Mermaid [N.H.]

Capitulo 18

El suspira por unos momentos y me mira.

— Quería alejarte de los humanos porque... tu ere parte de ellos—dice.

Yo frunzo mi ceño, quedo confundida.

— Tu madre era una humana... por eso tienes habilidades de durar más tiempo en tierra que tus hermanas, por eso puedes convertirte en humana sin que para ti sea doloroso—explica.

— Ella era humana... ¿Por qué me lo ocultaste?

— Zafiro, el mundo ha cambiado, ya no es el mismo, ahora es peligroso y las criaturas como tú las persiguen, además le prometí a tu madre que siempre cuidaría de ti.

— ¿Cómo la conociste?

— Un Dios del Olimpo soy y mis tentaciones tengo... ella estaba en la orilla, su cabello marrón caía por sus hombros, pero no era un rostro alegre, ella estaba triste.

— Y llego el gran Poseidón y la conquisto—burle.

— Así es, soy un hombre encantador, no lo puedo negar.

Niall.

La voz de Siam retumbaba por todas partes, creí que me volvería loco. Ahora tenía un nuevo amor y no dejaba de hablar de él, yo estaba digamos que en mi mundo, el cual estaba incompleto.

— Por favor Siam ya todos en esta pequeña casa, sabemos que esta enamorada, que encontraste a la persona de tus sueños, deja de restregarlo—digo de mala gana.

Ella abre sus ojos y se nota tensa.

— Lo dices porque zafiro se fue, eres un amargado—gruñe.

— Lo digo por eso ¿sí? Porque mientras tu estas gozándote tu felicidad, hay unos que no, por lo menos deberías disimular

— ¡envidioso!—grita.

— Piensa lo que quieras, no creo que convivimos en un lugar por nueve meses, que fastidio—gruño.

Yo me levanto de la mesa. Dejo el desayuno a medias. Camino hasta la parte de afuera, me siento en la banca de la terraza, el día está un poco gris, pero las olas están calmadas y el mar tiene un todo azul, es una bonita vista. Escucho como se abre la puerta lentamente, giro mi cuello unos grados y me doy cuenta de que es Siam.

— Lo siento Niall, sé que fue un poco egoísta parlotear como me sentía...

— No importa—contesto sin importancia alguna.

— Si te quiere en realidad volverá, pero tienes que entender que su verdadero hogar es el mar.

— Lo sé, nunca he dicho lo contrario.