Epílogo ҉ Capítulo de adición

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  Hace ya años prometí que subiría un capítulo de adición. Bien, esto lo acabo de escribir hoy, 09/03/21 a las 22:50 hora española. En líneas generales, está basado en el capítulo que  imaginé cuando acabé 100 preguntas para Blake, aunque hoy ya no recuerdo mucho de lo que quería contar en su momento. Solo sé que si uno promete algo tiene que cumplirlo, así que aquí está:

Audrey pegó un salto y se subió a uno de los de los bordes que circundaban el camino y que medía al menos metro. Comenzó a caminar manteniendo el equilibrio por aquella estrecha línea de cemento.

—Ten cuidado —la previne.

—Pero si casi no hay altura —rezongó ella.

—Da igual, no quiero que vuelvas a casa con un chichón.

Ella ignoró mi comentario y continuó andando, mientras yo la seguía justo a su lado izquierdo. Metí las manos en los bolsillos mi abrigo y miré hacia el paisaje de Central Park. Allí, unos metros más adelante, tuvo lugar el tercer encuentro que tuvimos.

Finalmente, Audrey llegó al final del bordillo y pegó un saltó estampando unas cuantas palomas. Me miró con sus ojos marrones. Los mismos de ella.

—¿Qué pasa?

—Quiero aprender ballet.

Puse los ojos en blanco y eché a andar por el camino, ella me siguió apresurando el paso.

—Ya hemos tenido esta conversación antes —murmuré entre dientes.

—Lo digo enserio. ¡Tengo equilibrio!

—El equilibrio no lo es todo en el ballet. Hay muchas otras cuestiones.

—Me gustaría poder aprender todas esas "cuestiones" —Ladeó la mirada—. Pero no me dejas.

—Eres igual de cabezota que tu madre.

—¿Por qué no me dejas? Quiero aprender y ser prima ballerina como la abuela.

Sentí un escalofrío. Todavía seguía sin acostumbrarme a hablar de ella.

—Quiero aprender a girar y a saltar como ella —continuó mientras daba una pirueta improvisada levantando una nube de hojas secas.

Sin poder evitarlo, se me escapó una sonrisa ladeada. Era preciosa. Con su suave y liso cabello rubio acaramelado que siempre andaba alborotado. Pero cuando ella captó que me había relajado, volví a ponerme serio y Audrey dejó de sonreír.

«¿Por qué?» pensé «¿por qué de todas las disciplinas tenía que interesarle esa en concreto?».

—Escúchame, Audrey, ese mundo... no es un cuento de hadas. No quiero llevarte por el mismo camino por el que yo tuve que pasar.

—Eso no es justo —me reprochó con los ojos llorosos. No, esos no... siempre me ganaban todas las batallas—. No puedes protegerme de todo. Mamá dice que yo tengo que buscar mi propio camino.

—Y yo te digo que ese no es el camino correcto.

—¿Y cómo lo sabes? Eso tendría que comprobarlo yo.

Rodé los ojos. Porque no quería admitir que en un porcentaje, uno pequeño, ella podía tener razón. Sin embargo... Audrey era el amor de mi vida. No podía permitir que acabase sumergida en aquel cruel, perfeccionista y exigente mundo del que yo había logrado escapar y que había acabado enloqueciendo a Yelena.

Ella... no podía acabar como Yelena.

—Papá —me llamó.

Pestañeé para regresar a la realidad.

100 Preguntas para BlakeTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang