Capítulo 35. No necesitamos recuerdos

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¡Hola!
Gracias a todas/os por los comentarios, lecturas, estrellas. Nunca imaginé que esta historia pudiese tener ningún tipo de seguimiento xD así que flipo y os amo.

Quedan dos capítulos. Luché mucho porque fuesen 36 porque me flipa ese número, pero van a ser 37.
Los dos que quedan serán largos. La idea es que esté terminado antes de que acabe abril.

¡¡Gracias!!

Nota 1. Siento las erratas, typos y sobre todo los líos que me hago a veces con las fechas, gracias @DarrellLEDAM por echarme una mano con esto, te debo la vida. Prometo que reviso siempre, pero a veces lees una cosa mil veces y no ves los errores.

Cuando acabe de publicarlo revisaré exhaustivamente todo y corregiré todas las erratas, faltas, incoherencias en fechas y cosas concretas. Avisaré. Pero si encontráis alguna, ¡podéis decirlo!

Nota 2. Gracias a todas las personas que recomendáis mi historia, gracias a vosotras un fic humilde con pocas visitas se ha convertido en un fic humilde con muchas más visitas. ¡MILLONES DE GRACIAS!

Nota 3. Como siempre, si wattpad me cambia los guiones, los pondré bien en cuanto pueda. Disculpas anticipadas.

Nota 4. Hay más notas al final JAJAJA

Nota 5. Los cutreseparadores son míos again

Jadeó, la respiración cortada, los ojos entornados, el cuerpo enredado y tieso como un alambre

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Jadeó, la respiración cortada, los ojos entornados, el cuerpo enredado y tieso como un alambre. El corazón bombeaba a la velocidad de su mano, y estaba tan cerca. La tela roja y negra de la camiseta de la selección de Japón se le pegaba a la espalda, y sudaba, la boca entreabierta, la saliva acumulándose bajo una lengua demasiado pesada.

Fuck.

En la pantalla, Hinata se hundía en una sintonía de gemidos mientras Tobio seguía moviéndose sobre él, sin disminuir la fuerza. Se fijó en su espalda tensa, en cada músculo de sus brazos. En sus omóplatos, en el sudor que le escurría desde el final de la espalda y se colaba entre las nalgas, alcanzando los testículos. Hinata se rompía bajo su abrazo, contra la alfombra.

La misma en la que ahora estaba él sentado, so close, fuck, God, so close.

Kásper echó la cabeza hacia atrás, apoyándola sobre la cama -todavía deshecha, como la dejó Tobio- y se corrió en un grito mudo. Tardó tres minutos en recuperarse, dejar de ver todo borroso, levantarse y limpiar el desastre con la camiseta de la selección. Todavía olía a Tobio. Se había dejado allí medio armario. En el móvil tenía unos cincuenta mensajes de tías que querían quedar con él, y también de unos cuantos tíos. Ni rastro de Tobio.

Volverás. Volverás arrastrándote como un perro.

Porque nadie puede ofrecerte un vóley mejor que el mío.

La mejor nevada del mundo |KageHina|Where stories live. Discover now