I

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Las lágrimas no paraban de caer por mis ojos. Todo fue tan rápido que aún no lo podía digerir, ¿Cómo podía estar pasando todo esto? ¿Qué clase de pesadilla era esta? Todo se sentía tan real, pero no podía serlo... era ilógico.

Las piernas me dolían, podía sentir como mi pierna derecha tenía ligeras palpitaciones por el golpe que me proporcioné al saltar de la ventana de mi habitación con la intención de huir; de huir de mi propia familia. Jungkook llegó en el momento exacto cuando mi madre —o lo que parecía ser ella— saltó torpemente de la ventana con la intención de seguirme, el shock que tenía no me permitió hacer nada, solamente esperar por ella.

Jungkook junto con un bate o algo que según yo era un bate corrió y golpeó su cabeza, puedo escuchar aún los sonidos de su cráneo siendo destrozado.

Él lo había hecho, la había matado frente a mí sin piedad alguna y ahora me arrastraba junto a él. Su mano se encontraba envolviendo la mía, manteniéndome cerca y a su ritmo a la vez que me obligaba a seguirlo. Las lágrimas acumuladas en mis ojos no me dejaban ver dónde estábamos, mucho menos hacía donde íbamos, ¿Debería correr de él? Es un asesino, ¿No? Mi estado no me dejaba si quiera razonar con claridad, me encontraba en un limbo donde lo único que podía hacer era llorar y dejarme guiar.

—C-creo que aquí estaremos bien. —le escucho tartamudear en un susurro al momento que detuvo nuestro andar y soltó su agarre.

No digo nada, me quedo de pie en el lugar que él me dejó mientras observo el suelo de lo que parece una casa, una que no es mía ni mucho menos de él. Sollozos es lo único que escucho y estoy segura de que esta vez no son míos, lentamente observo al chico que conozco desde los tres años. Ahí estaba, sentado en un pequeño sillón abrazándose a sí mismo mientras lloraba en silencio, puedo notar como intenta no soltar sollozos por la manera en la que aprieta sus labios.

—La mataste. —logro formular finalmente sintiendo como la impotencia y la adrenalina comienzan a recorrer mi cuerpo.

Mi comentario logró llamar su atención, una mirada de incredulidad es lo que recibo de su parte mientras seca sus lágrimas.

—¿De qué hablas Anne? —respondió en un murmuro.

—¡La mataste Jungkook! —grito sin poder evitarlo, alarmándolo. —¡Lo hiciste en frente mío, maldito asesino!

Jungkook se levantó de su asiento y avanzó hacía mi dirección como un rayo con la intención de tocarme, lo noté por como intentó llevar su mano a mi rostro, a mi boca en específico.

—¡No me toques, imbécil! —lo empujo lejos evitando su tacto. —¡Te odio!

Y como si una fuerza sobrenatural me atravesara me tiré sobre él provocando que ambos cayéramos al suelo para luego comenzar a golpearlo con todas mis fuerzas. Jungkook no hacía nada, sólo lloraba y se quejaba en silencio, en shock por mi reacción. No fue hasta que tomé aire y bajé la guardia que él se movió bajo de mí y en un movimiento ágil cambió nuestros lugares. Ahora él se encontraba sobre mi cuerpo, atrapando mis manos entre las suyas y el suelo.

—Por favor, Anne —susurró suplicante. —Guarda silencio, nos escucharán.

Su voz y expresión de súplica dejaron en evidencia todo el miedo y desesperación que sentía haciendo que la rabia que minutos antes sentía se esfumara por completo trayendo de vuelta la angustia, confusión y dolor a mi sistema. Mi mirada se encontraba en la suya por lo que cuando sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas los míos hicieron lo mismo.

—Oh, Jungkook... —susurré al igual que él, sollozando en silencio.

Él solo negó y cerró sus ojos haciendo que sus lágrimas cayeran en mi rostro, un pequeño sollozo se escapó de entre sus labios y dejó caer su cuerpo sobre el mío soltando mis manos para aferrarse a mi cuerpo en un abrazo. Mis brazos cayeron en su espalda abrazándolo fuertemente, buscando y dando todo el consuelo que ambos necesitábamos.

30 minutes ; Jeon JungkookМесто, где живут истории. Откройте их для себя