Momentos Sakura y Shaoran

Sakura y Shaoran 29

Ya no puedo concentrarme en las clases, su pelo rojo se interpone entre mis ojos y la pizarra; ella cada vez me gusta más, tanto que no puedo dejar de pensarla; tengo tanto miedo, mi corazón no soportaría su rechazo, ella es muy especial para mi, la mas especial de todas.

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—Oye Shaoran, ¿Quieres ir conmigo a comprar unas cosas que necesito? Veras, Tomoyo me iba a acompañar, pero le surgió algo y no quiero ir sola, di que si por favor.

—Bueno pues yo...

—¡Ay gracias! Sabía que aceptarías. —Saltó de la emoción—. Bueno entonces a la salida nos juntamos.

—Si, está bien —le confirmé.

Su sonrisa era cálida, abrazaba mi alma cuando la mostraba; me sentía tan vulnerable ante ella, postrado a su ademanes, jamás me negaría a acompañarla hasta el fin del mundo.

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Ella se probaba las prendas de vestir y me preguntaba si le quedaban bien; para mi Sakura las hacía lucir únicas a todas, no era objetivo en mis juicios puesto que, no había ante mis ojos nada que ella no pudiera embellecer.

—¿Esta te gusta? —me cuestionó; era un vestido rosa que le daba por encima de las rodillas terminando en ondulaciones con bordes blancos; me quedé absorto—. ¿No?

—Sakura... perdoname si no te he sido útil —le expresé—. Todo lo que has probado luce excepcional sobre tu piel.

Ella que miraba al espejo se volteo hacia mí, clavando sus ojos verdes en los míos; mis piernas temblaron y sentí que el aire me faltaba.

—Lo siento —enuncié y salí corriendo del lugar.

Me dirigí hacia el parque pingüino donde me senté sobre los columpios.

Mis emociones estaban desbordadas, quería decirle lo que sentía, pero sabía que ella había sufrido hace poco una decepción y temía causarle más daño; además... ¿Qué respuesta obtendría? Mi corazón no podría resistir su rechazo.

—Shaoran, eso no se hace —escuché su voz en reclamo—. ¿Por qué me dejaste ahí sola? Muy mal de tu parte.

Siguió acercándose y mi corazón se estrujó más, se veía tan hermosa y dulce, puso sus cosas en el columpio de al lado y se paró frente a mi.

—Si puedo ayudarte en algo solo dilo, y buscaremos la forma juntos —Sonrió, acercando su rostro al mío; la abracé automáticamente.

—Shaoran... —soltó suavemente.

El viento sopló, haciendo compañía al silencio; podía sentir su respiración y de seguro ella la mía; me dispuse a soltarla, pero sus brazos se posaron sobre mi cuerpo.

—No te preocupes, pase lo que pase todo estará bien —declaró.

¿Continuará?