PRISON LOVE | NOMIN • NCT DREAM

D O C E

Con el corazón en la boca, Jeno avanzó por los pasillos de SM con rapidez. 

La sensación de estar perdiendo a la persona mas valiosa que tenia en su vida lo inundó de una adrenalina explicable. 

No podía dejar de pesar en lo vacía que se sentiría una vida sin Jaemin, en lo aburrido e incomprendido que se volvería.

Sí, Jaemin sabía de sus sentimientos, y no le correspondería nunca, pero no lo había rechazado como amigo, en lugar de eso lo había abrazado con calidez y con empatía.

A Jaemin le dolió saber de su condición, entendió lo triste y lo difícil que había sido para él. 

Lo comprendió, y se dio cuenta que ni sus sentimientos, ni su sexualidad cambiaría eso precioso que tenían.

Y su tan ansiada pregunta, ¿quizá en lo profundo de su corazón Jaemin tenga algún sentimiento por mí?, fue respondida .

Y sí, el menor lo amaba. Y no de una forma romántica, lo amaba como su hermano, su amigo, y Jeno se enorgulleció, porque el amor que se tiene a un amigo es mas profundo que cualquier cosa. Jaemin lo había elegido a él, de todas las personas era a él en quien mas confiaba y a quien volvería una y otra vez cuando necesitara el mas genuino amor . Y él estaría listo para cuando eso sucediera. 

En frente de la gran oficina de los directivos, tomó aire y presionando su puño se dispuso a golpear. 

¿Qué diría? No tenía idea, pero algo se le ocurriría. Se arrodillaría frente a ellos si fuera necesario.

Nadie respondió del otro lado, así que golpeó con más fuerza. 

Un mayor con cara de pocos amigos abrió, y detrás de él pudo discernir a Jaemin. El hombre carraspeó su garganta y Jeno no supo que decir.

—¿Quién es? —El directivo de mayor cargo habló desde dentro de la habitación.

—Es Jeno, de NCT señor.

El hombre que bloqueaba su vista se hizo a un lado, y el castaño quiso entrar pero fue detenido por un brazo que lo tomó del hombro.

En ese momento, todo el coraje y la adrenalina salieron disparadas por un tuvo. Se sitió expuesto e indefenso ante la vista del mayor a cargo. 

—Jeno no es momento de interrupciones, estamos hablado cosas importantes aquí —aunque el directivo hablaba con tranquilidad su voz sonaba intimidante y con autoridad—. Vuelve más tarde.

Aunque Jeno luce como un chico grande, sigue siendo un niño tímido que jamas se atrevería a contradecir las órdenes de un mayor.

Antes de salir de la habitación le dedicó una mirada al menor. Y para su sorpresa la expresión de Jaemin no era la de alguien que estaba a punto de perder todo. 

Se sintió confundido. 

Mordiéndose las uñas, y con las piernas temblando esperó en el pasillo a que Jaemin saliera. La duda lo estaba carcomiendo.

Y después de alrededor 40 minutos de calvario, el menor salió.

Lo vio hacer una reverencia antes de cerrar la puerta y finalmente se dio vuelta llevando una de sus manos al corazón y suspirando aliviado.

Cuando Jaemin giró su cuerpo para ir algún lugar se sorprendió al ver a Jeno sentado en el pasillo.

—¿Qué estas haciendo ahi? 

—Yo, estaba... vine porque —Jeno tartamudeaba tratando de pararse— Vine a evitar que te sacaran de grupo.

El menor sonrió con ternura.

—Entonces —lo abrazó por el hombro y lo obligó a caminar alejándose de la oficina— ¿esperabas salvarme con eso? 

Jaemin largó una carcajada y Jeno lo miró enojado.

—No me malinterpretes Jeno querido, pero cómo ibas a salvarme sin decir nada. Creo que vi como aguantabas las ganas de orinarte en los pantalones cuando hyung te habló —y prosiguió a imitar la actitud del mayor, juntando sus manos al frente y encogiéndose en el lugar—. Pero gracias, en serio Jeno, gracias por todo y perdón —Jaemin estaba avergonzado, y su cabeza a gachas era la prueba.

Jeno solo sonrió y le dio una palmada en el hombro y siguieron caminando.

—Oye, espera, y ¿qué pasó ahí dentro? —en el emotivo reencuentro, ambos habían olvidado el asunto de la charla con el directivo.

—Cierto... Déjame contarte bien.