Capítulo 36: Malas decisiones.

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Dinamarca estaba de mal humor, decirlo era hasta un eufemismo, cualquiera que lo viera sabría de inmediato que el pequeño país no se encontraba en sus mejores días, pero ¿cómo podría estarlo? Los celos transformaban a cualquier persona y él no era la excepción a esa regla, pues sí, se sentía bastante celoso de Irlanda.

Mi gran pequeño amigo ¿qué tal haz estado?— Italia llego a donde estaba su amigo con esa energía y emoción tan contagioso, abrazando por los hombros a Dinamarca.

—¿Cómo te parece qué he estado?— pregunto con amargura mientras que hacia un puchero, mirando a cualquier lado menos a Italia.

—Pues, si te soy sincero, no muy bien ¿Pasó algo malo?— Italia se veía preocupado, no era común ver al país más feliz del mundo tan triste y decaído, sus ánimos estaban por los suelos, despertando en Italia una especie de morbo acerca de lo que lo tenía sumido en un estado tan depresivo.

Dinamarca se enderezó en su asiento y se permitió observar a su alrededor, buscando, sin poder evitarlo, aquella cabellera albiceleste, notando que el argentino ya había llegado y estaba del lado que le correspondía, saludando a sus amigos más cercanos. Dudo en contarle a Italia sus problemas e inseguridades, no porque no confiara en él, sino que era una especie de padre para Argentina, y no quería problemas con él.

—Tengo celos— admitió con pesadez el país finalmente, volteando a ver al italiano— estoy muy celoso, tanto que me hace estar de malhumor. Anoche llamé a Argentina y quien contestó fue Irlanda, y no sé, me puso mal el hecho de saber que estaban juntos cuando parecen tan cercanos.

Italia sonrió en dirección a Dinamarca, volteando a ver a Argentina, quien conversaba activamente con Bolivia, y entendía donde erradicaba el problema.

—Mi bambino es muy sociable Dinamarca, tiene amigos en cada rincón del mundo a pesar de mostrarse tan desagradable, hasta ciertos humanos siempre lo rodean por simples motivos de amistad, ayudo a muchos países y personas, te voy a contar algo, es el ser más justo que existe, como también puede ser el más egoísta ¿qué no ayudo a tu hermano interponiendose diplomáticamente en contra de que URSS conquistara a tu hermano? ¿A Finlandia?

Dinamarca sonrió ante aquello, pues tenía razón, aún recordaba muy bien cuando Finlandia lo dijo, y el como actuaba su hermano también demostraba un gran respeto por el albiceleste.

—Sí, él nos dijo que lo apoyo bastante.

—Hay muchos ejemplos similares, es un buen chico, sólo que tiene sus errores, ir en contra de URSS no debió ser fácil para él, eran muy cercanos, muy buenos amigos, hasta tuvo el apoyo de URSS en su última guerra, pero a pesar de ser buenos amigos jamás permitió que cosas injustas pasaran, y si quieres entender por qué Irlanda es tan cercano a él, estudia sus relaciones con Argentina, o pregúntale directamente, él apreciará tu franqueza.

El país rojizo se veía inseguro, ya que no tenía grandes motivos para estar celoso, tal vez si sigo indignado y molesto, pero celoso era un sentimiento demasiado abarcativo y a su vez específico, sería como admitir sus sentimientos de la forma más clara y concisa que hay en este mundo.

—No quiero que sepa que estoy celoso— admitió con pesar el danés, buscando con la mirada al argentino, descubriendo que este lo miraba fijamente con una sonrisa en los labios.

—No se lo digas entonces, sólo pregunta si se lleva bien con Irlanda, si confía en ti, te dirá todo.

Era una movida muy peligrosa, pues pondría a prueba la confianza de la persona que le gustaba, Argentina había demostrado ser desconfiado, y nada aseguraba que cuente a la primera el tipo de relación que llevaba con Irlanda, desde su punto de vista hacer aquello era perder o perder, aunque tenía su lado positivo, si aquella charla no resultaba como esperaba entonces podría alejarse de Argentina, con el mismo elemento sorpresa que llegó a su vida, antes de que alguno tenga el poder de destruir al otro.

El país rojizo miro con intensidad al país albiceleste, estaba sentado en una banca en el jardín de la cede de la ONU, habían tomado un leve receso cuando Rusia y Estados Unidos empezaron a pelear, provocando que toda actividad cese por unos 15 minutos, minutos que el albiceleste tomó para salir afuera, provocando que Dinamarca aproveche aquel pequeño receso para charlar.

—Hola— saludo Dinamarca tomando asiento a su lado.

Argentina miro de forma interesada a Dinamarca, no era alguien distraído, se había dado cuenta que el país rojizo lo había estado evitando al principio del día, un hecho que le molestaba levemente, pero del cual no decidió decir nada porque no pensaba tener el derecho de reclamar algo.

—¿Cómo estas?— pregunto Argentina con aparente indiferencia.

—Bien— Dinamarca guardó silencio, le gustaría hablar más pero necesitaba respuestas y el tiempo que tenía era limitado— ¿cuál es tu relación con Irlanda?

Cuando el albiceleste escuchó la pregunta fue como si Dinamarca le diera el susto de su vida, pues saltó en su lugar y se alejó inconscientemente del país rojizo, como si le hubiera dado un puñetazo en las costillas, ni siquiera se molestó en ocultar su sorpresa, pues lo agarro completamente desprevenido, y mientras Argentina pensaba en lo que debería contestar a aquella pregunta, Dinamarca gritaba internamente, pues había sido tan directo que lastima, y hubiera deseado decirlo más suave o disimulado.

—¿Por qué tu interés en Irlanda?— pregunto Argentina reponiendose rápidamente.

—No me digas si no quieres, lo siento— hablo de manera avergonzada el Danés.

—No se trata de eso, puedes preguntarme lo que quieras, y trataré siempre de decirte la verdad, soy demasiado sincero para mi propio bien— admitió con algo de vergüenza, pero aquellas simples palabras significaban mucho para Dinamarca.

—¿Entonces...?— trato de no parecer insistente pero estaba ansioso por recibir una respuesta.

—Cuando estaba luchando por mi independencia en contra de España, llegaron varios irlandeses y entre ellos, Irlanda, apoyando a España, tuvimos varios encuentros fortuitos y me apena decir que lo manipule tanto como pude, lo hice tan bien que Irlanda termino peleando conmigo en contra de España, sus hombres, su experiencia y demás me fueron muy útiles, después me terminó confesando que lo hizo porque le recordaba a él cuando buscaba la libertad— Argentina no se atrevió a mirar a Dinamarca durante todo su relato, estaba siendo sincero  y por eso mismo no se atrevía a mirar, estaba demostrando lo manipulativo que podía llegar a ser, le estaba demostrando los aspectos no tan encantadores de su persona y temía que el país rojizo se aleje de él.

Dinamarca procesaba la información con detenimiento, dentro de su mente tenía sentido, sabía que en esos momentos en los que debías luchar por tu independencia ninguna decisión se tornaba inmoral o indecente, pues en una guerra no existe la causa justa, solo la percepción de que uno hace lo correcto.

—Lo que nos une a Irlanda y a mi es un legado de historia— aseguro Argentina, prosiguiendo con su relato cuando Dinamarca no se atrevió a decir algo más— después de que la guerra de la independencia terminó, seguimos en contacto y tuvimos una amistad con beneficios, la cual terminó hace unos días— el albiceleste sonrió con algo de nostalgia.

La historia que tenía con Irlanda era de hecho más larga y extensa, llena de momentos dolorosos como bellos, pero no relatará todos ellos, su historia con Irlanda no le interesaba a nadie, y no iría por ahí contando todos sus recuerdos juntos como si no valieran nada, cuando en realidad en su debido momento fue muy importante para él.

Mientras que Argentina se convencía a sí mismo de que no debía decir nada más de Irlanda y su historia, en la mente de Dinamarca sólo retumbaban las mismas 3 palabras, como en un odioso bucle del cual no podía salir.

"Amistad con beneficios"

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