[ 00.5 | límite ]

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No tardó ni cinco minutos en llegar a la casa del peli morado, pero ese poco tiempo bastó para que la fría ventisca invernal se colara entre sus ropas y le hicieran tener un escalofrío al aparcar y bajar de su moto frente a la casa del chico.

El sol aún tenía un par de horas para esconderse, así que, contrario a la noche en que llevó a Aren, podía fijarse en lo descuidada y antigua que estaba la pequeña casa en la que él vivía; el color crema desgastado apenas se podía notar entre las paredes y las grandes manchas de humedad eran claramente visibles a sus ojos.

Al ver que no había nadie a su alrededor, pasó la pequeña reja descuidada que separaba la vereda con el recinto y se acercó sigilosamente a la puerta de entrada esperando ver u oír alguna señal de que el peli morado estuviera allí o tendría que esperarlo. No estaba segura si vivía con sus padres, amigos o pareja, pero dado el caos del que sí, entonces no quería correr el riesgo de meterlos en algún malentendido.

Su mirada recorrió todo el pequeño patio delantero y logró ver que la moto de colores oscuros combinada con morado estaba en una de las esquinas del lugar y se acercó con cuidado viendo lo que, a pesar de saber que no era ocupada seguido, el chico al parecer seguía manteniéndola limpia y en buen estado.

El sonido de la reja sonó detrás e instintivamente su cuerpo giró con rapidez, para encontrarse con la confundida mirada de Aren en ella.

-Ah...¿hola?

-¿Qué haces en mi patio, Aoki?

-Solo...venía a verte, ¿tienes tiempo?

Aren parecía haberlo pensado un momento, pero terminó asintiendo y haciendo que la contraria sonriera levemente al ver su respuesta positiva. Se acercó al chico mientras que este se encargaba de abrir la puerta y los dos entraban a esta en silencio.

-¿Vives con tus padres?- preguntó al ver que había bastante desorden como para que solo fuera Kuboyasu viviendo allí.

-Si, pero ellos casi nunca están en casa.

-Ah...ya veo. ¿Entonces, sabes cocinar?

-Si, ¿porqué?

-Por que tengo hambre.

La pesada mirada de Aren cayó en ella, haciéndola sonreír nuevamente.

-Es broma, es broma hombre. Vine a otra cosa.

-Entonces dilo...- suspiró con un cansancio que Fuyuka logró notar con facilidad. Kuboyasu se dirigió a uno de los sofás que se encontraban en el pequeño living-comedor de la casa e hizo una señal para que la de mechones verdes se sentara en el sillón de enfrente a él.

-Bueno...- dijo tomando asiento con su mirada atenta en ella. -Necesito que me ayudes a salir de las carreras.

-¿Cómo?

-Dije que necesito de tu ayuda para-

-Si te escuche- le interrumpió mirándola con cansancio -Lo siento, no te puedo ayudar.

-Pero Aren...

-Lo único que vas a conseguir si no lo logras es ponerte en riesgo.

-Ya estoy en riesgo, creeme.

-Aún así, yo apenas y pude salir de allí sin ningún rasguño, pero tu...

-¿Yo qué, haber?- Fuyuka se paró rápidamente del sofá, acercándose amenazantemente al de cabellos morados -¿Por qué crees que insisto tanto en salir de allí, eh?- volvió hablar con más dureza -Tengo muy buenas razones, y creeme que tener a mi progenitor como jefe de esa mierda solo me hace querer salir más de allí.

-¿No te paga por estar allí?

Aoki juntó sus cejas enfurecida, con un nudo en su garganta y una mueca de molestia en su boca.

-¿Sabes qué? Vete a la mierda, no necesito tu ayuda.

No esperó ninguna palabra del chico y salió con rapidez de la pequeña casa hacía donde había aparcado su motocicleta. No se tardó más de dos segundos en hacerla partir e irse de allí en dirección de vuelta al local, donde ya esperaba un reto de su jefe y una segura despedida.

Así que no fue extraño que al volver a estacionar su vehículo en la acera cercana a esta, el impotente hombre dueño de la tienda le esperaba de brazos cruzados y una mirada molesta en su rostro.

-Aoki Fuyuka...

Su garganta se cerró y mantuvo el impulso de no decir nada sarcástico, en vez de eso, hizo una pequeña reverencia que duró más de los segundos que quería y volvió su vista a la mirada curiosa del mayor.

-Lo siento. Deje la tienda que estaba bajo mi cuidado, así que cualquier cosa que haya pasado es mi responsabilidad y entiendo si me va a echar o denunciar a la policía.

La risa escandalosa del viejo la hizo descolocar por completo y le miró extrañada a su conducta.

-No me sirve de nada denunciarte a la policía, Aoki. Eres menor de edad, lo más que conseguiría es una denuncia yo por contratarte.

-Si, tiene razón...

-Y por suerte nadie robó nada.

-¿Entonces?

-Igual te voy a despedir, lo siento.

Fuyuka miró hacia arriba por un segundo tratando de no soltar un suspiro más, pero volvió su vista rápidamente de vuelta al hombre frente a ella.

-Esta bien, lo entiendo.

Dejaron el tema ahí. Fuyuka no se tardó mucho en ir a sacar sus cosas de la tienda y partir rumbo a su casa no sin antes despedirse de su ahora ex-jefe.

El camino a su hogar no era tan corto como a la de Kuboyasu, pero tampoco tan lejos gracias a la velocidad con la que conducía su moto. El velocímetro aumentó hasta llegar a más de ciento veinte kilómetros por hora.

El viento, la adrenalina y la velocidad calmaban sus nervios y le hacían olvidarse de sus preocupaciones. Quizás por eso era una de las cosas que más amaba en su pequeño y complicado mundo.

Una vez que llegó a su casa y aparcó hábilmente su vehículo, respiró profundo y se preparó para entrar en ella.

Pero la cabellera del peli morado junto a su progenitor y su pequeño hermano dando vueltas por la sala principal fue lo que terminó su paciencia del día.

Sí, sólo quería un poco de paz.












capítulo recién salido del horno 🤲🏻

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capítulo recién salido del horno 🤲🏻

espero que les esté gustando la historia y gracias por su amor y apoyo como siempre ❤️😭. nos leemos !

Velocidad a límite [Aren Kuboyasu] © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora