10. Capitulo 9: el fin del principio

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   El nerviosismo en el chico frente a él era palpable a simple vista y era mucho más visible para él, quien había conocido desde que era un niño de cuatro años.

   "Hombre" se corrigió en su mente "él ya es un hombre, hasta tiene una hija" tuvo el leve deseo de observar a su lado, dónde sabía que descansaba una bebé de cabellos y ojos negros que no era completamente humana, pero la vista de esos hermosos ojos tan oscuros como las noches sin luna acostumbradas de ese planeta no le dejaban apartar la mirada.

    Sabía que estaba nervioso, él también lo estaba, era la primera vez en mucho tiempo que volvían a tener este contacto, pero eso no evito que tomara con confianza la nuca del hombre frente a él y lo acercará a su persona. Vio por un segundo como su piel verde contrastaba con la piel pálida y suave de su alumno, aunque ya era una comparación a la cual estaba acostumbrado desde hace tiempo.

   Despacio acercó sus rostros y vio con ternura como el híbrido cerro los ojos, él lo imitó queriendo disfrutar el momento y unió sus labios. Fue un beso suave al principio, que era a lo que se habían acostumbrado, decidió que debía de aumentar el contacto, lamio con lentitud el labio inferior y poniendo su mano libre en su cadera, muy cerca de su retaguardia, movió su lengua tocando por unos segundos los dientes del contrario hasta que abrió la boca y comenzó a jugar despacio con la lengua del híbrido. Sintiendo como el aire le faltaba, el mitad saiyajin se separó unos centímetros con las mejillas ardiendo y muy avergonzado, el de piel verde vio con gracia como desviaba la mirada y quiso con más ganas besarle con mucha más pasión. Él no tenía la necesidad de tener este tipo de contacto, su gente se reproducía por escupir huevos por la boca, pero dentro de él persistía un deseo completamente genuino y único por el hombre frente a él.

    Está vez no fue él quien inicio el contacto, fue el híbrido quien se acercó hasta juntar sus labios en un beso, sintió como su lengua entraba en su boca y no puso objeción cuando lo sintió jugar con sus colmillos, por suerte lo hacia de una manera suave o podría cortarse. Le era increíble cómo podía estar avergonzado y al mismo tiempo hacer eso, pero no sé quejaba, porque eso le encantaba.

   Todavía recordaba la primera vez que sus labios se juntaron, el hombre frente a él solo era un adolescente de 15 años, quien en una de esas reuniones a solas que hacían cuando el híbrido tenía tiempo, en donde se dedicaban a hablar y a veces a entrenar, él híbrido sin dudar lo beso. Fue un simple contacto que duró solo unos segundos, cuando se separaron, él con una voz baja y avergonzada, le dijo.

   Me gusta mucho, señor Piccolo...

   Todavía recordaba lo lindo que se veía con la suave luz del atardecer a su alrededor, todavía recordaba lo encantador y feliz que se vio cuando le respondió sin siquiera dudarlo.

   Tu también me gustas Gohan.

   Para él, Gohan era lo más importante, siempre lo había sido, fue su razón para ser bueno, para ser mejor, verlo sonreír era su razón para sonreír, no importaba que, Gohan siempre estaba en su mente y en su corazón, Gohan era simplemente su todo. Por eso no dudo en aceptar sus sentimientos, él ya lo amaba de todas las maneras posibles, aunque admitía que si Gohan no hubiera dado el primer paso, el tampoco lo habría hecho, mientras que pudiera estar a su lado, estaba bien para él.

    Sus siguientes encuentros (que en secreto llamaban citas) fueron tranquilos, la osadía y valentía qué tuvo Gohan esa noche se reemplazo por timidez y vergüenza, pero Piccolo no se quejaba, le gustaba que las cosas fueran de manera lenta, porque había tiempo, siempre sintió que había mucho tiempo.

   Hasta que llegó la batalla contra Majin Boo...

   Gohan había estado demasiado ocupado con la escuela y los entrenamientos con Vídel y Goten, no se habían visto en semanas y cuando lo vio en el torneo, con ese traje verde que lo hacía ver ridículamente adorable y con esa hermosa sonrisa al ver de nuevo a su padre, era simplemente perfecto, por un segundo, en ese día que no tenía ni idea de que iba a ser tan desastroso, pensó que todo iría bien, que sería un día hermoso y tranquilo, dónde todos serían felices...

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