Corazón de nieve

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Aquel día finalmente regresaríamos a Mondstadt tras la luna de miel, el camino sería un poco largo, por lo que, oficialmente, todavía no acabamos del todo.

Siempre por las noches acampábamos en los parajes de algún camino, leyendo estando tomados de la mano, hundiéndonos en besos sin fin antes de dormir, de ahí que esas fueran noches tan mágicas como no las había en los libros que solía leer cuando era más joven.

Aether de vez en cuando se quedaba a vigilar, antes de que yo me acostara en la tienda recuerdo que me ponía detrás de él, sentada frente a la fogata, le besaba suavemente la mejilla al tiempo en que le acariciaba su larga coleta que tenía suelta en ese momento.

Recordaba muchas cosas en aquellos momentos, no había pensando que mi primera cita sería la misma persona con quien me casaría más adelante. Si, por ejemplo, me lo hubieran dicho de joven, no me lo creería ni de chiste.

Por otro lado, recordar los bellos momentos vividos anteriormente entre él y yo, eso me hacía sentir amor, amor a él, al tiempo, a la vida misma. A su lado, la vida es más hermosa, mucho más hermosa.

-Duerme, amor. Yo vigilo, no te preocupes. –Me sonrió, dándome un beso en los labios.

-Despiértame en dos horas, estaré descansada para ese entonces, lo apuesto. –Regresé el beso.

Nos turnábamos cada dos horas para vigilar que no vinieran ladrones de tesoros o algún guardián, ya que eso sería terrible. Lo que sí puedo saber es que los Hilichurns ahora están durmiendo así como nosotros, de ahí que ellos no nos preocuparan.

Seguidamente al amanecer él me despertó con un beso en la mejilla, antes de que él pudiera levantarse, yo lo tomé del brazo, haciendo que cayera sobre mí, él había puesto los brazos a los costados de mi cabeza, así que nos quedamos viendo a los ojos, con las narices casi unidas.

-Buenos días, cariño. –Sonreí, tomándolo de ambas mejillas y cerrando mis ojos para darle un beso en los labios que él respondió de inmediato.

-Vaya manera de empezar el día. –Sonrió al separarse del beso. –El desayuno está listo.

Acabando de desayunar ambos nos fuimos tomados de la mano, caminando tranquilamente, no teníamos prisa en realidad, pero vimos a uno de los transportistas de vino del Viñedo, de ahí que nos diéramos el pequeño lujo de ir con él, aparte de que no nos cobraría ya que parece que le debe algunos favores a Aether, aparte de que lo cuidaríamos de los ladrones de tesoros, todos ganábamos.

Al pasar la puerta de piedra, ya finalmente me llegaba esas llanuras verdes que caracterizan a la nación del viento, Liyue es más bien un clima seco y caluroso, muy diferente de lo que es Mondstadt, donde corre un viento fresco y sabroso.

Justamente al llegar al Viñedo, Diluc nos vio, sorprendiéndose.

-Cuidábamos la mercancía. –Sonrió Aether.

-Supongo que debo darte las gracias por ello. –Él tomó una de las botellas de vino que tenía en un carruaje que iba directamente a Liyue a llevar más vino. –Quédatela, considéralo como un regalo de bodas, es mi vino más caro.

-Gracias. –Dijimos Aether y yo al mismo tiempo, sonriendo de manera amable, él tenía la botella en sus manos, se veía muy bien detallada.

-¿Qué es lo que le sube tanto el precio?

-La botella lleva doce años en botella, así que está bastante añejado, y muy bien añejado, así que no desperdicien ni una gota. Felicidades por su boda. –Respondió él de esa forma tan seca y apática con que siempre lo hace, aunque de cualquier forma era un gesto que ambos agradecíamos.

Una cita junto a Lisa (LisaxAether)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora