Capítulo 9. Las tres pruebas del senpai

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Hola! Gracias por las lecturas! No sé si os parecen demasiado largos los capítulos y preferís que los divida más, tiendo a hacerlos largos pero no tengo problema en subirlos más cortos.
Repito, gracias!
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Capítulo 9

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-Kageyama-kun-. Kageyama alzó la mirada, separando las manos de su cara. Sugawara se acercaba a él sonriendo con calma, con ese gesto suyo que era capaz de apaciguar un volcán. Kageyama no lo habría admitido, pero al verle se relajó, apoyando la espalda contra el asiento de plástico naranja de aquella sala de espera-. Todo está bien. He llamado a Ukai-san para que nos venga a buscar, pero no es nada para preocuparse. Ha sido un ataque de ansiedad. ¿Te sientes mejor?

Kageyama asintió con la cabeza. Había intentado negarse a que lo llevasen al hospital, pero en cuanto intentó hablar su voz se atragantó y el aire desapareció de nuevo de sus pulmones, de modo que optó por dejarse conducir en un taxi hasta el centro de salud más cercano. Le atendieron rápido, y lo agradeció, porque cuando cruzó las puertas de cristal del consultorio médico el aire otra vez se le escapó del pecho, y sintió que se moría. Pero no se murió. Por supuesto que no. Y ahora, después de la medicación que le suministraron, después de estar un rato solo y con el ruido de aquella televisión de la sala de espera de fondo, se sentía imbécil. Absolutamente patético. Había perdido una sesión de entrenamiento justo antes del partido más importante de su vida.

Mierda.

-¿Podemos salir de aquí? -preguntó, mirando a su compañero. Sugawara pareció sorprenderse, pero al momento reaccionó.

-Podemos ir a la cafetería si quieres, pero no deberíamos salir a la calle, no al menos hasta que me avise Ukai-san. Está nevando.

-¿Nevando?

-Sí. Seguro que Hinata está como loco, ya sabes, wooa y todo eso -rió Suga, agitando la cabeza-. Vamos, te invitaré a un chocolate caliente. Seguro que te sentará bien.

Se sentaron el uno frente al otro en la cafetería. Kageyama aún se sentía atontado, seguramente por la pastilla que le habían dado.

-Lo siento -dijo, con voz firme. Quería que lo oyese, porque realmente lo sentía. Sugawara levantó las cejas.

-¿El qué sientes, tener un ataque de ansiedad? Le puede pasar a cualquiera.

-A mí no -dijo, respirando despacio. Se sentía tranquilo, pero mierda, era un efecto de las drogas. Él siempre estaba tranquilo sin necesidad de tomarse ni una tila, ni una valeriana, ni nada. Nunca se alteraba. Jamás.

-Eres humano, Kageyama. Es normal que ante la presión del partido de pasado mañana tú no...

-No tiene nada que ver con el partido -le cortó, mirándole a los ojos.

-Oh -Sugawara le dio un sorbo a su taza, despacio, y después esperó. Kageyama no era muy hábil para las relaciones sociales, pero se dio cuenta. La pelota estaba en su lado de la red, así que podía saltar y rematarla o dejar que pasase de largo.

La mejor nevada del mundo |KageHina|Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora