Capítulo 25. La patada

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Holaa
Bueno, bueno, estoy FLIPANDO de la de gente que está leyendo de pronto este fic, y me soplaron que es que se compartió por algún grupo, quien fuese que lo hizo, en serio graaaacias, nunca imaginé que lo leyesen más de 3 o 4 personas asiiiii que GRACIAS infinitas.

Si encontráis alguna errata, o incoherencia, me parece guay que me aviséis, lo subo sin betear y luego digo ohh no pero ya es tarde porque siempre lo ha leído alguien. Espero que os siga gustando. Jo, cada vez me queda menos para terminar y ya me está dando pena, aunque me va a salir más largo que El Quijote xD

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Capítulo 25.

La patada

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Detroit. 31 de julio.

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El sudor le pegaba la camiseta a la espalda, y las luces de la pista le gritaban con más fuerza que los hinchas que llenaban las gradas.

Una voz cruzó su mente como el eco del grito en un acantilado.

¡Saque asesino!

Hizo girar la bola entre los dedos, en el sentido de las agujas del reloj, tres veces.

Perfecto.

En New York la afición de la Ocean solía acompañar su movimiento con un silencio absoluto, regalándole una concentración que no necesitaba. Solo que no estaban en New York. Eran equipo invitado en Detroit, y se jugaban la Liga sub-19 con su enemigo eterno, los Detroit Guns.

Kageyama clavó la mirada en el colocador contrario. Su saque iría directo a él, para desmontarles la ofensiva. No se le escapó el gesto que le hizo, alzando un dedo. El árbitro llevaba todo el partido fingiendo ceguera a las provocaciones de esa panda de macarras. Y como reflejo del equipo al que apoyaban, la bancada rival silbaba y abucheaba, e incluso vio volar un par de tetrabricks aplastados.

Esto no es fútbol, imbéciles.

Cerró los ojos y cuando los abrió, vio la pista con claridad, como si observase un tablero de ajedrez. Sólo tenía que decidir cómo mover las piezas.

Si ganamos este partido, ganaremos la Liga.

Y después…

Una vez la Liga hubiese terminado, entonces…

Dani estaba en la izquierda, y era el único que no se cubría la nuca. Lanzó la pelota al aire y golpeó. Llevaba diez minutos jugando y la pierna ya empezaba a quejarse. A los quince el dolor era difícil de ignorar. Colocó dándolo todo, disimulando de la mejor manera, intentando no mirar al banquillo. Incluso sin hacerlo, podía sentir las vibraciones de Atsumu exigiéndole parar. Exigiendo su puesto.

Yo soy el jodido titular.

Un titular cojo en el mejor equipo sub-19 de USA. Sería para reír, si no fuese patético.

La mejor nevada del mundo |KageHina|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora