5. Capitulo 4: los ojos de un Ángel.

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   Junto con la llegada del atardecer los Saiyajines llegaron a la casa del menor de estatura, gracias por el anterior entrenamiento lograron sentir el ki del Dios de la Destrucción y del Ángel asistente, pero una tercera energía que aunque era conocida no era para nada común que estuviera en la Corporación Cápsula, hizo que ambos Saiyajin se mirarán entre si con una clara muestra de confusión.

   Llegaron a la parte trasera de la casa, en la gran terraza del hogar y allí vieron a los Dioses de la Creación y la Destrucción, junto con el Ángel maestro de los Saiyajin. Whis estaba comiendo sentado extrañamente serio y callado, el Dios de la Destrucción Bills estaba sentado comiendo y podían distinguir que estaba hablando con el Supremo Kaio-Sama, quien estaba sentado completamente tenso y nervioso dedicándose únicamente a contestar al Dios Destructor mientras que unos platos de comida estaba intactos frente a él. Después del intercambio de miradas de extrañeza se acercaron a las Deidades, el primero en darse cuenta de la llegada de los Saiyajines fue el Ángel, quien sonrió al verlos llegar, pensaron que era porque estaba saludandolos, pero en realidad el Ángel estaba aliviado de que alguien llegara para interrumpir el momento.

- hola señor Goku, señor Vegeta - saludo el Ángel a los recién llegados, los Dioses en cuanto lo escucharon dejaron su forzosa conversación para ver a los Saiyajin. Bills dió un asentimiento en forma de saludo y Shin saludo con la mano con una mirada nerviosa, la presencia de quién se suponía era su igual le ponía nervioso y asustado.

- hola, oye, Supremo Kaio-Sama ¿Qué haces aquí? - pregunto Goku curioso por su inesperada presencia inclinándose un poco para estar más a la altura del Dios, ya de por sí era pequeño y estando sentado lo era mucho más, si quería estar frente a frente tendría que arrodillarse.

- h-hola señor Goku, gusto en v-verlo de nuevo, e-el señor Bills fue m-muy amable y me invitó a comer aquí a la tierra - tartamudeo como había estado haciendo desde que se entero que el Dios de la Destrucción estaba en su planeta, buscándolo a él. Sabía que no lo mataría porque eso significaría también su muerte pero aún así su sola presencia era suficiente para hacerlo temblar y hacer que su corazón lata como loco.

- ¿Umm? ¿Y eso por qué fue? - Goku miro curioso al Dios Destructor quien le envío envío una mala mirada mientras tragaba su último trozo de comida.

- no tengo porque responderte - le dijo de mala gana y el Saiyajin hizo una mueca y suspiro ¿Porque todo el mundo está raro y de mal humor? Decidió no insistir con el tema, la única manera de que tal vez hablara sería con una pelea pero por el momento se abstendria, había mucho tiempo para hacerlo cuando lleguen al planeta. En ese momento recordó la razón por la que estaban ahí y ese asunto quedó en el olvido para él.

- ¡Es cierto! ¡El entrenamiento! - exclamó y con los ojos brillando de la emoción se asomo por encima de la mesa a la cara del Ángel, quien solo retrocedió buscando su espacio personal - ¿Ya terminaron de comer? ¿Verdad? ¿¡Verdad!? ¿Si? ¡Qué bien! ¡Vayamos de una vez! - después de responderse a si mismo, camino a paso rápido hacía el Ángel rodeando la mesa y lo tomo del hombro con la intención de que se levantará. En cambio el Ángel molesto por la falta de respeto abrió la boca listo para reprocharselo pero fue interrumpido por una voz femenina.

- ¡Goku! ¡No seas irrespetuoso! - le grito Bulma entrando por la puerta corrediza de cristal que daba lugar al gran balcón, está vez iba vestida con un pantalón azul oscuro, una camisa blanca, una bufanda roja y unas botas marrones, al parecer se había bañando ya que notaba como su cabello azul cielo tenía un poco de humedad. En cuanto Vegeta escucho la voz de su esposa se tenso por completo, casi como si estuviera en shock y para Whis esa reacción tan extraña para él no paso desapercibido y dirigió una mirada afilada al Saiyajin comenzado a analizar cada reacción y movimiento.

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