[ 00.9 | sentimientos ]

722 121 79
                                    

Después de la noche del beso, no ocurrió nada más. Aren moría de nervios por eso mismo, ya que después de dejar a Aoki con las palabras entre sus bocas y de no haberse conformado con solo un pequeños beso; no habían mantenido un buen contacto o una conversación sobre ello alrededor de una semana. Kuboyasu sabía que ella estaba ocupada, también sabía que si no hubiera querido besarlo, seguramente y, obviamente no dudaba, que podría haber recibido un gran puñetazo de su parte. Para su tranquilidad, la acción de devolverle el beso es lo más tranquilizador que pudo haberle dado.

Era día sábado ya, fin de semana, así que Aren no tenía mucho que hacer, aparte de alimentarse por su cuenta y esas cosa que ya hacía a diario. El clima estaba un poco más calido de lo normal, pero no lo suficiente como para andar solo en camisa por la casa, llevaba puesto un simple poleron negro, junto con sus pantalones de pillama sin mucho color, un té caliente en mano y miraba comodamente desde su sofá la televisión, sin nada más que hacer. De repente, el sonido de una notificación en su celular sonó por la pequeña sala. Rápidamente lo tomó en mano y su corazón saltó de alegría cuando notó el nombre de la chica con mechas verde en su pantalla principal.

"¿Puedo ir a tu casa?" decía su mensaje. Al pelimorado le temblaron las manos, ¿ir a su casa?, ¡Tenía todo desordenado! ¿cómo la iba a invitar con su hogar en ese estado?.

"¿Ahora mismo?" respondió, aprovechando el tiempo en el que escribía para levantarse de su sillón y correr a ordenar los platos sucios que había dejado de su almuerzo.

"La verdad es que estoy frente a tu casa."

Aren llegó a saltar en su lugar, casi se atragantó con su saliva y, con frenesí, se dirigió a la puerta para abrir y ver su delgada silueta a unos metros de la puerta. Ella elevó su rostro del móvil y sonrió levemente. Aren también. Sin embargo, algo triste se notó en sus ojos, y Aren automáticamente lo sintió como una presión en su pecho.

Aiko se acercó, no sin antes dejar con seguro su moto de colores verdes que contranstaban perfectamente con su cabello. Se quedó frente a él, mirándolo con sus ojos penetrantes que lograban intimidarlo seguidamente.

Kuboyasu no quiso preguntar ahí mismo, así que le dijo que pasara y se instalará en la sala principal y que se pusiera lo más cómoda posible mientras él ordenaba lo que faltaba. Fuyuka le esperó pacientemente en el sillón que hace unos minutos él estaba ocupando, moviendo su pierna intranquilamente y mirándolo de vez en cuando.

-Aren...- pronunció con voz medio apagada, captando completamente la atención del pelimorado. -¿Podrías dejar de ordenar un segundo y sentarte aquí? Es algo importante.

El chico tragó en seco, dirigiéndose con pasos dudosos a un lado de la chica, quien en seguida subió sus pies al sofá para sentarse cómodamente en posición indio y mirarlo también un poco insegura de las palabras que quería soltar.

-Bueno, em, no estoy muy orgullosa de pedirte esto, pero...

-¿Es sobre el beso?- Aren la interrumpe. Las mejillas de Aoki nunca se habían visto tan rojizas como ahora lo reflejaba su rostro, Kuboyasu no quiso ocultar la gran sonrisa que esto le provocó y, viendo como la contraria trataba de volver a su rostro neutro, la dejó hablar después de que negara su pregunta.

-Iba a decirte que me echaron de casa...y bueno, si no queremos que duerma en la calle o fuera de tu casa, te venía a preguntar si me dejas quedarme acá mientras soluciono el...¿grande? problema.

Aren le miró con ojos grandes.

-¿Ya le dijiste a tu papá?

-Ese hombre no es mi papá, Aren, apenas y lo veo, ¿como lo consideraría un padre?

Kuboyasu asintió poco convencido, pero dejó pasar el tema para preguntar.

-¿Entonces?

-Entonces si, Aren. Le dije, y digamos que no reaccionó de una bonita forma. Así que salí de allí para no recibir alguna clase de bala de mil millones de yenes en mi cabeza.

Las palabras que salieron de los labios de Aoki lo alarmaron, porque sabía que ella no tenía ningún tipo de filtro, y, por más que hubiera tratado de ocultar la gravedad del asunto con un tono sarcástico o irónico, la verdad era esa. Y no dudaba que el Señor Fuyuka haría todo lo posible para cubrir sus caprichos u obtener lo que él quería.

Aren no sabía que hacer, su corazón preocupado no le dejaba pensar en nada más que la seguridad de la chica, hasta que su voz volvió a retumbar en sus oídos.

-No pongas esa cara, Kuboyasu, él no me hará nada. El que me preocupa aquí es Kairi. Seguramente escuchó desde su cuarto todo el alboroto que se formó, y sabe que lo sacaré de ahí lo antes posible. Así que también...necesito que formemos alguna clase de "plan" y que lo traigamos para acá, para después yo encargarme del viejo ese sin tener que preocuparme de la seguridad de mi hermano, ya que tu podrás cuidarlo.

El de cabellos morados asintió, de acuerdo al plan, pero inquieto con la idea de no poder hacer nada más al respecto para cuidar de Aoki. Aún que sabía bien que ella podía perfectamente defenderse por sí misma, sin embargo, no podía hacer mucho con ese sentimientos de protección. Él la quería, y eso también significaba, que no le gustaría que algo malo le pasase.

-Pero bueno...- siguió hablando la chica, esta vez le miró con un brillo especial en sus ojos y un leve rubor que amenazaba con hacerse más notable entre sus mejillas. -Lo del beso.

-Uhm- Aren quedó mudo en su puesto, tratando de generar palabras coherentes que salieran de su boca para dar a conocer sus sentimientos con la chica que, por supuesto, y estaba muy seguro, le gustaba. Le gustaba muchísimo.

-¿Quieres otro?

-¿Ah?

-Si quieres otro beso.

Aoki no esperó más de un segundo para posar sus labios en los de Kuboyasu, apoyando suavemente su mano, dándose en impulso de formar más presión en sus bocas y tornando el ambiente en uno muchísimo más íntimo que hace minutos atrás. Aren, aún un poco sorprendido, elevó su mano hasta detrás de la nuca de la contraria, acariciando suavemente la zona. Y, con una pequeña sonrisa de complicidad entre sus bocas, Fuyuka mordió suavemente el labio del pelimorado, sacándole un suspiro y una pequeña risa que luego la contagió.

Pasaron la tarde planeando lo que harían mañana, ordenando un poco la casa, inventando alguna excusa creíble para los padres de Kuboyasu y el porqué tendría que quedarse allí próximamente con su pequeño hermano. No faltaron los pequeños besos robados, ni tampoco las sonrisas y risas que se les escapaban cuando rozaban sin querer sus manos.

Sí, sus sentimientos estaban floreciendo y el plan, que ahora incluía a Aren, también llevaba un rumbo al éxito, de eso querían estar seguros.










a

Ops! Esta imagem não segue as nossas directrizes de conteúdo. Para continuares a publicar, por favor, remova-a ou carrega uma imagem diferente.


a

bueno chiques, prepárense porque déjenme decirles que: no dire nada 🚶🏻‍♀️

no olviden dejar su apoyo con un voto y comentario para saber que les gusta!!<3 les quieroo, besitos y nos leemos el próximo domingo !

Velocidad a límite [Aren Kuboyasu] © Onde as histórias ganham vida. Descobre agora