Capítulo 26: Celos D

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Dinamarca se dejó caer sobre su cama de forma pesada, soltando un largo suspiro, disfrutando de que su mente ahora  mismo se encuentre despejada y en paz aunque ses por unos segundos.

Después de que Argentina haya desaparecido de esa forma con Chile detrás de él no volvió a verlo, tampoco intentó buscarlo o ir tras el ¿con qué objeto? Se veía demasiado cómodo con aquella chica tan sonriente y...y coqueta, bonita y...

Agh ¡pudrete tu y tu jodido país sísmico!.

Estallo en cólera Dinamarca mientras que lanzaba una almohada contra una de las paredes de la habitación, descargando un poco de la frustración que sentía.
No era un niño, ni tampoco un idiota, sabía que estaba celoso ¿y cómo no estarlo? Argentina había demostrado ser un prostituto, de tan sólo pensar en ellos dos juntos se le hacía un revoltijo el estomago, y hacia mucho que no se sentía así por alguien.

En el silencio de aquella habitación de hotel, Dinamarca pensaba seriamente lo que debería hacer ¿olvidar sus sentimientos? ¿Cómo podría? Argentina lo besa en aquel bar y luego se va con la chilena ¿cómo debería sentirse con respecto a ello? Obviamente iba a estar celoso, algo que Argentina sabría si le hubiera prestado más  atención a él que a Chile, pero no, sus malditos ojos frívolos celestinos estaban puestos solo en la lagartija con voz angelical delante suyo.

Su puerta fue golpeada con insistencia, provocando que rodara los ojos, no quería recibir a nadie, aunque fuese ONU anunciando una actividad de última hora, el simplemente no quería ver a nadie, pero lamentablemente era un país muy educado y responsable, por lo tanto se puso de pie y casi se arrastró hasta la puerta con tal de abrirla, que al hacerlo, vio que del otro lado estaba el argentino, quien le sonrió de forma agradable y cálida, lo que hizo a Dinamarca sentirse aún más confuso y molesto al no saber cómo reaccionar.

—¿Puedo pasar?— pregunto en voz baja el argentino, al notar que ambos llevaban varios segundos mirándose fijamente sin decir nada.

No lo sé ¿también va a pasar Chile?— soltó con brusquedad poniendo mala cara, recordando la razón por la que estaba molesto y celoso, a pesar de saber que no tenía derecho a estarlo ¡pero aún así lo estaba!

—Correte enano— hablo Argentina luego de soltar una risita burlesca,  empujando la frente de Dinamarca para que pudiera entrar a la habitación de Dinamarca.

El albiceleste había tenido suficientes parejas como para saber identificar celos, no era un misterio para el que Dinamarca estaba celoso.

¡No puedes entrar...!

Argentina ni siquiera parecía interesado en los gritos de Dinamarca, pues cuando la puerta se cerró a sus espaldas, tomó del cuello de la camisa del rojizo y lo acercó a su rostro, besando sus labios con exigencia y pasión, pasando sus manos por la nuca del país mientras que retrocedía en dirección a la cama, sintiendo como el pequeño país que lo hacía perder la cabeza buscaba separarse de él, algo que claramente no permitió, y mientras sus labios buscaban ser correspondidos decidido sentarse en el colchón de la habitación de Dinamarca, tomando las caderas del pequeño país hasta sentarlo en su regazo, una acción que fue más que suficiente para que Dinamarca deje de resistirse y también empiece a besarlo.

Ambos separaron sus labios despacio, como si no quisieran acabar con el beso, pero tuvieron que hacerlo. Argentina pensó de nuevo que aquel país rojizo que tenía sentado en su regazo parecía un niño ¿por qué? Dinamarca tenía las mejillas encendidas, como también inflaba sus mofletes y sus manos -más pequeñas a comparación de las suyas- se cerraban en puños alrededor de la tela de su camisa, sin duda sabia que se avecinaba un berrinche, ya que no era la primera vez que Dinamarca hacía uno, y le resultaba de lo más tierno y adorable.

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