|14|

2.2K 190 32
                                    


Una vez que arregle mi cabello y mi vestido, que en realidad no podía arreglarse mucho, avance entre el gentío tratando de encontrar a Noona o alguien quien no me miraba como si fuera un asco.

-Vaya, si que tienes suerte. -ante esa simple oración detuve mi caminar y gire hacia quien hablaba, era una mujer que se veía un poco mayor que yo, pero no lo suficiente.

-¿La tengo?

-Claro, ahora serás la reina madre.

-¿Aún no lo soy? -ella me miró por primera vez y pude ver esos hipnotizantes ojos azules, mientras ella bebía de una copa y negaba al mismo tiempo -, pero, acaban de...

-La sagrada chamán te acepto, pero aún falta la verdadera ceremonia, ¿Tu Alfa no te dijo? -yo negué, pues lo único que sabía es que habría una ceremonia y nada más -, bueno, no actúes tan desinteresada ante una ceremonia tan relevante como está, los seres como ellos la aprecian mucho, te recomendaría ser más respetuosa con sus creencias.

¿Ella qué?

-Espera, ¿Planeas ser una más de las mujeres que me odian aquí? -ella rió y negó.

-Yo no te odio, ni si quiera te conocía hace una hora, así que ese sentimiento no va conmigo respecto a ti -sus palabras me sorprendieron, sin embargo, quise seguir escuchando -. Las demás te odian por el poder que estás por alcanzar, por el hombre que tendrás y por todo lo demás, algunas piensan que ni siquiera eres digna, es decir, solo mírate, eres una humana irrespetuosa y al parecer más joven que la mayoría de las que estamos aquí. Tranquila, también me pasó.

Aunque sus palabras parecían algo groseras, sus intenciones no. Ella me agradaba.

-¿Tu eres una luna?

-Algo por el estilo.

Antes de poder preguntar más, vi como una chica más pequeña se colgaba del brazo de mi acompañante.

-Hola, luna. -me saludo.

Esa voz.

Era la chica quien había declarado a mi favor, quien había pedido que la chamán rectificara su desición. La chica era bastante linda, pequeña, cabello largo, una nariz respingada y un poco roja por el frío, probablemente.

-¿En donde estabas, amor?

-Allá -dijo la pequeña en un susurro mientras señalaba la mesa de bocadillos.

-¿Es tu luna? -le pregunté a la chica más alta y que me había aconsejado hace algunos minutos atrás.

-Mi alfa.

¿Qué?, Pero no tiene la complexión de una alfa.

-Increible, ¿No?, sé que no parezco la dominante, a decir verdad, tampoco me gusta desarrollar el papel -hablo la pequeña chica con nariz rojiza -, disculpe, que descortés soy. Mi nombre es Peach, Alfa de una de las manadas principales de Alemania, y ella es mi luna, Callie.

-Un gusto y gracias por lo de hace rato.

-No hay de que, no merecen juzgarte sin antes conocerte, prejuicios de lobo -no sé porque pero eso último me saco una pequeña sonrisa. No supe cómo agradecer tales palabras a lo que simplemente asentí, ella se acercó y tomo mis manos algo lastimadas -. Cuente con el apoyo de nuestra manada para lo que sea.

Es la primer alfa que agradezco conocer.

-Vamos cariño, no hostigues a la próxima luna. Le deseamos suerte y que la velada salga bien -yo asentí y con eso, comenzaron a alejarse.

Esclava del Alfa. Where stories live. Discover now