CAPÍTULO 23

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--- LA CUEVA NEGRA ---

Alemania, Berlín.

10 Días fuera de casa, 240 horas de torturas, sin búsqueda

Claudia Weber

Ya he perdido la cuenta de cuantos días llevo aquí, mi cara esta golpeada, mi cuerpo no se puede mover, las torturas cada día son más dolorosas, mis partes me arden de tanto que me golpean las otras chicas y los verdugos.

El llanto en este lugar no para, a cada rato hay una chica llorando o sufriendo por el dolor que causan los barrotes con los que nos pegan, algunos hasta les colocaron clavos para que nos perfore la piel cuando nos golpeen con eso.

Las horas de comida son horrorosas pero agradezco por lo menos tener eso, la comida es asquerosa y no es que espere más si estoy secuestrada pero es antihumano hasta como te lo sirven, solo salgo dos horas todos los días pero a la cocina de reas a probar una pasta con cucarachas que caducó hace días.

Desde aquel día ya no sé qué sentir, mis lágrimas caen a cada rato recordando a Aitana que fue como mi hermana por mucho tiempo, mi maestra y sobre todo mi mejor amiga, sé que o hay un protocolo de búsqueda para mí y mi amiga sigue desaparecida por lo que temo un día verla entrar por ese agujero galoneándose de los verdugos que parecen ser animales controlados.

No se en que momento acabe en este lugar o cual fue mi error para que me secuestren solo recuerdo estar dormida y despertar en una cama con olor a sangre y dentro de lo que parece ser una cueva.

—Perra levántate-un torturador me golpea el estómago con su barrote.

Como es de esperarse todas las mañanas el mismo verdugo llega a pegarme, maltratarme e intenta violarme pero lo detienen por sus compañeros.

—Aún no es hora de la comida-hago el intento por pararme.

—Párate he dicho-tira un golpe a mis pies.

Me logro parar con las piernas temblando y con las manos en el estómago, por ratos vomito sangre de tanto dolor que ellos causan.

Me jalan del pelo hasta las rejas donde me aporrean la cabeza con los barrotes de metal, la cabeza me duele, soporto el dolor que ellos me causan con la esperanza de que me van a venir a salvar y todo ese mal va a recaer en ellos.

— ¡Paren ya! -Lloro de dolor —¡Paren ya!

— ¿Qué dices?¿Quieres que te trate como la puta que eres y te viole? -Me jala del pelo.

—Parad se los pido.-las piernas me duelen y no creo poder mantenerme parada -Me duelen ya las piernas ¡Por favor! -Sigo llorando.

—Cállate-me pega la cabeza a los tubos de metal logrando que la sangre salga.

— ¿Qué quieren de mí? -Me agarro con las dos manos de los tubos de metal.

—De ti nada-dice otro atrás de mí.

El torturador le hace una reverencia y se aleja dejándome sola con aquella persona que tal vez es el jefe que me va a matar.

— ¿Quién eres tú? -Me hinco en el piso.

—Puedo ser quien te salve pero igual quien te mate.-ríe —Soy Gerardo Maxtell mano derecha del hijo del jefe ¿y qué crees? Este secuestrado por tu amiga-imita una cara de sorpresa.

<<No puede ser<<

—No es mi culpa yo ni sabía-volteo la cara pero él me da una cachetada que me regresa a los barrotes.

-GÉMINIS-Where stories live. Discover now