13. El discípulo del Beerseker del trueno

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De manera peculiar, otros dos años habían pasado en Asgard, el pequeño Nahir ya no era tan pequeño, prácticamente era una copia de su padre, solo que con nueve años.

—Practiquemos de nuevo tu velocidad —le dijo su padre, Nahir clavó la espada en el suelo y comenzó a estirarse.

—¿Puedo practicar con la tía Brunhilde? Creo que a ella ya la igualo en velocidad.

—No, yo soy tu padre y yo debo de supervisar tu entrenamiento —sentenció Poseidón.

—Pero la otra vez me dejaste practicar con la tía Hrist —replicó Nahir.

—Fue distinto, tuve que ayudar a tu madre y tú no podías detener tu entrenamiento.

—Padre, jamás seré tan rápido como tú —se quejó Nahir, a Poseidón no le pasó inadvertido que de "papá" hubiera cambiado a "padre".

—¿Has estado hablando con Thor otra vez? —le preguntó, Nahir abrió los ojos sorprendido, el chico no se había dado cuenta de que su vocabulario se veía ligeramente influenciado por el Beerseker del trueno.

—Bueno, me lo encontré ayer en el pasillo, Loki le había hecho una broma y estaban discutiendo.

—Y volvió a ofrecerse para ser tu maestro —continuó Poseidón, no era una pregunta, sabía que así era.

—Un poco, dice que las Nornas fueron las que le dijeron que me tomaría como discípulo.

—No sin mi permiso y él no lo tendrá —sentenció Poseidón, aún seguía teniendo un poco de celos cuando lo veía cerca de su esposa o su hijo.

—¿Y por qué no puedo entrenar con ambos? Él también es un buen guerrero, incluso ya ha participado en conquistas y vencido enemigos poderosos.

—¿Y crees que tu padre no lo ha hecho? —le cuestionó indignado Poseidón, ¡Subestimado por su propio hijo!

—Tú nunca me cuentas nada —se quejó Nahir.

Poseidón frunció los labios, no quería hablarle de la tierra ni de su familia divina porque sabía que el muchacho iba a ser lo suficientemente listo como para obtener alguna información de por qué no estaban allí.

Aún así no dejaría que su hijo lo considerará inferior al dios de los martillos.

—Yo detuve rebeliones, domestiqué monstruos marinos y vencí titanes —le informó, pero Nahir no pareció creerle mucho.

—¿Y por qué no hay historias de ello en Asgard?

—Porque lo hice en la tierra.

—Ah, Midgard, suena un lugar interesante, la tía Reginleif me dio un libro que habla sobre Midgard, aunque dice ahí que los humanos son débiles, pero yo no lo creo, mamá es humana y es muy fuerte.

—No todos son como tu madre —replicó Poseidón.

—¿Algún día podemos visitar Midgard?

—La tierra —lo corrigió su padre—. Algún día volveremos.

—¿Y en algún momento dejarás que el tío Thor me dé clases?

—Te pondré una prueba, logra esquivar una oleada de mis ataques, si lo logras, aceptaré —le propuso Poseidón.

¿Qué podía decir? Aún disfrutaba el poner a prueba a otros, pues sabía que en velocidad nadie lo podía igualar.

—¿Lo prometes? —preguntó emocionado Nahir, Poseidón asintió— ¡Me esforzaré!

El niño adoptó una posición defensiva y levantó su espada, Poseidón se plantó frente suyo y extendió el tridente en su dirección.

—¿No te vas a acercar?

La batalla por el Olimpo (Continuación de La Tempestad de un Corazón Roto) SNVWhere stories live. Discover now