Cap. 9: Primer Deseo

614 72 10
                                    


Las personas solo observaban como el sujeto de cabellos oscuros contaba sus delirios a la noche. Está vez el joven de piel lechosa tenía una intención más grande, sus manos se unieron en forma de oración, tenía grandes ansias de ver con sus propios ojos como aquel deseo que a diario pedía se volvía realidad frente a él.
El hombre perfecto.

Ese hombre que es amable con todo el mundo, con el que sostienes largas conversaciones. Ese hombre que es dadivoso, algunas veces un poco torpe y con cada pequeño detalle te hace sentir en las nubes. Ese hombre que no piensa solo en senos y curvas, sino también en mentes brillantes, aquél hombre con el que puedes tener confinza y cumplir juntos de la mano metas y sueños, sin ningún tipo de miedos, en fin, aquél hombre que puede hacerte sentír especial.

Al menos para Mongkut ese era su hombre ideal.

Este joven chico de apenas 22 años seguía en busca del amor verdadero, no aquel en el que muchos disfrazaban por conveniencia. Mongkut era alto, tenía piel pálida, ojos pequeños y rasgados con una mirada muy tierna, además de una sonrisa muy adorable que algunas veces lo hacían lucir tal cuál un pequeño conejo, hombros anchos al igual que su espalda, sus cejas estaban delineadas, su cabello era oscuro y estaba quebrado, mientras que sus labios eran carnosos, un poco rosados.
Para muchos Mongkut no tenía el aspecto masculino deseado, en especial para su padre, sin embargo, fue algo que con el tiempo dejo de importarle al joven romántico luego de que su mismo padre lo botara de casa .

Era muy evidente que para él, ser homosexual en los años 60's no era fácil. Sin embargo, de nuevo se encontraba debajo de las estrellas pidiendo deseos a estás, tal y como su madre le decía de pequeño.

“ ❝. . . . . . . . .❞ ”

-Si algún día tienes miedo, pídele a esa estrella un deseo.

Dijo la joven mujer tomando la mano de su hijo, señalando una estrella entre tantas que pintaban la noche.

-Mamá, si tengo miedo, ¿por qué le pediría un deseo?

Preguntó un pequeño Mongkut de 8 años, tratando de encontrarle alguna lógica a lo dicho por su madre.

-Por qué algunas veces la vida no te da lo que deseas, pero si lo que necesitas.

En ese entonces Mongkut era muy joven para entenderlo.
“ ❝. . . . . . . . .❞ ”

Pasaron varios minutos hasta que el chico de tez clara se canso de pedir a el cielo su gran anhelo, las personas que se encontraban en esa pequeña plaza principal en la que se encontraba iban desapareciendo poco a poco hasta dejarla vacía, fue entonces que él recordó su soledad y tomó su saco para después marcharse en busca del lugar dónde pudiera ahogarse en alchol más cercano.

Al entrar no había algo novedoso, claro todo estaba normal, hombres bebiendo, mujeres acercándose a ellos por dinero. Hasta que Kut logró captar la escencia pura de un hombre acabado, completamente triste.
El sujeto parecía tener no más de veintitantos años, tenía una mandíbula marcada y sus cejas eran gruesas apenas con una forma, lo hacían parecer un poco intimidante. Tenía una mirada triste pero aún así no dejaba de ser atractiva, "Tal vez nostalgia" pensó Mongkut al notarla. Sus ojos eran oscuros y profundos, su nariz estaba un poc respingada y encajaba perfectamente con los demás detalles de su rostro. Su labios estaban marcados y algo carnosos, hacían un perfecto conjunto con su piel color arena. Su cabello estaba en un tono castaño oscuro, acomodado en la perfección de un peinado, junto a esto destacaban su espalda ancha, y su cuello marcado y largo, su cuerpo estaría luciendo muy bien definido si no fuera por ese costoso traje de marca que se cargaba.

Mongkut se quedó viendo a este atractivo hombre desde lejos por unos minutos, en lo que notó el patrón en el que bebía."Es el quinto trago, seguramente un alcohólico...odio el alchol"
pensó Kut al ver cómo el hombre frente a él seguía
tomando con desesperación, poco después presenció cómo él mismo sujeto rechazaba a distancia a una de las más bellas mujeres del lugar.

"Así que es eso, una mujer"
confirmo para sí mismo en sus interiores, suponiendo todo.

El hombre atractivo pidió un tragó más y fue cuando Kut interfirió para que ese desconocido dejará de ahogar sus penas con ese tóxico líquido.
-Esa mujer no vale la pena créeme

El joven hombre ebrio notó como el chico se sentaba a su lado en la barra de bebidas del lujoso establecimiento

-¿Qué mujer?

Cuestionó con más confianza el más ebrio, cosa que sorprendió al menor.

-Por la que estás hundido en este hueco de repugnancia

-¿Por qué lo dices de tal forma?

Mongkut no era un experto en el amor pero al menos quería compartir sus conocimientos de este anhelado fenómeno.

-Mira a tu alrededor, la excusa más común para estar aquí es
por uno de esos tantos malestares que tiene el sube y baja del amor.

-¿Quien te dijo que era una mujer?

El menor de los dos se quedó inquieto ante la pregunta del sujeto frente a él.

-Dejemoslo solo en mal de amor- rompió ese minuto de silencio el más alto. -Soy Metawin, puedes llamarme Win- continúo el chico de tez clara, estirando su mano hacia el frente suyo ofreciendo su mano a ese hombre atractivo. El hombre se limitó a observar con extrañeza a Kut, dejando su mano en el aire. -Tu, ¿No tienes nombre?- preguntó con un poco de molestia ante la grosería del castaño mientras agitaba su mano de nuevo, el hombre solo se quedó mirando de nuevo. -Bien, si no lo tienes, yo te doy uno- La insistencia del chico continúo y justo cuando el más ebrio iba a hablar fue interrumpido. -Bright, desde ahora te llamas Bright.

-¿Bright?-El castaño entrecerró sus ojos un poco y con el ceño fruncido pregunto ante tal apodo que le parecía chillón, mientras le buscaba alguna razón.

-Es por la forma en la que tus ojos brillan al verme.

La noche continuo en las mejores condiciones, algunas risas de extrañes por parte del mayor ante las ocurrencias del chico de veintidós años, pronto ganaron confianza mutua, a pesar de que Mongkut había mentido de nuevo con su nombre.

Después de pasar un par de horas más en aquel bar, ambos decidieron retirarse, por cortesía Bright llevó a Win a su casa, fue después de bajar del coche del mayor que ambos se despidieron.

-Descansa, ten linda noche- habló por último Bright para después dar una pequeña caricia en el cabello del menor, un gesto que ni siquiera el mismo reconoció de dónde salió, subió al automóvil y sin más se despidió.

El menor entero a su pequeño departamento con una gran sonrisa, mientras un sonrojo se hacía presente en sus mejillas. Mientras subía las escaleras para llegar a su habitación recordaba cada detalle de esa noche con su nuevo amigo Bright, esos pensamientos fueron interrumpidos al escuchar una tenue voz.

"Ahí está lo que pediste"

[𝐏𝐞𝐫𝐟𝐞𝐜𝐭 𝐦𝐚𝐧]···ᴮʳⁱᵍʰᵗʷⁱⁿWhere stories live. Discover now