XIV

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Una vez más, en lo que va de su vida con ausencia de libertad propia, Jisung estaba en su habitación dando vueltas sobre sí mismo. La guitarra descansaba en el borde de su cama y se preguntaba constantemente porque era tan difícil apretar las cuerdas correctas. Había estado practicando casi toda la tarde y no había logrado nada que fuera digno de escuchar, solo sonidos sin ritmo y algunas maldiciones por el dolor en sus yemas.

Un suspiro se le escapó por los labios, el sol se escondía una vez más y no había otra presencia viva en su casa. En esos momentos, le aparecía constantemente el pensamiento de escapar e ir al parque, comprar un helado o simplemente mirar el sol en el jardín. Pero su madre tenía cámaras en toda la entrada a la casa, incluida la cochera, y el jardín daba justo con el de su vecino así que evitaría esa salida a toda costa.

Pensó en ir de nuevo a la casa del árbol, pero la lluvia amenazaba con fuerza afuera, no le apetecía mojarse de nuevo. Aparte, no había nada allá con valor, ya todo lo que quedaba había sido un pasado no prometedor. Mejor evitar ese pozo sin salida.

Se levantó de la cama, el libro de Romeo y Julieta descansaba en su mesita de luz, rodó los ojos al pensar en que debía terminarlo o Chris le haría leer 4 más iguales.

Caminó por los pasillos de la casa, con su mano acariciaba las paredes y sentía la textura sin miedo. Los cuadros eran tan cursis que le daba repulsión, la limpieza era notable y nunca pudo evitar pensar como es que la mantenían. A veces a la semana venían dos o tres mujeres a limpiar cada esquina, pero nunca podía cruzar con ellas porque venían temprano, mientras el dormía plácidamente.

Pasó sus manos por el borde de la ventana de la escalera viendo la luz de la cocina de los Lee prendida, sabía que tenía un hermano menor rubio que pasaba horas en ese lugar, así que no le resultó extraño.

Caminó hacia el otro lado del pasillo, a dónde no iba nunca. Se detuvo justo en frente de la puerta a la habitación de su madre, siempre estaba cerrada, decía que el frío y el olor se mantenían en su lugar.

Lo dudó unos segundos y luego giró la manija abriendo lentamente la puerta, dentro todo estaba oscuro, las cortinas cerradas suavemente sobre las ventanas, la cama tendida e inmaculada como si recién la hubiesen comprado. No había una sola mancha en el suelo o una prenda en una desacomodada silla. Su madre era demasiado limpia, pero no siempre fue así.

Caminó adentro, tan cuidadosamente como si pudiera dejar alguna huella o marca de que estuvo ahí.

En algún pasado muy lejano, entrar a ese cuarto era para el lo mejor del mundo, tenían una televisión grande donde pasaba las tardes de siesta viendo algún dibujito, el balcón moderno que daba a la calle tenía dos banquitos dónde se sentaba a tomar una leche caliente, su madre un Té y su padre un café. Tenía también en una esquina el lugar en donde alguna vez estuvo su cuna, y en su cabeza abundaban los recuerdos de noches de lluvia dónde sus pasitos retumbaban en las paredes del pasillo y una pequeña sombra aparecía en la puerta diciendo "¿Puedo dormir con ustedes?".

—Los recuerdos duelen. —Confirmó en voz alta el castaño, suspirando en su lugar.

Sabía que el había sido el causante de la brecha en su familia, y con eso no solo se refería al odio constante de sus padres en el, sino también a la ida de su padre a otro país. Según su madre, mientras aún tenía 14 o 15 años, había ido a trabajar para poder seguir viviendo cómodamente, pero luego empezó a contarle la verdad.

El jamás volvería, había huido de ese horrible hogar donde un enfermo mental decía ser su hijo.

Se retiró de la habitación, dejando atrás un poco de su feliz pasado y volviendo a mirar hacía ese horrible presente. Caminó rápidamente por el pasillo, bajó las escaleras y mientras sus ojos volvían a picar de rabia y tristeza, su cuerpo se controló solo y en menos de unos segundos se encontraba en el patio de su casa.

GARDEN - [Minsung] [FÍSICO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora