[29] La cabaña

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—Tu... —gruño Liam mirando a su hermana.

—¡No me mates! —se escondió tras Freddy.

—¿Qué estás haciendo aquí? —pregunto lentamente Clarisse, enfatizando cada palabra, mirando a su ex.

—Yo lo invité. —dijo Amanda, tan fresca cual lechuga. —Quiero decir, invite a Ariel, y ella trajo al joven Kane.

—¿Por qué todos están aquí? —preguntó James confundido.

Se oyó a Liam suspirar.

—Y-yo... —comenzó diciendo Sunny incómoda. —tenía planeado venir con Freddy, pero no quería dejar sola a mamá, y para cuando me di cuenta, todos estábamos en el auto.

Por supuesto que todo fue planeado por esa bruja. Razonó Elizabeth, comprendiendo todo.

—Podemos quedarnos, ¿cierto? —continuó Sunny.

Todos posaron sus miradas en Clarisse, quien aún no salía de su asombro; lo hizo al sentir que el brazo de James rodeó sus hombros y la apegó de manera protectora hacia él.

—Sí. —asintió forzando una sonrisa. —Pueden quedarse.

Sin decir más, todos bajaron su equipaje de los autos y entraron a la cabaña.

Más que una cabaña, parecía una mini mansión hecha de madera, pues todo el lugar es simplemente perfecto. Con dos pisos y ambientes amplios, aquel lugarcito apartado de todo fue la primera adquisición de las amigas. Lo compraron cuando estaban en la universidad, y no fueron solo las dos. Aquel lugar fue comprado entre 12 personas, antiguos compañeros de las muchachas para servir de residencia.

Cuando acabaron la universidad,  todos se distanciaron y la casa quedó desolada, aún así, las dos amigas le guardaron un valor sentimental especial, por lo que al alcanzar una suma considerable, les compraron sus respectivas partes, y comenzaron a alquilar el lugar por temporadas, de esa manera seguiría siendo cuidada y recuperarían lo invertido.

—Bueno, ya que estamos aquí hay que repartir cuartos. —dijo Amanda rápidamente ni bien entrar. —Yo digo que los hombres duerman juntos y las mujeres juntas.

Clarisse sabiendo lo que Amanda intentaba hacer dijo:

—Tranquila tía, hay habitaciones suficientes para que duerman en parejas, y, oh sorpresa, ¡hay parejas!

Amanda se tragó la cólera y pensó rápido en una escusa.

Sunny rió bajito al escuchar a Clarisse, dándole a Amanda la excusa que quería.

—¡Mi hija! Sunny, ella no puede dormir con su enamorado. Ellos aun no son mayores y se vería muy mal, no podría consentir eso.

Al escuchar a su madre, la risa de la joven seso.

—¡Madre!

—Deberías dormir con Lizzy, y tú Freddy, con Liam. —continuó. —De esa manera ambas parejas podrán conocerse mejor. ¿No crees que es una buena idea, hijito? Podrás conocer a tu cuñado. ¿O crees que es mejor que arroje a ambos menos en una sola habitación?

Vaya. Era obvio lo que ella estaba haciendo, aún así, nadie podría replicar su excusa, pues en cierta parte tenía razón.

A pesar de eso, Clarisse no se daría por vencida tan fácil.

—Tía, entiendo su preocupación, pero este fin de semana se celebra el aniversario de su hijo, y no creo que sea muy lindo separar a este par de tortolitos, ¿o si?

La señora Geller iba a replicar.

—Por Sunny no se preocupe, ella podrá dormir con usted... y que Freddy duerma con su esposo. —finalizó Clarisse.

La suegra del añoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora