Capítulo 3: Una camisa vale más que tú vida

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El chico de tez clara seguía agobiado, la tarea lo estaba matando. Normalmente a estás horas estaría viendo una película romántica mientras abrazaba su almohada y se llenaba el estómago de palomitas y golosinas, pero no, hoy no.

Eran las 10:00 p.m y aún seguía enfocado en su computadora, rodeado de libros y libros, con una gran frustración mientras escribía lo que sus manos ya cansadas lograban. Desde que llegó a casa estaba ahí metido.

En pocos minutos y con gran esfuerzo junto con una rapidez termino sus labores académicos, su última tarea del día estaba hecha.
"No vendrá mal una recompensa", eso pensó Win, sin embargo, no pudo tenerla.

El tono de llamada del chico llegó hasta sus oídos, mientras en la pantalla del celular se encontraba el nombre del remitente.

Pear

Win no pudo evitar preocuparse, pues su hermana se encontraba en muy mal estado, para que lo llamará había haber pasado algo.

-Hola?

-Win, ven por mi por favor.

La respiración de Pear se sentía agitada y su voz tan solo se escuchaba en un bajo nivel.

-Estoy en el estacionamiento..

Está vez su voz parecía cortarse, mientras sentía cada vez más fuerte la respiración de Pear en su oreja.

-¿En qué estacionamiento?

Win preguntó con prisa mientras
buscaba las llaves de su auto para recogerlas, estaba empezando a sentir miedo.

-Con papá, vine a.. recoger

-¿A recoger que Pear?!

-Los catálogos para la cole...

La voz de la joven mujer se esfumó en un último suspiro ante la línea, acompañado de un ruido chocante en esta. Pear se había desmayado.

La preocupación y miedo de Win se desbordaron por completo, el chico aceleró su auto y en unos instantes ya estaba poniendo un pie frente a el lugar. No habían muchos autos, así que fue fácil encontrar al que pertenece a su hermanastra, luego de ubicarlo logró encontrarla a ella, junto a la puerta del conductor, en el suelo, los libros por los que venía estaban esparcidos alrededor de ella y su cuello sangrando.

El menor llamó una ambulancia, la cuál lleno en unos minutos tomando acciones para atender a la mujer. Una vez en el hospital, más calmado, Win llamó a sus padres, los cuáles en una media hora después llegaron.

Por lo contado por el papá de Win, Pear había ido por los catálogos en los que se promocionaban la nueva línea de maquillaje junto con la nueva colección de ropa de la empresa su padre, ellos habían tenido en mente una estratégia con amabas empresas desde hace tiempo, una campaña que beneficiaria a ambas, todo había estado listo, solo faltaba que Pear fuera por los catálogos de esta para revisarlos y llevarlos a publicar. Sin embargo, como debía ser, su padre no fue quien los entrego, había dejado que su secretaria se los diera, puesto que él iba a volver a casa temprano, a demás de su secretaria a penas se encontraban otros 3 empleados en sus deberes razón por la que no se dió cuenta del accidente.

Pasaron al rededor de 4 horas hasta que a la familia le dieron razones de su hija.

Las pocas palabras que Win pudo analizar y tomar en su cabeza fue que al parecer alguien había tratado de herirla, lo más probable era que habían tratado de asesinarla pues habían marcas de navajas que perdonaron hasta su garganta. Los doctores le hicieron una cirugía para tratar de que las heridas fueran cerradas y así permanecer a la chica con vida, fue una gran suerte que siguiera viva. En ese momento el hermano menor pensó lo peor, ¿Y si Pear regresaba con complicaciones? ¿Y si tal vez no pueda volver a hablar? una de sus pasiones son el canto, eso la destrozaría por completo. ¿Qué tal que no pueda volver a comer?¿Y si esto llegó más lejos? No le gustaría para nada ver cómo su hermana pueda sufrir de dolor diariamente, incluso lo peor, ¿Qué tal si Pear no lograba soportalo? ¿Qué podían hacer él y su familia sin ella en sus vidas?.

En medio de todas estas preocupaciones que atravesaban la mente de Win, llegó una duda vital, ¿Quien pudo hacer esto?.
Sí, claro estaba que la familia se enfrentaba a múltiples personas que querrían hacerles daño, había ocurrido algo similar hace un par de años cuando a la madrastra de Win quisieron secuestrarla, pero nada había llegado tan lejos y lo preocupante eran que el culpable de aquel accidente ya estaba en prisión, al parecer estaría ahí por un largo tiempo.

" ❝. . . . . . . . .❞ "

Había pasado ya un mes y medio luego del atentado en la familia, Pear se encontraba mejor, sus cuerdas vocales sufrieron también durante la operación por lo que, por ahora apenas su voz se encuchaba en un hilo del aire.
Durante este tiempo Win era el que más estuvo cuidandola, pues sus responsabilidades eran menores a comparación de sus padres.

En este momento el chico estaba observando como su hermana era atendida por una enfermera, está se fue unos segundos más tarde dejando a los menores de la familia solos, de repente una leve voz se escuchaba en la habitación difuminandose en esta.

-Bright... Bright

Por lo visto ni siquiera conmigo todo lo que había pasado con ella, la mujer seguía obsesionada con el tipo.

-¿Qué tiene ese idiota de especial?- susurro el chico para si mismo, sin embargo, Pear logró escucharlo.

-Es guapo, inteligente... Su sonrisa es hermosa... Además sus camisas siempre huelen bien.

Win se acercó más a la paciente con intenciones de recordarle que no hablara mucho, pero sus palabras se detuvieron en seco al ver los ojos de Pear empezar a gotear. De inmediato el menor se acerco para consolarla, el resto de la tarde la chica se dedicó a tratar de contarle a Win como ese chico solía regañarle si trataba de lavar alguna de sus prendas, pues supuestamente no quería que ella gastará tiempo en eso. Para Pear eso era un gesto muy tierno, mientras que para Win solo se trataba de un chico quisquilloso más.

Sin embargó Win por fin experimento lo que su hermanastra decia al oler la camisa de Bright, esa camiseta debía valer más que su vida.

[𝐏𝐞𝐫𝐟𝐞𝐜𝐭 𝐦𝐚𝐧]···ᴮʳⁱᵍʰᵗʷⁱⁿWhere stories live. Discover now