Capítulo 37: Puntos suspensivos

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Lunes otra vez...

Y todo parece normal... Solo que ahora, nadie tiene ganas de ir al colegio... Bueno, la mayor parte de los que están leyendo esto dirán "¿Y quién quisiera ir?"

Más, aunque no lo creas hay personas que quieren ir... Sobre todo las personas quienes la vida en casa no es la más agradable del mundo.

Este antes era el caso de Ari... Sin importar lo solo que estaba en el colegio, sin duda era mejor que estar en su casa, escuchando gritos y todo tipo de niñerías de padres.

Eso también pasaba con Mike y los otros... En caso de todos ellos, su vida era el colegio... Querían estar juntos, bromear, hablar de sus cosas... Pasar el rato.

Pero todo eso cambió ese lunes... Andrés despertó y maldijo no solo al despertador ruidoso, sino a su vida en si... Ir al colegio significaba ver a Ari... ¿Que podría decirle? Tal vez solo le haga sentir incómodo...

Mientras que Ari despertado mirando el techo... ¿Cómo podría estar con Sparta? Había decidido salir más con el... Conocerlo y también a Mike y los demás...

Después de todo, no quería perder a los únicos que considero amigos... Por más que estos no lo consideraban así.

Tenía que ganar la confianza de cada uno... No quería regresar a su agujero de soledad... Le había costado llegar hasta donde está y ahora se daba cuenta de que le faltaba mucho todavía.

Bueno... La vida en si era una gran carrera... La meta es la muerte pero quién más halla disfrutado del recorrido es el ganador.

Que raro es el tiempo... Justamente el sábado y domingo paso tan rápido que nuestros protagonistas ni se dieron cuenta.

Pero no era tiempo de pensar en eso... Tenían que ir al colegio y no había otra opción.

"Tal vez podría escapar de nuevo" penso Andrés, pero lo descarto... No era un cobarde como para escapar... ¡Afrontaria el rechazo! Después de todo... ¿Que tan difícil podría ser?

- Tía... Creo que estoy enfermo... - anuncio a la mujer que estaba tomando un café.

La mujer casi escupió su bebida por la impresión.

- ¿Enserio? ¿Que sientes? - pregunto limpiándose.

- ¡Oh! Creo que de todo... El estómago, la nariz... ¡La garganta! Todo... Creo que podría morir... - Andrés trato de hacer drama.

- ¡No es cierto! Seguro y no hizo la tarea y trata de faltar para no recibir un castigo - la chica bajo desde su cuarto al escudo a su hermano hablar... Ella también debía ir a su escuela... Pero conocía al despreocupado de su hermano cómo la palma de su mano, después de todo ambos habían crecido juntos.

- ¡Mentiras! ¡Difamaciones! Yo si hice mi tarea... Solo que no quiero enfermarme más... -

- ¿Entonces por qué gritas? ¿No que te duele la garganta? -

- Tú... - rápidamente se agarró la garganta - ¡Oh! Me hiciste gritar y me duele aún más... - dijo tratando de llevar su mentira más lejos.

- ¡Solo está mintiendo, tía! - dijo la jovencita cruzando las manos.

- Tranquila cariño... Si Sparta está mal, y no quiere ir entonces que no lo haga ¿Estarás bien verdad? - dijo la mujer de forma tranquila acabando su café.

- ¡Si! - grito, pero rápidamente se aclaró la garganta y trato de hacer ver que le dolía - Si... Tomaré mucha agua y me sanare pronto... -

- ¡Pero si claramente está mintiendo! - la menor dio un fuerte pisotón a el piso.

Odiados por la vida  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora