🎸 Capítulo Treinta y Seis

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Before The Day Is Over – Joji

MITCHEL

Sus mejillas estaban cubiertas de lágrimas y mordía su labio inferior para intentar callar los sollozos. Me lastimaba más verla en ese estado que los golpes que había recibido.

Mi cabeza estaba recargada en la ventanilla.

—¿Puedes dejar de culparte?

No lo decía en voz alta, pero sabía que ese tipo de pensamientos la torturaban. Me habían pasado cosas peores que una simple paliza por chicos de preparatoria. Destiny inhaló con profundidad, dispuesta a replicar, pero noté como prefirió dejarlo estar.

—¿Quieres que siga conduciendo?

Llevaba como media hora, pero aún así sentía que no estábamos lo suficientemente lejos de Inglewood.

—Sí —respondí.

Extendí una de mis manos para alcanzar el celular que estaba cerca de mis pies. Reprimí un quejido al flexionarme hacia al frente. Deslice mi dedo por la pantalla y entré a la aplicación de mapas para teclear «Motel» en el buscador. Seleccione el que mejor pinta tenía antes de acomodar el celular en un lugar donde Destiny pudiese verlo sin ningún problema.

—¿Estás seguro? —cuestionó insegura.

—No pienso regresar hoy a la casa de mi tía.

Llegamos al lugar once minutos más tarde. Destiny se estacionó en el parking y luego apagó el motor. Echó un vistazo antes de desabrocharse el cinturón, bajó de la pick up y cerró la puerta detrás de ella. La observé apresurarse con la intención de ayudarme.

Tomé mi celular y pasé mi brazo derecho por sus hombros para dirigirnos hacia la entrada. El dolor me impedía avanzar más rápido, pero intenté no dejarle caer todo mi peso. Con una mano abrió la puerta de cristal para entrar al lobby. Nos recibió una señora de unos cuarenta años con una mirada asustada detrás del mostrador. Mi aspecto debía estar horroso para que reaccionara de esa forma. Me fijé en el nombre que llevaba grabado en su informen de lado izquierdo: Helena.

—¿Se encuentran bien? 

—Lo estaremos cuando nos dé una habitación —le aseguré impaciente.

Enarcó una ceja.

—¿Solo una cama? —cuestionó en un tono de voz menos amigable a comparación del que nos dio al principio.

—Sí.

Me incliné para susurrarle a Destiny al oído.

—Saca la cartera que esta en mi bolsillo trasero de lado izquierdo y entrégale mi identificación. 

—De acuerdo.

Helena despegó su mirada de la computadora.

—¿Cuánto tiempo se quedarán? —preguntó, y después le regresó mi identificación.

—Hasta el medio día de mañana.

—¿Efectivo o tarjeta?

No olvides mi voz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora