Cap. 2: La forastera y la sorpresa

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Peter y Mike se llevan a la chica corriendo. A mi me dejan atrás por culpa del maldito Coko que me mordió el talón. No es grave pero duele bastante al pisar. Además, ahora puedo ir a por el paquete que me pidió Noelia. Ahora estoy en peligro. Si un Coko me ve asi no dudará en atacarme. Al menos tengo mi subfusil, pero no tengo balas, asi que la voy a llevar como un complemento.

Llego a la armería. Bill me conoce, es un tío muy majo. Es más, hemos ido ya alguna vez de caza o de campamento.

-Hey Bill.

-¿Qué pasa machote? -me mira la pierna y dice- ¡Joder hijo! ¡Te han dado un buen mordisco, eh!

Bajo la mirada y veo un rastro de sangre que va desde mi pierna hasta la puerta. No me había dado cuenta...

-¿Cómo sabes que es un mordisco?

-Se ven los colmillos desde aqui. ¿Qué ha sido?¿Un zorro?¿Un gato?

-Más lamentable... Un Coko... -se rie. Me encanta hacer reir a la gente. Me calienta el corazón. O eso, o es que el Coko tenía la rabia...- Oye ¿no tendrás munición para una... -miro el tipo de subfusil que llevo, pero me la quita de la boca.

-Una Project 90, P90 para los amigos. ¿Tú que crees hijo? Voy al almacén.

Se va. Le doy una pasada con los ojos al cuchitril que tiene como armería Bill.

Es, realmente, un cuchitril pero tiene su elegancia. En el mostrador tiene balas puestas mirando hacia arriba en ordenadas por su tamaño, de derecha a izquierda. En las paredes tiene pósters de chicas medio desnudas y sucias, llenas de polvo y barro, sujetando armas casi tan grandes como ellas. En la parte en frente del mostrador hay un catálogo con armas. Y encima suya maquetas de armas. Tiene elegancia. Elegancia bélica, pero sigue siendo elegancia. Sale con cinco cargadores de "P90".

-Voila! Aqui los tienes campeón. Ya sabes, lo de siempre.

Le entrego lo que le debo y cargo mi arma.

-Pero Bill. Hoy no vengo solo por esto. Al parecer, me ha dicho Noelia -hago una pausa y observo su reacción. Me encanta hacer esto. Él empieza a temblar y a sudar un poco. Debe ser algo muy importante. O peligroso. La curiosidad me pica cada vez más -que tenías un paquete para ella... -otra pausa. Esto empieza ha parecer una antigua película de Gángsters, él empieza a temblar- algo del tamaño de un pié aproximadamente...- casi no puedo aguantarme la risa. Bill esta ahora mirando a todos lados. Menos a mí- y me ha mandado a por él.

-Ehh... si. Lo tengo por aqui. -se agacha. Se que no va a cojer el paquete. Va a cojer su recortada. Me adelanto a él sacando mi subfusil y cuando sale nos apuntamos mutuamente -Aay, Bill, Bill, Bill... esto no funciona así. ¡Dame el maldito paquete o te vuelo los sesos!

-¡No si antes te los vuelo yo!- Bill sonrie. Gracias a eso se que me tengo que agachar. Bill siempre sonrie antes de disparar. Me agacho y él dispara. Al agacharme le pego una patada a su recortada, lo que la hace volar hacia arriba. Me levanto y antes de que caiga, con un movimiento rápido, la cojo, la recargo y le apunto con ella- Te dije que asi no van las cosas...

-¡Venga!¡Dispara mariconcillo!¡Haber si tienes lo que hay que tener para dispararme!- detrás de estas palabras hay alguien que esta rezando para que no le dispare.

-¿Estás seguro? Si te pones de rodillas y me besas los pies, a lo mejor te dejo existir por dos años más...

-Definitivamente, prefiero morir- no se lo cree ni él. Para acabar la bromilla disparo a la pared que tiene detrás. Casi se le vuelca el corazón al comprobar que puede volver a abrir los ojos. Entonces estalla mi risa. Él tambien se rie.

El himno de los SolesWhere stories live. Discover now