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El sol de la mañana era tan cálido y hermoso, claramente sin llegar a ser molesto u hostigante, era simplemente perfecto. 

Me levanté de la cama y me acerque al ventanal, afuera todo lucía tranquilo lo cual hasta cierto punto me pareció extraño.

Ya puedo salir...

Es cierto, al fin podía salir de está casa, con escolta, pero puedo hacerlo, lo que me hizo recordar cómo es que eso es posible.

Una semana había pasado desde que ocurrió la tan esperada "coronación" en la día que me convertí en una luna  legítima, al recordar aquel día inconscientemente toque la marca en mi cuello, aparentemente está era igual que cuando sellamos el contrato mágico, pero, no sé porque, yo la sentía diferente, se sentía más profunda e incluso puedo añadir que aún tenía la sensación de los colmillos de Eliot perforando mi cuello.

Era muy extraño.

Unos golpes a la puerta me sacaron de mis pensamientos haciéndome girar rápidamente sobre mis talones.

—¿Señorita Allison?

—¿Si?

—La... La chica de la habitación despertó —mi respiración se detuvo por un segundo —, y está tranquila.

En cuánto dijo eso me acerque hacia la puerta y la abrí ligeramente.

—¿Estás segura? —ella simplemente asintió y yo pase de largo, siguiendo el camino hacia la habitación de aquella chica de la cual aún no sabía su nombre.

Al estar al frente a la puerta, tome el picaporte, sin embargo, me detuve unos segundos antes de girarlo, ¿Estaba bien si hacía esto?, ¿Ella querrá hablar conmigo?, Había tantas dudas que me invadían y no podía calmarme, incluso mis manos comenzaron a sudar.

Allison cálmate.

Inhale profundamente y exhale del mismo modo antes de decidir entrar, cuando gire el picaporte empuje lentamente la puerta, no estaba del todo segura de lo que pasaría. Cuando la puerta se encontraba lo suficientemente abierta para poder visualizar a la chica, la vi sentada sobre la cama tirando suavemente y de forma repetida la protección que tenía en su mano.

—¿Te vas a quedar ahí parada viéndome como un animal o me vas a soltar? —me sorprendí ante sus palabras y la hostilidad con la que las dijo, sin embargo, me mantuve firme en el marco de la puerta.

—¿Cómo te llamas?

—¿Qué te hace pensar que te diré siquiera eso? —sentí como fruncí mi ceño y ahora sí me acerque.

—La situación en la que estás, ¿no te dice nada? —me recargue en la pared, esta niña estaba siendo muy grosera, y eso me estaba molestando —, te lo pido para llamarte por el, ¿O quieres que te sigan diciendo oye o tu como a un animal?

Vamos Allison, no seas blanda.

—Evelyn.

Oh, eso fue rápido.

—¿Hay algo en lo que pueda ayudarte, Evelyn? —ella me miró con cierta obviedad y después miro las cadenas que la ataban a la cama, así que preferí aclararlo rápido —, algo que si pueda darte.

—¿Cuándo me van a soltar?

—En cuánto estés tranquila y no agredas a nadie.

Mientras la miraba pude notar que no era una chica con condiciones decadentes, su cuerpo no tenía ningún daño, lo que me alegro, aunque me desconcertó un poco, por lo regular los rogues son solitarios, no buscan compañeros, no les gusta ni quieren compañía, simplemente no la toleran, por lo que no pueden estar en una manada, son violentos e impacientes. Es por ello que es muy raro que está niña haya estado acompañada, tendrá unos 17 o 18, tal vez, era muy joven para ser un rogue y mucho más como para sobrevivir sola más de una semana.

Esclava del Alfa. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora