Capitulo 3.

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Giratiempo.
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El camino hacia Forks estuvo un poco extenso pero finalmente habían podido llegar. A los Mcfly se les hizo extraño dejar el lugar donde nacieron y donde vivieron por más de 500 años, pero se convencieron de que sería como una luna de miel más de las Miles que han tenido, solo que está sería diferente.

Y vaya que sería muy diferente.

-¡Que hermosa es su casa!- exclamó encantada Lorraine una vez que salieron del auto.

-Gracias- sonrió agradecida.

Los Cullen junto a los Mcfly se adentraron a la casa, Lorraine quedó maravillada ante lo hermosa que era la casa, muy iluminada y moderna. Ahora se debatía internamente de pedirle ayuda a Esme para remodelar su casa en Inglaterra.

Edward se adentró hacia su habitación, pensando en Miles de cosas, y preguntas que habían en su cabeza desde que estuvo en la casa de los Mcfly rodeado de cuadros antiguos dónde venía Evangeline Rosewood, la cual no había podido sacarla de su cabeza desde que vio sus brillantes ojos azules cuál zafiro.

-Discúlpenme - murmuró él cobrizo.

Todos estaban confundidos. ¿Qué le pasaba a Edward?, Todos se habían dado cuenta de lo raro que estaba desde que se habían alejado de Inglaterra, creían que tal vez era el martirio de que todos tuvieran pareja excepto él. Creían que tal vez se sentía mal de no poder tener a alguien a quien darle todo su amor, alguien que pueda amar.

-Eddie está triste porque la princesa Evangeline ya no existe- murmuró Emmett obteniendo la atención de los Mcfly- La princesa le ha llamado la atención.

Edward en su habitación lo había escuchado, tenía un sentimiento indescriptible, sentía que había dejado algo importante en Inglaterra, como si le faltara algo, sentía un vacío enorme. Un vacío que solo sería llenado por la mujer que amaría para toda la eternidad, su compañera.

Desde que había visto a Evangeline en aquella pintura antigua, no podía olvidar sus ojos azules simplemente no podía, y había algo que no le permitía olvidar los. ¿Tal vez era su compañera?

Pero como alguien que ya no existe sería su compañera. ¿Cómo alguien que solo vio en una pintura puede ser su pareja eterna? ¿Cómo era eso posible?

Miles y Miles de preguntas relacionadas a ese tema rondaban por su cabeza haciendo que cada vez más deseara poder ver esos ojos azules, anhelaba poder tocar su piel de porcelana, sus mejillas con un sonrojo, quería ver sus delicados movimientos dignos de una princesa, anhelaba poder besar aquellos labios rojos como la sangre.

Rápidamente desterró aquellos pensamientos demasiado íntimos de su cabeza. No podía y no quería aceptarlo pero en su cabeza se repetía una y otra vez que Evangeline Rosewood no era su compañera. Era algo realmente imposible, ella ya no existía, ella había muerto, ella no era su compañera.

Tiempo. [Edward Cullen] ✓Where stories live. Discover now