39. colisión

2.6K 351 224
                                    

Keiji tuvo tres semanas de buena suerte en las que fue capaz de evadir a Matsuda por completo, casi como si una fuerza omnipresente le estuviese brindando ayuda. Pero no había forma de mantenerse así por dos años hasta graduarse. Haiji quería hablar y parecía buscarlo desesperadamente por la residencia y por el campus sin encontrarlo. Hasta ese día.

Su buena suerte incierta hizo efecto una semana antes de que comenzara el mes de febrero. Bokuto estaba ocupado entre clases, entrenamientos y partidos amistosos, así que no lo podía traer de guardaespaldas. Esa tarde, cuando llegó a la residencia después de clases, iba demasiado preocupado en la pantalla de su celular, en busca de su nombre en una lista de calificaciones que acababa de enviar un profesor. No pensó que sería una mala idea caminar lento por el primer piso hasta que escuchó esa voz que ahora le daba escalofríos.

—Akaashi —dijo esa voz grave—. Hace mucho que no hablamos, ¿cómo estás?

—Ah, Matsuda-san —intentó cubrir la inseguridad en su voz con un carraspeo, y guardó el celular en su bolsillo—. Bien, ¿y tú?

—Bien, un poco aburrido porque no hablamos —se cruzó de brazos—. ¿La pasaste bien con Koutaro y tus padres?

El pelinegro se puso pálido. ¿Esta era la hostilidad hecha persona de la que Bokuto le hablaba?

—¿Cómo es que...?

—¿Cómo lo sé si me bloqueaste? —sonrió amargamente—. Dile a tu novio que se fije bien en quién lo sigue, aunque eso no importa ahora. ¿Qué sabes? ¿Ya te dijo todas esas mentiras sobre mí?

—Sabes, ahora mismo tengo que estudiar, así que tengo que irme.

El menor dio un paso adelante por la derecha de Matsuda, entre él y el muro del pasillo, pero su camino fue interrumpido por la mano del mayor golpeando la pared, emitiendo un estruendo que resonó en todo el corredor. Se escuchó murmurar a las pocas personas que transitaban el pasillo. "Si avanzaba un poco más, mi cabeza hubiese estado entre su mano y la pared", pensó Keiji, pasando saliva. Estaba asustado.

—¿C-cuál es tu problema? Ahí v-vive alguien —sus tartamudeos a causa del nerviosismo y la presión habían hecho su aparición especial.

—¿Me vas a decir lo que te dijo ese inútil o qué? —su mirada y su tono eran amenazantes.

—Hey, imbécil —se abrió una puerta un metro detrás de Keiji, y se asomó una chica—, ¿podrías no golpear mi pared como un simio?

—Lo siento, linda —el de cabello largo suspiró al ser interrumpido y soltó una disculpa falsa. La chica respondió fingiendo una arcada y cerró la puerta otra vez.

Las manos de Keiji empezaban a temblar ligeramente. No lo provocó, intentó ser sereno, pero el chico frente a él no parecía inofensivo.

—Parece que no vas a hablar —dijo frustrado el de ojos púrpura—. Anda con cuidado, para la próxima no seré tan paciente y te haré hablar de una forma u otra.

Haiji se dio media vuelta y caminó en dirección a las escaleras para subir de vuelta al tercer piso, dejando a Akaashi solo, confundido y hasta un poco mareado en medio del pasillo del primer piso. Tenía el estómago revuelto y el pecho apretado, como la sensación de haber tenido una crisis de ansiedad, pero no del todo. La gente alrededor no sabía lo que pasaba, no les importaba, y por eso mismo no hicieron nada para ayudar. "Está bien, no espero que todo el mundo venga a salvarme" pensó el pelinegro. "Ahora tengo que hacer algo, pero ¿qué?"

Tenía un poco de miedo de subir al tercer piso y encontrarse de nuevo a Matsuda, aunque no le hiciera nada, incluso una mirada podría hacer que se derrumbara en ese momento.

「caffeine」 bokuakaWhere stories live. Discover now