[ 00.7 | cálido hogar ]

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-¿Encontraste el lugar?- la voz de Aoki sonaba a través del teléfono, resonando suavemente en los oídos del ex delincuente de cabellos morados. Su mano derecha se encontraba sosteniendo el móvil contra su oreja y en la izquierda yacía un papel con una dirección desconocida para él.

-¿Creo...?- respondió dudoso, mirando confundidamente el lugar.

"Solo hay niños saliendo de una casa grande" se dijo a sí mismo, extrañado.

-Entonces deberías ver un pequeño colegio de primaria.

-Oh, es eso entonces.

-¿Qué?

-Nada. ¿Cómo se llamaba tu hermano?

-Kairi Aoki, tercer año de primaria. Ya les dije que tu ibas, asi que no te preocupes por eso- siguió hablando la chica -Ah, y gracias por ayudarme con Kairi, de verdad...

-No te preocupes por eso, me estás pagando después de todo.

-Te gusta arruinar el momento, ¿no?, bueno, nos vemos más tarde. Las llaves están debajo de la tercera maceta y hay comida hecha lista para calentar.

-Gracias.

-Es para Kairi.

-Oh.- el tono de la finalización de la llamada sonó contra sus oídos y alejó el móvil de su oreja para mirar la pantalla de este con las cejas medio juntas -Me cortó.- susurró para sí mismo, guardando el celular en uno de sus bolsillos nuevamente.

Caminó tranquilamente hacia la entrada del pequeño recinto, pintado con colores pasteles y decorado con distintas plantas y decoraciones de papel. Tuvo que preguntar por el hermano menor de la chica para poder saber donde estaba, y, después de recoger al menor, los dos se dirigieron a la parada de autobuses para poder llegar a la casa del pelinegro.

-¿Por qué no vamos en moto?- Aren dió un respingo cuando el pequeño niño de ocho años se paró del asiento de la parada y se puso frente a él con una sonrisa de entusiasmo.

-Aoki me dijo que debíamos ir en autobús.

-¿Y le haces caso?

-¿De donde aprendiste a contestar así?

-De one-chan.

Aren rió divertido por la transparencia del menor, quien volvía a sentarse resignado a un lado de él, esperando que llegara el autobús que los llevaría a casa.

Para suerte del peli morado, o más bien, gracias a lo obediente que era el pequeño niño; el camino a la casa de los hermanos Aoki fue tranquilo. Aún hacía un poco de frío por estar en época de invierno, pero como pronto llegaría la primavera, el clima empezaba a ser más agradable y se notaba como la vegetación tomaba nuevamente colores vivos característicos de la época.

-Aoki dijo que dejo algo de comida para ti, ¿quieres comer ahora o más tarde?- preguntó Kuboyasu una vez que habían llegado al recinto y veía como rápidamente el pequeño niño de cabellos oscuros se instalaba cómodamente en el gran sofá de la sala. Aren decidió sentarse junto a él al ver que sacaba emocionadamente unos controles y prendía la televisión situada frente a ellos.

-Prometiste jugar conmigo, esperemos a one-chan para comer.- dijo el pequeño, ofreciéndole un control con su mano desocupada. El peli morado lo recibió dudoso.

Claro, venía a cuidarlo, no a jugar con él.

Pero el juego reflejado en la gran pantalla le llamó más la atención que la idea de estar aburridamente cuidando del niño.

-¿Cómo conseguiste este juegos de carreras?- preguntó impresionado por las gráficas de última tecnología. Kairi apretaba unos botones para seleccionar una ruta.

-One-chan me lo consiguió.

Aren sonrió, y se fijó en que la pantalla ya yacía al inicio de la partida, así se concentró nuevamente en esta. Preguntando brevemente al contrario por los controles principales del juego.





La fría ventisca característica de invierno se colaba por sus cabellos en una desordenada coleta alta, miró nuevamente su celular, viendo como los minutos pasaban y el sol también iba cayendo dando camino a el oscuro cielo.

-¿Entonces?- dijo una voz a su lado, sacándola de sus pensamientos. Giró un poco el rostro con una molesta mueca y dejó su pequeña lata de cerveza a un lado, encima del pasto en el que estaban sentados a la orilla del largo río.

-No sé la verdad, esto es más complicado de lo que creía- suspiró con cansancio, parándose suavemente de de donde estaba asentada. El hombre mayor a un lado de ella, uno de los guardias encargados de la seguridad de las carreras y uno de los que ayudaban continuamente en la inclusión de nuevos miembros entre otras cosas, siguió sus pasos lentos hasta un estacionamiento que estaba cerca de ahí. Fuyuka sonrió al ver su destacable vehículo de dos ruedas, decorado con un poco de pintura verde.

Hizo sonar la moto con las llaves y giró suavemente su cuerpo para darle una última mirada al mayor.

-¿No quieres que te dé un aventón?

-No gracias, sí el señor Aoki me llega a ver estamos perdidos.

-Si, tienes razón...entonces, adiós.- se despidieron con un saludo de mano, y, entre todas las cosas que pasaban por la mente de la chica, se preguntaba si su pequeño hermano menor estaría bien cuidado. Así que no dudo en girar su muñeca con velocidad, para acelerar a su casa y llegar lo más rápido posible.

Cuando llegó, las luces del lugar ya estaban encendidas. Y al aparcar y entrar a esta, lo primero que vino a sus oídos fue la melodiosa risa del peli morado, junto con la de su hermano menor.

No sabía si por culpa del alcohol que había estado tomando o la mezcla anterior con el ambiente del recinto, su corazón se sintió como en casa por primera vez. Y, aunque en ese momento no quería admitirlo, Aren estaba incluido allí.







y hemos vuelto con los capítulos semanales de "Velocidad a límite" ! también es principio de año escolar, así que he cambiado las actualizaciones para los domingos y tener más tiempo el finde para escribirlo ㅠㅠ

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y hemos vuelto con los capítulos semanales de "Velocidad a límite" ! también es principio de año escolar, así que he cambiado las actualizaciones para los domingos y tener más tiempo el finde para escribirlo ㅠㅠ.

espero que les haya gustado el capítulo y nos leemos la próxima semana!! <3

(recuerden apoyar con votos y cometarios 🤍)

Velocidad a límite [Aren Kuboyasu] © Where stories live. Discover now