VI

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El ambiente del lugar estaba tenso, Hoseok y Jungkook no se quitaban el ojo de encima teniendo una batalla interna donde solo ellos lograban entenderse, estaba claro que tanto ellos como yo no estábamos mental ni físicamente preparados para volver a la realidad que nos rodeaba. Ni una palabra salía, el nudo en mi garganta no me dejaba formular ninguna oración y el miedo que repentinamente volvió a mi cuerpo no ayudaba.

—Y-yo iré. —junto a un tartamudeo Hoseok terminó por cortar el silencio. Su mirada ya no se encontraba en Jungkook, esta vez estaba en el pequeño Baek quién parecía hervir en fiebre, sus mejillas rojas y tenue sudor lo delataban.

Jungkook pareció analizar sus palabras con detenimiento, podía notarlo por su ceño fruncido y mirada perdida. En cuestión de minutos negó llamando de alguna manera la atención de Hoseok ante aquel movimiento de cabeza.

—No. —murmuró.— No puedes ponerte en peligro de esa manera cuando tienes a Baek aquí necesitando de su hermano mayor. —un suspiró salió de sus labios y el silencio reinó nuevamente en el lugar. Podía notar su lucha interna.— Yo lo haré, iré solo.

Mis ojos se abrieron más de lo normal y mis sentidos se pusieron en alerta apenas logré procesar que las palabras de Jungkook no habían sido una alucinación.

—Entonces yo también iré. —el nudo anteriormente en mi garganta se esfumó como por arte de magia permitiéndome finalmente hablar.

La mirada de Jungkook cayó en mí por primera vez en mucho rato. Su mirada era fría lo cual provocó un ligero escalofríos en mi espina dorsal.

—Tú no irás, eso no entra a discusión. —habló tajante.

Mi ceño se frunció y mi cuerpo terminó por tensarse trayendo la adrenalina de golpe a mi sistema ante la controladora mirada del pelinegro.

—No te estaba preguntando, Jeon Jungkook. —escupí de la misma manera sintiendo como poco a poco comenzaba a sentirme a la defensiva ante su repentina actitud. —No necesito tú maldito permiso, no soy una niña y tú no eres mi padre como para poner autoridad sobre mí.

El desconcierto inundó sus ojos, claro estaba que nunca me había dirigido hacia él de esa manera, pero en estos momentos y en esta situación mis sentimientos se encontraban a flor de piel. La idea de Jungkook caminando solo por las calles de Seúl rodeado de muertos vivientes comenzaba a atormentarme gracias a la vívida pesadilla, no podía dejarlo solo, no lo haría.

—Kim Anne, no me interesa tú palabrería, he dicho que no vas y se acabó.

Estaba lista para contraatacar cuando Jungkook se levantó de golpe de su lugar dejándome con las palabras en la boca. Mi mirada cayó en el incómodo Hoseok, quién observaba la situación en completo silencio manteniéndose al margen de nuestra pequeña discusión, la mirada de este estaba a mis espaldas observando a Jungkook.

—No te atrevas a salir de esa puerta sin mí, Jeon Jungkook. —hablé mientras me levantaba de mi lugar y me giraba sobre mi eje para observar como este amarraba los cordones de sus botines.

No hubo respuesta de su parte, me ignoraba. Rápidamente y sin perder mayor tiempo tomé mis zapatillas, las cuales se encontraban a un lado de la puerta de entrada para luego abrir esta y salir de lugar.

—Demonios, Anne. —pude escuchar a mis espaldas la maldición de Jungkook y luego sus pasos apresurados chocando con la tierra del camino, así que en movimientos rápidos puse como pude mis zapatillas en su lugar y comencé a abrirme paso.— ¡Ya basta, mujer! —gruñó mientras tiraba de mi brazo deteniendo mi caminar logrando que quedemos frente a frente, sus ojos demostraban irritación y podía jurar que también desesperación.— No me hagas esto, no puedes ir.

30 minutes ; Jeon JungkookWhere stories live. Discover now