Dos

3.1K 273 68
                                    

La mesa estaba llena de pizza de diferentes tipos, era una forma de celebrar el logro de que haya aprobado, ademas que siempre era un buen día para comer pizza. Mis padres estaban felices, se que ellos harían cualquier cosa por hacernos y vernos felices a mi con mis hermanos, a pesar de que ellos fueran mayores que yo y ya no estuvieran en casa, el estar sola con ellos hacía que fuera la niña más consentida del mundo.

-¿Cuando tienes partido?.- cuestionó papá.

-El Viernes por la tarde.- le comentó con una media sonrisa. -Al menos en este país el fútbol femenino se valora.-

-¿Quieres que vayamos?.- cuestionó el y yo negué.

-No quiero hacerte perder trabajo de nuevo.- papá era un excelente auditor, uno de los mejores sin embargo jamás hemos sido la familia más rica del mundo.

-No tengo problema cariño, si quieres que vaya...- insistió y negué.

-Ademas mamá tiene doctor con la abuela, así que prefiero que no vayan esta vez, solo es un amistoso previo a la temporada.- aseguró.

-Un amistoso donde puedes romperla.-

-Eso sucederá siempre.- aseguró dándole un mordisco a mi pizza. -Después del partido iremos a una junta de unos chicos de la universidad.-

-Fiesta.- asegura mamá, me reí.

-Fiesta, pero saben que no bebo si ando conduciendo, por lo que pueden quedarse tranquilos y prometo llegar temprano.- aseguró. - A las 7.- bromeó y papá rodó los ojos por un momento.

-Cuatro como máximo.-

-A las cuatro será, sino me quedo donde Vero.-

-Avisas, sabes que no me gusta que andes quedándote en otras casas.- dijo el serio y asentí.

-Llegaré temprano si es así.-

El no dijo nada más cambiando el tema para centrarme en otra conversación con mamá, apenas termine de comer fui a mi habitación a descansar, tome mis pastillas soltando un leve suspiro sabiendo que en parte les estaba mintiendo sobre mi persona. Pero tenía miedo de su reacción, de decepcionarlos, a pesar de que me aman sé que para ellos no será fácil saber que su hija jamás va a cumplir las ilusiones que ellos tienen, porque mis ilusiones eran completamente diferente a la de ellos.

Saque mi celular abriendo el Instagram, mirando las historias pasar rápidamente, la verdad solo estaba intentando que me diera sueño en esos momentos, pero no podía.

No cuando sabía que ella estaba haciendo como si no existiera, desde que me bloqueo de su Instagram, mi número, y no era capaz de mirarme nunca.

Ella, alguien que fue en algún momento mi confidente, mi amante y certeza ahora no era nada más que una desconocida. Sus miedos, sus problemas y también porque yo no estaba a su altura.

Solté un suspiro, pasando la mano por mi cabeza por un segundo.

No se que estaba pensando cuando puse mis ojos en esa mujer, no sé qué cuento de hadas mi mente creo para caer como una ilusa, no sé cómo permite que jugara conmigo sin ninguna pizca de astucia y sin dejarme chances de poder protegerme, la verdad es que yo no podía hacer nada, porque ella había inundado hasta lo más profundo de mi ser.

Jamás se me ha pasado por la mente vengarme, dañarla, como en todas esas historias trágicas, solo a veces tenía miedo de su poder y que revelara mi secreto, y no, no tenía un pene. Sino el que soy lesbiana, aún así sólo me dedicaba a veces mirarla sabiendo lo inalcanzable que sería para mi persona.

Ella era mi predicción y yo no tenía ninguna intención de volver a encontrarme.

La mañana siguiente me levanto tan temprano como siempre, tomando mi auto para irme a la U, al ritmo de la música latina el tráfico se hacía menos tedioso, debería existir una ley donde las personas entraran en diferente tiempo para evitar la maldita pérdida de tiempo, pero eso solo sucediera en mi mundo cuando pueda crearlo, o sea nunca.

Solté un maldito bufido al ver que mis esfuerzos por llegar a tiempo no habían servido de nada, y lo más probable es que no podría entrar a la primera clase por lo que maldije tanto, agradeciendo que mamá no iba a escucharme.

Vero, escribe por mi, te amo.

Textee prendiendo el cigarrillo mientras conducía más lento tomando el camino más despejado para llegar al campus.

-Mierda.-

No sé cómo mi corazón latía y latía con fuerza, mis manos temblaban, y sabía que mis niveles de ansiedad estaban subiendo a mil de un momento a otro. Todo por no llegar a la primera clases.

Tire el cigarrillo sujetando con firmeza el manubrio, mientras el paisaje se hacía eterno hasta llegar a la universidad. Fue en ese momento cuando me fijé en la silueta a una orilla con la señal de estar parada delante de su auto. Algo le había sucedido y yo solo sentía mis niveles subir y subir.

¿Que hacía? ¿Le ayudaba?

Apreté más fuerte el manubrio disminuyendo la velocidad, sabía que si me acercaba me iba a ignorar, sabía que ella estaba quizás estresada, pero también sabía que yo no podia seguir conduciendo sino me relajaba un poco.

Así que hice lo más estupido y obvio en estos momentos, me detuve a la orilla justo detrás de ella bajando del auto. Su mirada estaba directa en mi, tenía miedo pero también mi corazón no dejaba de latir, y no era amor, sino nervios.

-¿Que haces?.- dijo de forma agresiva de inmediato.

-Bajar de mi auto.- dije obvia.

-No te acerques a mi Lauren.- dijo firme. -No quiero que nos vean juntas.-

-No hay nadie cerca.- la miro. -Nadie nos va a ver o algo, ademas...- ignore mi cuerpo. -Ni que alguien más supiera.-

-Nadie sabe porque nada sucedió.- asegura. -Así que toma tu auto y ándate de aquí.-

La ignore negando, sacando otro cigarrillo para relajarme un poco.

-¿Que sucedió con tu auto?.- cuestionó.

Ella bufó dándome la espalda, no le gustaba el humo del cigarro y tampoco le agradaba yo.

-No me hables.-

-Que Maduro de tu parte.- le respondo. -Tenemos 22 años, 10.- aseguró.

-No me interesa hablar contigo, tu para mi no existes.-

-Sabes que existo, por algo estoy aquí, y no me estoy arrastrando por ti, jamás haría eso, solo quiero saber que te sucedió y si te puedo ayudar, haría eso por cualquier persona que he visto alguna vez en mi vida.- le respondí segura.

-La grúa ya viene en camino, no necesito nada más de ti, así que vete por donde llegaste ahora.-

-No decías lo mismo hace unos meses atrás.- le respondo y ella se giró con su rostro más que enojado.

-Tu para mi no existes, jamás has existido así que deja de decir estupideces que yo no te conozco.- aseguró. -Así que vete antes que tome ese puto cigarrillo y te lo meta por la boca.-

Yo solo negué soltando una leve risa.

-Eres una cobarde Camila.- aseguró.

-La única cobarde eres tú, por no decir quien realmente eres.-

Ella tomó mi cigarro y no sé cómo se lo puso en su boca.

Ella sabía lo que decía, ella siempre fue más inteligente que yo.

-Y tú lo eres por no ser sincera.- contraataco. -Y de nada.-

*
*

Comenten!!!!

El amor está subestimado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora