Capítulo 7. Ojalá no nieve

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Capítulo 7

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-Serías buena rematadora.

Suzume-san dio un sorbo a su botella de agua, mirándole seriamente.

-Tú también. Se te dan bien los ataques rápidos.

Kageyama se encogió de hombros, secándose el sudor de la frente con el brazo.

-Me gusta más colocarlos.

-Sí. Esa sensación de engañar a los bloqueadores contrarios... Es algo que sólo nosotros podemos entender -dijo ella, sonriendo. Kageyama se fijó en sus ojos; igual que a Hinata, cuando se reía se le achinaban mucho, dándole un aspecto inocente- ¿Llevas mucho jugando?

-Toda la vida -dijo Kageyama. Ella se apoyó a su lado, pegando la espalda a la pared-. La pista... Es mi sitio preferido.

-El mío también aunque... no muchos lo entiendan -dijo ella-. ¿Recogemos?

Kageyama asintió mientras comenzaba a guardar los balones que habían utilizado. No había esperado mucho de ese entrenamiento, pero Suzume-san resultó ser buena. Muy buena. Colocaba la pelota con precisión, pero también hacía todo lo demás. Era una jugadora completa, recibía y sacaba, y también era rápida pensando y moviéndose. Le habría gustado tenerla en su equipo. Incluso hacía los servicios con más fuerza que algunos de los del Karasuno. Con más fuerza que Hinata o Tsukishima, pensó Kageyama, arrugando la nariz. Siempre intentaba que Hinata practicase su saque, que se esforzase en un servicio con salto como el que habían aprendido Tanaka y Asahi, pero no era algo que le motivase.

Recogieron todo y cargaron con la caja de las pelotas hasta el almacén. A diferencia del del Karasuno, estaba totalmente desordenado; había de todo en aquel cuarto, desde cajas pasando por pelotas de baloncesto y de fútbol amontonadas, colchonetas viejas y polvorientas, camisetas de viejas equipaciones e incluso un potro, ya roto, tirado contra una esquina. Kageyama estornudó dos veces.

-Soy alérgico al polvo -se disculpó, sacando un pañuelo. Suzume comenzó a guardar las pelotas en una cesta.

-Yo creo que están hablando de ti. Tal vez Atsumu-kun.

Kageyama la miró con sorpresa.

-¿Le conoces?

-¿Alguien en Tokio no conoce a Tsumu? -Kageyama levantó una ceja, extrañado ante el apodo. Sólo había oído a su hermano llamarle así. Por otro lado, no sabía que fuese tan popular, aunque era cierto que cada vez que entraban en un bar todo el mundo se acercaba a saludarle-. Osamu es más tímido.

-¿Son amigos tuyos? -preguntó, cogiendo tres pelotas y metiéndolas también en la cesta. Suzume-san agitó la coleta castaña.

-Estuve saliendo con Tsumu -dijo ella, seria, cogiendo la fregona- ¿Puedes llenar esto, por favor?

-¿Salisteis mucho tiempo? -preguntó Kageyama, agarrando el cubo que ella le tendía. Suzume le miró y sonrió. Incluso con la escasa luz de aquel cuartucho se veían sus ojos. Iguales que los de Hinata. ¿Cómo puede tenerlos iguales?

La mejor nevada del mundo |KageHina|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora