XIII

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—¡Trina!—

Tori gritó mientras bajaba apresurada las escaleras.

—¿Qué?— la mayor con pereza preguntó cambiando de canal la televisión— no hay nada interesante— murmuró.

Tori bufó arrebatandole el control y apagando la pantalla.

—Dije que no había nada interesante pero no es para tanto— Trina mencionó— espera a que sea una gran estrella y subiré el rating de cualquier cadena televisiva que me contrate— bajó los pies de la pequeña mesa ratonera.

—¿Y mi chaqueta azul?— Tori preguntó con verdadero enfado en su mirada.

—En mi habitación— Trina señaló despreocupada.

—Trina, te he dicho cientos de veces que no te metas con mis cosas, no entres a mi habitación y no tomes nada sin mi permiso— gritó— ¿en serio tu cerebro es tan pequeño como para no entender órdenes tan simples?— le aventó con el control.

—A ver, Tori, relajate— Trina se levantó del sillón— ¿qué diablos te pasa? Es solo una chaqueta— se posicionó frente a su hermana— escupelo— hizo una seña con su mano para que su hermana hablara. Ya había detectado señales en su rostro de que algo no andaba bien.

Tori permaneció un momento con su mirada fija y llena de coraje sobre su hermana. Inhaló y su respiración se entrecortó, entonces no soportandolo más recargó su cabeza sobre el hombro de la mayor de las Vega.

—Solo quería preguntar cómo estaba— comenzó a hipar.

—Bien— Trina alargó la última vocal mientras daba dudosas palmaditas en la espalda de la castaña de cabello alasiado.

—No comprendo porque es así— Tori sorbió su nariz.

—Solo no me llenes con tus mocos mi blusa porque la acabo de comprar y me costará un gran castigo.

Tori sonrió un poco alejándose de su hermana para entonces sentarse en el sofa más largo. Trina hizo lo mismo.

—Cuéntale a tu hermana que pasó entre tu y tu conquista secreta— Preguntó mientras cruzaba una de sus piernas sobre la otra.

Tori permaneció con la vista extraviada en algún punto cualquiera mientras aspiraba su nariz y trataba de calmar su respiración.

—Le pregunté cómo iba su día...— comenzó y Trina por un segundo la observó atenta— y me gritó, no entiendo que quiere de mi— volvió a llorar, escondiendo su rostro entre sus manos.

—Tori— Trina cambió el cruce de sus piernas.

—¿Qué?— La menor le observó entre sus dedos.

—Te lo advertí— dijo con autosuficiencia.

—No entiendo porque trato de confiar en ti— Tori dijo ofendida.

—Es la verdad— Trina sostuvo— ¿con qué es un chico malo?— trató de ahondar en el tema é imaginar a la persona que estaba lastimando a su hermanita.

—No lo es— Tori trató de defender a "el chico malo".

—Estas llorando por él— Trina sostuvo— porque según tu, no lo entiendes.

—Es que...— Tori trató de explicar— no entiendo como piensa, no entiendo que quiere de mi, no entiendo siquiera si me quiere, creo que soy demasiado ñoña y aburrida como para estar en su mundo.

Tori volvió a acunar su cara sobre sus manos.

—En eso último si te doy la razón— su hermana volvió a hablar— si eres muy ñoña— comentó.

Antes de Hollywood Arts Donde viven las historias. Descúbrelo ahora