Capítulo 7

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El pequeño Sarcks estaba creciendo más rápido de lo que todos a su alrededor queríamos

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El pequeño Sarcks estaba creciendo más rápido de lo que todos a su alrededor queríamos.
Santin decía que no tenía idea de porqué el crecimiento tan rápido del pequeño Sarcks, ya que ningún ángel crecía en cuestión de semanas...

En un abrir y cerrar de ojos ya sabía gatear. Se arrastraba por el suelo libremente y yo solo salía detrás de él para procurar que no metiera a su boca.

—¿Por qué crees que sea?

—No tengo la respuesta —Mark se la pasaba pegado a todos los libros que yo le traía de la biblioteca de los ángeles—. Y tampoco la encuentro. ¡No hay nada! ¡No veo nada!

—Tal vez no tengamos que preocuparnos... —susurré, aunque sabía que no era una opción.

—Yulian...

—Lo sé, Mark. Lo sé.

—Sarcks creció en un mes lo que debía de crecer en siete meses —suspiró—. Debemos preocuparnos.

No podía estar un solo día con el alma y la mente tranquila. Nunca pasaba.

—Cielo.

Santin entró con el pequeño Sarcks en sus brazos, interrumpiendo el incómodo silencio que habitaba entre Mark y yo.

Todos mis músculos se contraían al tener el cuerpo de Mark incluso a dos metros mí. Él podía estar en alguna esquina de la habitación y yo en la otra, y sentía su cuerpo rozando el mío. Sentía sus labios sobre los míos. Podía sentir como su piel de erizaba ante el contacto de mi piel.

Y Santin interrumpió eso.

Lo miré y de inmediato bloqueé su entrada a mis pensamientos. Sonreí inocentemente y me acerqué a él.

—¿Todo bien? —susurró junto a mi oído.

—No tenemos respuestas sobre el caso del pequeño Sarcks, pero todo bien.

Tomé su rostro con mis manos y lo besé lentamente. Sus labios eran calientes y me generaban una paz inmensa.
Me hacía sentir drogada. Todo a mi alrededor comenzaba a flotar en el momento en que juntaba sus labios con los míos; la presión se me subía y luego bajaba sin previo aviso. Mis pupilas se dilataban al punto de mi ojo parecer negro por completo. Se me hinchaba el corazón de amor... ¿Si se entendió o debería ser un poco más exacta?

Podía sentir la mirada incomoda de Mark sobre mi espalda.

Nos despedimos de Mark y salimos de la habitación.

Mark se estaba quedando a dormir en nuestra casa, solamente para poder estar cerca del pequeño Sarcks.

Eran muy pocas las veces que nos encontrábamos en la misma habitación; él no solía estar en casa y yo no solía buscarlo.

Santin y yo nos sentamos en el gran mueble de la sala. Recosté mi cabeza sobre sus piernas, y senté al pequeño Sarcks sobre mi abdomen.

—¿Por qué estará creciendo tan rápido? —tomé las pequeñas manitas de mi hijo y las llené de besos—. ¿Debería preocuparme?

Liberada [Libro 2 Amarrada]Where stories live. Discover now