V

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Podía sentir como en mi pecho mi corazón trabajaba de más, golpeaba mi caja torácica fuertemente amenazando con salir de este en cualquier momento, Jungkook tenía una mirada alarmada, su rostro se encontraba bañado en sudor y en sangre, sangre que no era de él ni mucho menos mía, esas cosas nos seguían de cerca, con suerte pudimos encontrar un lugar oscuro a un lado de la calle donde pudimos detenernos a descansar y retomar energías, ya que como bien sabíamos este pequeño momento no volvería a ocurrir nuevamente al momento de comenzar una vez más correr por nuestra vida.

—Kook... —le llamé en un susurro luego de apegarme a él tras escuchar los desgarradores gritos provenientes a la distancia, este simplemente me abrazó por la cintura en un intento de brindar calidez y consuelo, podía sentir como sus brazos tiritaban ante el miedo y adrenalina.

Nos quedamos de esa manera por unos minutos, lo único que escuchábamos eran los continuos gritos de inocentes, pisadas rápidas y nuestras respiraciones aceleradas, debíamos irnos del lugar. Al parecer él pensaba igual que yo ya que me alejó un poco para observarme de frente, su ceño se encontraba levemente fruncido y sus ojos me miraban atentamente.— Debemos movernos ¿Está bien? —susurró con expresión alarmada.— Es hora.

Asentí es respuesta y tras retener el aire en mis pulmones me posicioné a su par, Jungkook se asomó cuidadosamente con la intensión de analizar nuestra realidad, fue en ese momento que el mundo se detuvo y un grito salió de mi garganta raspando todo mi interior.

—¡Jungkook! —las lágrimas no tardaron en salir de mis ojos, el shock me invadía y mi cerebro no lograba procesar que ocurría en realidad.

—¡C-corre, Anne! —un grito de dolor finalizó su petición, grito que me trajo de golpe a la realidad.

Con la mirada busqué que podría servirme para derribar aquel muerto viviente que mordía sin piedad el cuello de Jungkook. Vidrio, fue lo único que pude distinguir con la poca iluminación del lugar, así que sin tardar un segundo más tomé la rota botella de vidrio para luego voltearme y apuntar hacia adelante con la completa intención de terminar de asesinar a esa cosa.

—K-Kook... —mis ojos amenazaron con salirse de su órbita.— No.. —mis piernas flaqueaban mientras tomaba con mis dos manos el objeto filoso y retrocedía negando, las lágrimas nuevamente corrían por mis mejillas.

Tardé demasiado, sus ojos estaban vacíos, toda la calidez que normalmente poseían había desaparecido dejando aquellos bonitos ojos que tantas veces produjeron mariposas en mi interior llenos de frialdad, sangre caía de su cuello y de sus labios, el otro infectado por alguna extraña razón ya no se encontraba, solo estaba lo que quedaba de él y yo en el lugar. Él se acercaba a pasos torpes y yo retrocedía sin creer lo que mis ojos veían.

—Por favor no te acerques, por favor, por favor.. —murmuré entre lágrimas al infectado que tenía frente a mí.— Por favor, Kook —hipeé.— No me hagas esto, no me dejes, no así.

Dio otro paso haciendo caso omiso a mi ruego, esta vez al retroceder la fría pared a mis espaldas detuvo mi insignificante intento de poner distancia entre nuestros cuerpos. Hasta aquí había llegado, este sería mi crudo final. Un gruñido salió de los labios de Jungkook mientras tomaba impulso para tirarse sobre mí, el miedo recorría todo mi ser lo cual provocó que la improvisada arma que sostenía entre mis manos cayese dejándome completamente indefensa, fue en ese momento cuando lo que quedaba de Jungkook se abalanzó sobre mí.

—¡No! ¡No! ¡No! —mis ojos se cerraron ante el impacto mientras empujaba inútilmente el cuerpo muerto de Jungkook.— ¡Jungkook, no!

—¡Hey! ¡Anne! —podía escuchar a mi lado como este me hablaba, pero aún así el miedo me impedía abrir mis ojos, lo único que podía hacer era continuar empujando aquel cuerpo.— ¡Basta! —un brusco movimiento capturó mis manos y mis ojos se abrieron finalmente.— F-fue un sueño. —mi respiración junto con mi ritmo cardíaco se encontraban acelerados, no lograba distinguir lo que tenía en frente.— soy yo, hey... Mírame.

30 minutes ; Jeon JungkookWhere stories live. Discover now