuché roncando cuando acabó.

Sí, lo confirmé toda la semana siguiente a esa y también los próximos meses. Y así fue como supe que, con tranquilidad, podía masturbarme en la soledad de mi cama.

No me culpen.

Pasaba desde las siete de la mañana a las doce del mediodía en el restaurante chino en donde mi padre era cocinero. Posterior a ello, precisamente a la una, debía estar listo en la universidad, hasta las ocho o con suerte hasta las seis.

Medio año la misma rutina, llegaba cansado, haciendo tareas, acostándome a las doce, sin poder sacar de mí todo el estrés que estaba cargando. Claro, hasta que me di cuenta que Erick, del cual no sabía más que veíamos metafísica juntos, pero tenía un precioso culo, caía rendido cual bebé.

Oh sí. Ese pequeño diablo de ojos verdes, barba baja en forma de candado, cabello negro, y piel de porcelana tenía un gran culo.

Y es que ese niño era tan despistado, que en las noches dejaba la puerta del baño abierta, aun sabiendo que yo me encontraba estudiando frente a ella.

Y entonces se preguntaran... ¿por qué no te masturbabas en el baño?

Vamos, que para mí era demasiado incomodo tener que sentarme en tapa del váter frente a una revista y hacer magia.

Lo mío era la paz, el silencio, la oscuridad...

Aunque no me quejaba si en plena luz descargaba toda mi potencia con alguien más.

Alguien como el niño despistado que no cerraba la puerta del baño y me había dejado ver su culo, tanto limpio como sucio.

Mi mano se deslizó desde el centro de mi estómago hasta debajo de la tela de mi bóxer, tras revivir la imagen del chico que algunas veces parecía un niño. Pequeños bellos cubrían su columna vertebral, aunque vi lo suficiente como para notar que sus nalgas tan definidas y seguramente duras, estaban sin un vello, al igual que sus piernas

Erick cuidaba lo que comía, al igual que su vestimenta. Siempre andaba de punta en blanco, oliendo a fresas. Se pintaba las uñas con cierta capa de brillo y en los dedos pulgares colocaba una carita sonriente, usaba un zarcillo negro en forma de cruz en su oído izquierdo, un collar con una herradura de caballo, la cual se la había visto el mismo día en que llegó con chocolates en mano para compartir y estudiar la asignatura en común, la noche en que me dejó ver por primera vez sus hoyuelos.

Sus pies eran muy grandes, al igual que sus dedos.

Y su boca... ¡Jesucristo!

Desde el primer día en que llegué pensé que era ilegal.

Era ilegal que fuera tan bonito y anduviera libre en las calles.

Cuando mi mente comenzó a repetir escenas en donde él con sus finos dedos rodeaba mi polla, con su boquita chupaba mis pelotas, con su lengüita degustaba mi glande, mientras que con su carita de niño tierno queriendo ser malo hacía que corrientes de placer recorrieran cada partícula de mi cuerpo, me di cuenta que no había dejado de mover mi mano dándome placer.

Así Es Lo Nuestro -One Shots (JOERICK)Where stories live. Discover now